Una feria de Sevilla para recordar
Puerta del Príncipe para Perera, Luque y Roca Rey y la pureza del toreo de Juan Ortega en unos festejos con muy alto nivel ganadero donde destacó Santiago Domecq
Manuel Harina
San Sebastián
Lunes, 29 de abril 2024, 02:00
Enero o febrero suele ser el momento en que la empresa Pagés hace públicos y definitivos los carteles de la Feria de Sevilla. Larga, 14 ... festejos: semana de prefería y semana de feria, pero siempre esperada con expectación porque es la primera de las grandes y la antesala de San Isidro. Anunciadas las figuras, los que llaman a la puerta y un puñado de toreros sevillanos con muchas ganas y pocos contratos en busca de la oportunidad.
Y este 2024, la feria ha cumplido con sus expectativas, incluso para algunos las ha sobrepasado. En el aspecto ganadero que seis de los catorce encierros lidiados hayan respondido al concepto de lo que los aficionados esperamos de una corrida de toros, es algo excepcional y que además procedieran de cinco encastes diferentes raya lo imposible. Del 'maltratado' encaste Domecq se lidiaron la sobresaliente corrida de Santiago Domecq, de irreprochable trapío, brava, encastada y noble con un quinto toro 'Tabarro' que pasará a los mentideros ganaderos, y la noble, codiciosa y seria corrida de 'El Parralejo', ganadería al alza temporada tras temporada.
Por otra parte, Fermín Bohorquez está logrando recuperar para la lidia a pie su ganadería de encaste 'Murube'. Parece que unas gotas de sangre Domecq han servido para no perder lo fundamental de la casta, pero le ha dado altura al toro, conservando la nobleza y la humillación. La corrida de 'La Quinta' tuvo el interés de los 'Santacolomas', toros que necesitan toreros que manden y si eso se cumple, colaboran en lidias serias y profundas, nunca decepcionantes. Finalmente, las dos ganaderías 'duras', han mantenido su pabellón en alto. Victorino en su papel, una corrida de variadas hechuras y comportamientos, pero de emoción máxima; de hacer afición. Es difícil que quien la viera no vuelva muchas veces a la plaza. Y Miura es diferente, toros largos, altos, que miran, que buscan, que se fijan en el hombre, que implican una lidia y un toreo que muchas veces nada tiene que ver con el actual, pero que atraen y no aburren. El resto, en su papel de toros para figuras, entre desiguales y decepcionantes, mucho toro suelto con la etiqueta de colaborador que es lo que se lleva.
Los toreros
El primer paseíllo, el domingo 7, con un cartel de compromiso, de toreros buscando la oportunidad de encauzar la temporada soñada, dejó en la retina y en la memoria un nombre Juan García 'Calerito'. Para quien escribe un agradable descubrimiento y un nombre para la agenda. En la corrida de Santiago Domecq la recompensa para David de Miranda, un torero honrado, que torea poco y que se entregó cortando dos orejas al mejor toro de la feria. Tres puertas de Príncipe para tres figuras. Grandísima lección de Miguel Ángel Perera: la plenitud, el dominio y la torería después de veinte años de alternativa. La reivindicación del número uno, Roca Rey después de 'sufrir' dignamente una corrida de Victorino. Y la maestría en plenitud de Daniel Luque, que ha llegado a esa difícil facilidad de acertar con la lidia necesaria para cada toro.
Y además, nadie olvidará cómo paró Juan Ortega el tiempo la tarde del día 15 (Día mundial del Arte). No solo bordó el toreo con el capote, sino que los pases por alto, los ayudados y los naturales fueron un compendio de lo que supone la belleza y el arte en la composición de las figuras de toro y torero.
Tampoco nadie olvidará la gesta de Manuel Escribano. Herido en los lances de recibo a su primer Victorino; operado en la enfermería con anestesia local y saliendo a matar al sexto con hombría, con gallardía. Con dos redaños como dirían los revisteros antiguos. Lidia de pundonor, de lucha entre el hombre y la bestia, olvidándose de la herida. El resultado: puerta gayola, banderillas de poder a poder, faena a pecho descubierto y estocada entregándose. Dos orejas.
Recordando a Borja Jiménez, en plenitud; a Castella, asentado; a Urdiales, pureza y profundidad; a El Cid, quien tuvo retuvo; a Morante, sin suerte; a Pablo Aguado, toreo exquisito; a Emilio de Justo, poder y ansia de triunfo; a Urdiales, artista; a José Garrido, debe dar un paso más... Y al resto, todo el respeto para quien se viste de luces.
Antes de terminar permítanme una reflexión. ¿Cómo se las ingenia Joxin Iriarte para contratar para Azpeitia en enero a algunos de los que en abril han sido claros triunfadores en Sevilla? Todos los años acierta.
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