El Malandain Ballet Biarritz interpretó 'Las estaciones' en el Victoria Eugenia. Borja Luna
Crítica de danza

Pétalos negros

Dos compositores italianos coetáneos y un mismo interés por los ciclos de la naturaleza dieron lugar a sendas partituras casi homónimas. Mientras 'Le quattro stagioni' ( ... 1725) de Antonio Vivaldi rápidamente gozaron del favor del público, 'Le quattro stagioni dell'anno' (1726) de Giovanni Antonio Guido son unas grandes desconocidas para la mayoría de la gente. La contraposición de ambas músicas ofrece a Thierry Malandain la oportunidad de crear mundos paralelos en su lectura de 'Las estaciones' (2024). Anoche el Malandain Ballet Biarritz (MBB) inauguró su tradicional temporada estival en el Victoria Eugenia con la segunda visita a los escenarios donostiarras de esta producción, tras su paso el año pasado.

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Las estaciones

  • Compañía Malandain Ballet Biarritz.

  • Coreografía y dirección Thierry Malandain.

  • Música Antonio Vivaldi y Giovanni Antonio Guido.

  • Lugar Teatro Victoria Eugenia.

  • Fecha 31-07-2025.

  • Aforo 513 personas.

Comenzando desde la primavera, Malandain engarza alternativamente las estaciones de sendos compositores, de manera que los fragmentos de Vivaldi representan la realidad en contraposición a las escenas de Guido, que evocan un mundo idealizado. Esta yuxtaposición de autores y de realidades alternativas supone el empleo de diferentes estilos coreográficos. Así, el lenguaje neoclásico del coreógrafo galo florece en las partes de Vivaldi, mientras que se acude a la danza barroca francesa o 'belle danse' para insuflar vida a las estaciones de Guido. La aparición de unos personajes alados en el impasse de cada cambio de temporada despliega un halo de incertidumbre, si bien, en el desenlace queda patente su función como enfadados mensajeros de la fragilidad de la naturaleza y del ser humano. En el plano de lo simbólico, los 95 pétalos negros que cubren el ciclorama contribuyen a reforzar esa idea del momento crítico que vive la Madre Tierra por la mano del hombre.

En la escritura coreográfica, las populares estaciones de Vivaldi se representan en escenas corales, en las que Malandain da buena muestra de su oficio como coreógrafo en el meticuloso dibujo de cánones – misma frase coreográfica ejecutada a distinto tiempo por diferentes bailarines– y en el ágil movimiento del grupo. Las casi ignotas estaciones de Guido hacen un guiño al estilo noble francés, en una clara alusión al embrión primigenio de lo que posteriormente llegaría a ser el ballet romántico y clásico en el siglo XIX. Con una hora de duración, Malandain demuestra mano y oficio, resultando un trabajo bien elaborado y bailado con solvencia por el ensemble de Ballet Biarritz, que, ayer, levantó el telón un par de veces, amén de conseguir una calurosa salva de aplausos de cinco minutos. Hasta el próximo domingo, restan aún tres funciones para acercarse al trabajo de Thierry Malandain, en la cuenta atrás para su despedida de la compañía biarrota.

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