Josu Okiñena, junto a supiano, en su domicilio donostiarra, en donde haaprovechado el confinamientopara profundizar en sustrabajos. ARIZMENDI

«Hay formas de acercarse al público joven que no pasan por el recital a lo clásico»

Investigador y pianista ·

El intérprete donostiarra ofrecerá el próximo día 5 en Donostia un concierto con obras de Beethoven, tras seis meses alejado de los escenariosJosu Okiñena Investigador y pianista

Alberto Moyano

San Sebastián

Lunes, 24 de agosto 2020, 07:14

El pianista Josu Okiñena (Donostia, 1971) regresará a los escenarios, tras seis meses de ausencia, el próximo día 5 en el Victoria Eugenia de San ... Sebastián para ofrecer un concierto con motivo del 250 aniversario de Beethoven. Okiñena, que acaba de reunir en 'Les introuvables' once piezas del Liszt tardío fruto de tres años de trabajo, considera que su faceta de intérprete es «indisociable» de la investigador y reconoce que tocar en directo no tiene nada que ver con hacerlo para una grabación. «Son dos mundos», afirma.

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– ¿Qué le atrajo de ese repertorio del Liszt crepuscular que ha grabado en 'Les introuvables'?

– Sobre todo, la gran diferencia con lo que ha trascendido de Liszt. Los pianistas le tenemos como un referente, por supuesto es el mejor de todos los tiempos. Siempre lo hemos relacionado con desarrollar estrategias pianísticas, pero poco a poco, profundizando en el compositor Liszt, me encontré con un repertorio que para mí era absolutamente nuevo y desconocido, y que creo que lo sigue siendo. Tengo amigos especialistas y colegas que se han quedado sorprendidos con el repertorio seleccionado porque todos creemos que lo conocemos, pero cuando indagas y te das cuenta de que ha escrito más de 3.500 obras para piano, te echas a temblar.

– Una obra que se conserva en su Museo Memorial de Budapest.

– Así es. Yo me quedé sorprendidísimo cuando empecé a encontrar allí música que perfectamente podía estar compuesta en el siglo XX.

– Liszt escribió las obras que usted ha grabado afligido por las muertes en su entorno y en estado de depresión. ¿Qué puede transmitir esa música al ciudadano de hoy en día?

– Nos invita al recogimiento y a la reflexión, y además, el que estamos viviendo es un momento idóneo para acudir a un repertorio como éste porque es absolutamente intimista, acogedor, pero siempre mirando hacia dentro.

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«Liszt fue un showman en el siglo XIX, el que inventó el recital para piano y el que arrastraba masas»

– ¿Fue el momento de mayor madurez de su trayectoria?

– Sin duda. Algunas de las obras que recojo en 'Les introuvables' las empieza a componer cuarenta años antes de su publicación. Las va revisando a lo largo de su vida hasta hacer la versión definitiva.

– Quizás, cuando encuentra el estado de ánimo propicio para hacerlo...

– Efectivamente. Yo creo que ya se despoja de todos los condicionamientos sociales porque no hay que olvidar que Liszt fue un showman en el siglo XIX y el que inventó el recital para piano y el que arrastraba masas. Evolucionó hacia un recogimiento total y por eso se ordenó en las órdenes menores franciscanas, entró en asociaciones relacionadas con la espiritualidad y acabó encerrándose en su casa de Weimar con un grupo de alumnos a los que atendía uno o dos días por semana. El resto del tiempo se dedicaba a componer y yo creo que lo hacía para sí mismo.

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– Usted es primero investigador y luego intérprete. ¿Necesita hacerlo en este orden?

– Es indisociable, inseparable, como un bucle. Necesitas ahondar en el contexto histórico del compositor para interpretar, pero al hacerlo descubres nuevas cosas que te devuelven a los documentos históricos para analizarlos desde lo que has descubierto en las sonoridades. Es algo inseparable. Mi condición de doctor está ahí y es evidente que dedico parte de mi actividad profesional a la investigación, pero creo que todo verdadero intérprete es también investigador, aunque no lo constate a través de un proyecto de investigación.

«Necesitas ahondar en el contexto histórico del compositor para interpretar sus obras»

– Más allá de los contextos históricos, también necesitará profundizar en sus personalidades...

– Sin duda. Y una vez que lo has hecho, ves que cada obra recoge el entorno en el que fue creada. Lo fundamental es que con toda esa información, como intérprete dejes volar tu imaginación porque recrea esas situaciones. Por supuesto, si nos dan los mismos documentos cada uno los vamos a interpretar de forma distinta porque cada cual tiene sus vivencias y su subjetividad.

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– ¿Le ha sucedido en alguna ocasión que tras investigar algún repertorio haya concluido que ha envejecido mal?

– Cuando el arte es bueno mejora con los años y con el tiempo. Va actualizándose y pienso que ésa es su característica fundamental. Una composición es más rica cuanto más comunica a lo largo de los siglos.

– ¿Existe un hilo conductor en su discografía?

– Sin duda. En primer lugar, alterno el repertorio internacional con los compositores vascos y en estos últimos años me he dejado llevar mucho más por el mundo del color y los ambientes que por el de la forma.

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– ¿Qué quiere decir?

– Que quizás me recreo más en la sonoridad. Por eso elijo un repertorio que no tiene una forma tan claramente definida, como puede ser el centroeuropeo, y tiro por el afrancesado, en cuya línea se sitúan los compositores vascos y también Liszt. Ahora sí estoy trabajando en un repertorio más germanófilo.

– ¿Qué supone Aita Donostia en su trayectoria?

– Un compañero de vida.

– Es su quinto disco con Sony Classical. ¿Es más leal el comprador de discos de música clásica que el de otros estilos musicales?

– Cuando publicas un disco y lo envías, muchas veces te contestan que ya no tienen dónde reproducirlo. La gente ya no escucha a través de un lector de CD. Se hacen unas tiradas cortas para todos aquellos aficionados coleccionistas, que siguen teniendo CD's y LP's, pero hoy en día el disco funciona por plataformas digitales. Spotify e iTunes son los canales por los que se produce la comunicación.

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«En la hostelería hay más riesgo que en un concierto, pero el machaque ha sido mayor con la cultura»

– ¿Y se lo toma con filosofía o le desespera?

– Me lo tomo con filosofía. Creo que son nuevas formas. Yo mismo tengo un equipo de música estupendo conectado al ordenador y escucho cantidad de música en plataforma digital, me encanta. Y además, tengo los discos. Es como el libro: evidentemente, echo mano de los digitales, pero para mí el placer de estar oliendo el pegamento y el papel no tiene comparación.

– ¿Qué diferencias hay entre la sensación de grabar y la de interpretar en directo?

– Son dos mundos, no tienen absolutamente nada que ver. Cuando grabas estás experimentando y haciendo muchas pruebas, y al final lo más difícil es seleccionar con cuál te quedas. Esto mismo sucede en el directo, pero como estás ya ante el público lo que decidas será inamovible. Es mucho más viva la música en directo que una grabación, pero creo que se pueden hacer grabaciones estupendas que quedan ahí como referentes para los tiempos.

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– La pandemia se ha cebado con el formato del directo.

– Absolutamente. El formato del concierto ha sido de los más castigados y creo que debemos hacer una reflexión muy importante con este tema porque no me parece que una actuación en público sea tan peligrosa, si se lleva a cabo con las medidas oportunas. Tenemos que tener más cuidado con otros elementos, como la hostelería, en donde al contrario que en un concierto, no llevamos mascarilla. Sin embargo, el machaque ha sido mucho mayor para el sector cultural.

–¿Cree que quizás debido al miedo ha habido un cierto ensañamiento?

– No me atrevería a decirlo porque todos los que están gestionando la pandemia en este momento lo hacen por primera vez. Nadie ha vivido antes una y con honestidad, hay que tener la suficiente claridad para decir que quienes la están gestionando, mejor o peor, es la primera vez que lo hacen, igual que a nosotros es la primera que nos toca vivir.

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–En todo caso, hay una gran incertidumbre en torno al futuro.

– Es generalizada y afecta a todos los sectores, pero sí opino que de las incertidumbres y de las crisis salen nuevos órdenes. Estoy convencido que la cultura como bien necesario va a sobrevivir a esta pandemia porque el ser humano la necesita como el comer.

– Y como docente en Musikene, ¿qué les dice a sus alumnos?

– Que no pierdan la confianza y que amen lo que están haciendo, que den de sí lo mejor que tienen.

«He estado sin acercarme a un escenario seis meses, en los que he tenido diecisiete cancelaciones»

– Sin embargo, sí parece que hay una brecha generacional que dificulta que los jóvenes se acerquen a la música clásica.

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– No se incorporan nuevos públicos a los formatos antiguos de música clásica, pero ahí está el clic que tenemos que hacer como sociedad para llevar esto a otras gentes. Hay cantidad de posibilidades de acción que no son el recital a lo clásico.

– ¿En qué está pensando?

– Se me ocurren un millón de ideas, pero por ejemplo me parece que un punto buenísimo puede ser la interacción entre distintas artes.

–¿Cómo afronta el concierto de homenaje a Beethoven del próximo día 5 en Donostia?

– Estoy emocionado porque será el primero después del confinamiento. Me han cancelado diecisiete conciertos. Los últimos los hice el 4 y el 5 de marzo en Donostia y en Lezo, y a a los seis días estábamos confinados. Luego supe que algunos asistentes habían estado bastante graves con el Covid-19. Yo he tenido la suerte de no contagiarme, pero si tengo que pasar la enfermedad, la pasaré. Después de seis meses sin acercarme a un escenario, voy con especial emoción, también porque es mi ciudad.

– ¿Cómo ha vivido este tiempo?

– Intentando buscar lo mejor de la situación que se ha presentado. He vivido muy centrado en el estudio y en la investigación, y en encontrarme conmigo mismo, en un ejercicio que muchas veces el vaivén de los aviones, de los aeropuertos y de los viajes no permite realizar.

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