Fantasías fotográficas en lugares de cine

Sus fantasías fotográficas, a las que como indica el autor nunca les falta un toque de humor, pueden verse hasta finales de mes en Donostia, en la sala de exposiciones Alberto Fernández Ibarburu de la Sociedad Fotográfica de Gipuzkoa. «Coincidiendo con el Zinemaldia, la Fotográfica, de la que soy socio hace años, suele hacer una exposición relacionada con el cine, y yo ya llevaba dos o tres años esperando a que me tocara», afirma Elarre, que confía en que las actuales circunstancias no retraigan a los visitantes y la gente se anime a pasar un buen rato con sus montajes improbables.

Montajes que, como recuerda este diseñador gráfico y fotógrafo donostiarra con estudio en Pasai Antxo, surgieron hace muchos años como un divertimento, como una broma entre amigos, «un día en que La Concha estaba abarrotada de gente» y en un rincón un poco revoltoso de su cerebro tomó forma la imagen de Jack Sparrow irrumpiendo en el arenal, perseguido por un nutrido grupo de caníbales.

«Esa fue de las primeras que hice, pero ya he realizado más de cien, y otras muchas se encuentran a medias, en distintas fases de elaboración», dice Elarre, que se aplica la afición y el sentido del humor a sí mismo y no ha dudado en convertirse, Photoshop mediante, en el primer astronauta vasco. En realidad, ese programa de edición de fotografías no solo es la herramienta que hace posibles los montajes que integran el universo Donostiwood sino que, en cierto modo, es una de las razones que impulsó el proyecto.

«Con estos montajes, que nacieron como un proyecto personal y lo siguen siendo, no solo me divierto, sino que me sirven para probar cosas nuevas, para experimentar con técnicas y herramientas, algo que no puedes hacer con tanta libertad cuando tienes entre manos trabajos para los clientes», afirma. Como puede verse en su página profesional, Gorka Elarre se dedica a la fotografía, al retoque digital y al diseño gráfico. Y con las cosas de comer no se juega, pese a que jugando se aprenda mucho.

Podría haber jugado, experimentado y aprendido con cualquier otra temática, pero su afición al cine y a la televisión le llevó a jugar a las películas. «Después de pensar en varias cosas me pareció interesante convertir San Sebastián en un gran plató de grabación», recuerda.

Poco esperaba que una idea que en principio no estaba destinada al público tuviera tan buena acogida. «Empecé a hacer montajes y a compartirlos en mi Facebook personal. No habría más de diez, pero alguien se debió de fijar, porque una mañana me marché, y al volver tenía más de 900 seguidores. Tengo que reconocer que me pilló de sorpresa».

Donostiwood, el estudio cinematográfico imaginario de Gorka Elarre, ya empezaba a despegar, y aterrizó con espacio propio en la web, ya que es en donostiwood.com donde va ampliando la colección de montajes, aunque también es muy activo en su perfil de Facebook.

La exposición de la Sociedad Fotográfica recoge menos de la mitad de los fotomontajes cinematográficos realizados por Elarre, en los que tienen cabida todas las épocas de la historia del cine y la televisión, todos los géneros y todo tipo de personajes aunque, como es obvio, para que el guiño al espectador funcione y el efecto que busca sea redondo e inmediato, tanto los personajes o las escenas como los escenarios locales que convierte en localización de 'rodaje' tienen que ser fácilmente reconocibles.

«A veces encuentro el lugar que se convertirá en escenario de manera inesperada y luego busco la escena que mejor encaja en ese marco, y en otras ocasiones sucede justo lo contrario: selecciono un personaje o una escena y me lanzo a buscar el sitio en el que mejor encaja», afirma respecto al modo en que las imágenes sobre las que posteriormente trabajará van encajando entre sí, buscándose unas a otras. Y no niega que, desde que tiene activada la función de búsqueda de localizaciones, recorre la ciudad con otra mirada.

En estos momentos en los que dominar el arte del fotomontaje indetectable supone controlar un recurso de comunicación extremadamente poderoso y peligroso, los montajes cinematográficos de Elarre son inofensivos en la medida en que son evidente y claramente inverosímiles. El objetivo del artista es, sin embargo, que desde el punto de vista técnico «no se note el retoque». Aunque eso suponga ir las veces que haga falta a buscar la luz adecuada o el encuadre perfecto, «algo que lleva mucho tiempo».