Judith Hill y su funk prenden la Zurriola
Hill ofrece un espectáculo inolvidable que mezcló fuerza vocal, groove, sensibilidad e intensidad emocional
Pablo de León
San Sebastián.
Sábado, 26 de julio 2025, 02:00
Judith Hill apareció sobre el escenario Keler Gunea envuelta en un aura de misterio funk y una silueta plateada, contrastando con el encapotado cielo ... donostiarra. La cantante y multiinstrumentista californiana, quien fuera corista de Michael Jackson y protegida de Prince, ofreció en el Jazzaldia un concierto electrizante que combinó soul incendiario, psicodelia y un mensaje de empoderamiento que caló hondo entre los numerosos asistentes reunidos junto a la playa de Zurriola.
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El arranque fue la parte más discordante de toda su actuación. Su apuesta por 'Give your love to someone else', una pieza relativamente tranquila para lo que suele interpretar Hill, sirvió de aviso a la audiencia de lo que les esperaba a lo largo de la noche: un virtuoso rango vocal lleno de sentimentalismo.
Acto seguido, fue el turno de su demoledor 'Runaway Train' que puso el motor en marcha con un groove tan poderoso que transformó la tarima en un campo magnético. Acompañada de una banda compacta —con especial mención al bajista Peewee Hill y la batería apisonadora de Shadrack Oppong— Hill abrió la veda a su energético e intenso dominio de la guitarra.
La actuación de la californiana, enmarcada en la presentación de su álbum Letters from a Black Widow (2024), va más allá de ser un mero recital de soul moderno. Todo lo contrario, es una declaración de principios. En 'Burn It All', Hill desgarra su voz en un crescendo casi gospel, con una letra que clama por el renacimiento personal a través del fuego, como una Venus soul surgida de las cenizas del trauma.
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La comunión entre artista y público llegó a su máximo con la interpretación de 'Flame' y 'We are the power'. Durante estas piezas, la cantante pidió al público que «corriera el caos y prendieran la playa», además de solicitar su colaboración para corear cada letra de la palabra power. La californiana logró convertir la arena de la playa en una pista de baile e invitó a la audiencia a menearse sin ningún miramiento, hipnotizados por un contundente ritmo funky.
El repertorio equilibró lo introspectivo con lo festivo. 'You Got It Kid', con su contagioso riff de guitarra wah-wah, encendió los cuerpos en modo baile; mientras que en 'Black Widow', Hill se sentó al piano y desplegó una sensibilidad casi cinematográfica, compartiendo su introspección con cada miembro de la audiencia.
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Bajo las luces púrpuras de la Keler Gunea y con el rumor del mar a escasos metros, Judith Hill, con la voz al límite pero intacta, dejó un último suspiro vocal que se perdió entre los vítores. Cerró un impecable concierto en el que demostró que todavía se puede entretener y cautivar con música llena de honestidad, emoción y alma.
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