Izaro en el escenario de la playa, ante las miles de personas que acudieron a verla en el arranque de este miércoles. DV

La bici de Izaro y el perro de un gigante llamado Rufus

El backstage. De cómo una de Mallabia puede ser profeta en Donostia / Wainwright 'hace campaña' por Kamala / William Parker busca txistu en Erviti

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Jueves, 25 de julio 2024, 02:00

Hace un par de días Izaro llegó en su bici desde casa, como una vecina donostiarra más, a pisar el escenario de la Zurriola ... en pleno montaje. Este miércoles esa chavala de 30 años volvió al mismo escenario convertida en gigante para actuar ante decenas de miles de personas en una original fiesta de glamour y empoderamiento, o así. Este Jazzaldia que otros años arrancó con Joan Baez o Jamie Cullum empezó anoche con una joven de Mallabia afincada en Donostia y proyectada al mundo. Izaro es un cruce de estilos, territorios y generaciones, como una Joan Baez de acento vizcaíno que salta como una Rosalía del Urumea. Sus mezclas desconciertan: es el mayor elogio para una artista. Donostia fue una fiesta con la chica de la bici.

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Rufus, de Donostia a Japón

También llegó al Kursaal tranquilo, después de celebrar su cumpleaños en el escenario de Mallorca. Rufus Wainwright cerraba en el Kursaal su gira europea y estaba relajado: de aquí volaba a Japón para un un único concierto. Solo, con su piano y sus guitarras, regaló una gran tarde plagada de 'monólogos' y con dedicatorias a la «maravillosa» Kamala Harris y a su marido (el de Rufus, no el de la demócrata norteamericana). Es otro artista que se crece en el escenario y luego, en la vida real, tiene problemas para que acepten a su perro en su hotel o en los restaurantes. En Donostia, también.

De Sílvia a Marisa

En ese Kursaal resonaban aún este miércoles los ecos de la víspera: el concierto de Sílvia Pérez Cruz del martes fue una experiencia casi mística para las 1.800 personas que llenaron el auditorio. La catalana repite visitas a Donostia pero siempre se reinventa y siempre llena. Es lo que responde Miguel Martín cuando le 'acusan' de programas muchas veces los mismos nombres: «El público los demanda y las entradas se agotan al poco tiempo de salir a la venta». Es lo que ocurre, por ejemplo, Diana Krall, que el domingo volverá a llenar el Kursaal. El caso de Sílvia era esta vez más arriesgado: su gira está tan apretada que solo podía venir a Donostia la víspera del inicio oficial del Jazzaldia. La organización se inventó esa especie de 'prólogo' y los resultados le dieron la razón. El público alucinó con la mezcla atrevida de ritmos y experimentos con los que la catalana contó su vida musical.

Y al Kursaal llega esta tarde Marisa Monte, la brasileña que ansiaba el festival desde hace tiempo. Entre quienes estarán aplaudiéndole figurará Fernando Trueba, el director que más sabe de los ritmos brasileiros. Trueba presenta mañana en Tabakalera la proyección de 'Dispararon al pianista' dentro del ciclo Jazzinema, y aprovecha para repetir una de sus felices incursiones en el Jazzaldia donostiarra.

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Leyenda busca txistu

También disfruta del Jazzaldia desde el inicio William Parker, el premiado de este año y toda una leyenda. Este miércoles atendió a los periodistas y esta mañana ofrece en San Telmo el primero de los conciertos que dará estos intensos días en el festival (repite el sábado en la Trini y el domingo en el Victoria Eugenia). Ayer el artista entró a Erviti, la histórica tienda musical, ahora en la Avenida de la Libertad, interesándo por un txistu, porque se le ha metido en la cabeza la idea de introducir un instrumento vasco en alguno de sus recitales. ¿Compró? ¿Solo probó? Pronto veremos el resultado.

Brad no quiere fotos

La Plaza de la Trinidad es el alma del Jazzaldia. Hoy se estrena, con el formato que adquirió tras la pandemia: más ordenada, con 1.500 entradas numeradas. Se ha perdido el fresco caos de antaño pero se ha ganado en comodidad. Y el estreno llega por todo lo alto, con el cuarteto de Brad Mehld au, otro de los grandes que repite. El pianista norteamericano viene esta vez en cuarteto con el saxofonista Chris Potter, John Patitucci al bajo y Jonathan Blake como batería. No permiten fotos. Completa la velada la coreana Youn Sun Nah.

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P.d. Qué buenas son las matinales de JazzEñe en el Victoria Eugenia, encuentro del nuevo jazz español. La almeriense Trinidad Jiménez abrió este miércoles el ciclo con su luminosa colección de flautas. «Durante años he estado de público en esas butacas y hoy estoy en el escenario», saludó. Una historia feliz en un festival de historias felices.

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