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Almudena Carracedo: «Era importante no mostrar como monstruos a los miembros de La Manada»Secciones
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Directora de 'No estás sola'
Almudena Carracedo: «Era importante no mostrar como monstruos a los miembros de La Manada»La realizadora Almudena Carracedo (Madrid, 1972) presentará este viernes en los cines Príncipe de Donostia (19.30 horas) el documental 'No estás sola: la lucha contra La Manada' en la que, junto a Robert Bahar, recorre la historia de la violación grupal en los Sanfermines ... de 2016 a través de una polifonía de voces: desde las declaraciones de los perpetradores hasta el testimonio de la propia víctima, pasando por investigadores, autoridades, representantes institucionales, abogados, fiscales y dirigentes del movimiento feminista. El caso permite repasar una agresión anterior contra una joven de Pozoblanco y el asesinato de Nagore Laffage, el mismo día sanferminero de ocho años antes. El resultado es un retrato de la sociedad española entre desolador y optimista.
– El documental repasa hechos ya contados en su momento. ¿Cuál era el objetivo? Quizás pasar a limpio todo lo que sucedió...
– Por un lado, crear un mosaico que permita entender lo que pasó al verlo todo junto, así como mostrar el impacto social y la repercusión que tuvo el caso. Por otro lado, faltaba poner el foco en las víctimas supervivientes y en las personas que las acompañaron. Con estas dos ideas iniciamos un proyecto y también bajo la premisa de hacerlo con respeto y sin morbo. Era una manera de retomar un relato que había quedado contaminado por los abogados de los agresores.
– ¿Cuál fue la mayor dificultad? No habrá sido fácil convencer a esta polifonía de voces para que participara en el Festival su testimonio.
– No fue difícil, sino trabajoso en el tiempo. Nos acercamos con la premisa de hacer una película respetuosa y protegiendo el anonimato de las dos víctimas de La Manada. Y con el mismo objetivo entraron en el proyecto todas estas personas, que además fueron parte de esta historia.
– ¿Se propuso hacer un relato aséptico o de parte, en el sentido de ponerse del lado de la víctima?
– Hay toda una generación que no conocía esta historia que fue un punto de inflexión sobre las violencias que sufrimos las mujeres, pero al mismo tiempo es importante destacar que nuestra versión no es de parte, sino la avalada por el Tribunal Supremo. La versión de los acusados había quedado muy en el aire y se había difuminado lo que vivieron ellas. El cine es un medio de emociones también. Como documental, es riguroso, con un 'factchecking' brutal y una investigación muy larga, pero por otro lado, también es cine y como tal, nos parecía importante que la gente experimentara este viaje. La idea es que la película te meta en un túnel del que cuando salgas, puedas entender que las mujeres hemos sufrido todas algún tipo de violencia sexual. Es un problema social invisible que, sin embargo, existe.
– Da la sensación de que los miembros de La Manada habían hecho de la violación una forma de estar en el mundo.
– Nos parecía importante no mostrarlos como monstruos, sino de una manera compleja porque al fin y al cabo son hombres con unos valores horribles. Queríamos poner un espejo para que los espectadores se preguntaran: ¿en qué parte de esto os sentís representados?
– Parecía que el violador de antes era un señor solitario que aguardaba en la oscuridad, mientras que estas violaciones grupales se vinculan más a contextos bélicos.
– Es que esta idea del violador que te pilla por la esquina es un mito que responde a un porcentaje bajísimo. La mayor parte de las agresiones sexuales se dan en entornos con personas conocidas y en la familia. Por eso decía que complejizar la imagen del agresor es muy importante para entender que esta violencia nos rodea y en su mayoría la perpetra gente que conocemos.
– La defensa de los acusados, ¿hizo su trabajo o se excedió?
– No me compete a mí decirlo. Como ciudadano, no como cineasta, la película plantea esa pregunta. Entiendo que su legítimo derecho es cuestionar el relato de la víctima, pero ¿cuál es el límite de la defensa a la hora de defender a unas personas? En este caso, la víctima sufrió un acoso brutal, no sólo en el juicio, sino a nivel mediático.
– Hubo medios que aplicaron pésimas praxis profesionales que otros medios fueron los primeros en denunciar.
– Era importante deconstruir el caso para ver cuál fue la repercusión en la calle, pero también en los medios. No todos lo trataron de forma no respetuosa, pero sí hubo muchos medios televisivos y tertulias que hicieron una cobertura absolutamente morbosa. Le dieron una voz desorbitada a una de las partes y ese relato se multiplicó en redes. Contra ese relato, aparece el 'yo sí te creo' en las calles.
– El documental demuestra que si una de las dos partes guarda silencio –en este caso, la víctima–, su lugar lo ocupa la otra, pero en ningún caso queda vacío.
– Ésa es la pregunta a los medios. En primer lugar, se planteó como si las dos partes fueran igual, cuando en este sistema jurídico los acusados tienen derecho a mentir. Y en algunos medios se planteaban como dos versiones antagónicas, cuando una de ellas era parte de un proceso jurídico. La otra, formada por los testigos, tiene la obligación de decir la verdad. Ante esa negativa de las víctimas de entrar en ese juego y participar en el circo mediático, muchos medios decidieron que era mejor tener el testimonio de una de las partes que no tener ninguno.
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– Se da la circunstancia de que únicamente en los delitos sexuales se exige que la víctima tenga un comportamiento impecable.
– Lo que ocurre en estos casos es que son delitos contra la intimidad, por lo tanto, suele haber dos versiones. A la víctima de todos los delitos se le exige coherencia a lo largo del tiempo, pero el problema es que en un juicio sobre algo que pasó hace tres años hay cosas que se te empiezan a olvidar. Es importante entender que es normal que en este tipo de delitos existan contradicciones y además, son una garantía de que dice la verdad. Demuestra que no es un testimonio inventado y memorizado. Por otro lado, si a mí me roban el bolso o el coche no tengo miedo, ni vergüenza de decirlo y a nadie se le ocurre reprocharme que me he comprado un modelo que es normal que me roben o que a quién se le ocurre ir con ese bolso a las dos de la mañana, algo que constantemente se hace con las víctimas de violencia sexual. Esto exige a la sociedad un cambio de percepción para que las víctimas puedan denunciar. Ahora mismo, la mayor parte de las agresiones sexuales no se denuncian. ¿Por qué? A eso debemos responder.
– Aunque pocas veces se habla de este sentimiento, la vergüenza mueve el mundo.
– Pues sí. Esto es ya un lema en Francia con el caso Pelicot. Hay ciertas historias que de repente movilizan a la sociedad. Aquí fue La Manada y en Francia, el caso Pelicot. A través del cine podemos ayudar a que se vea que éste no es un problema de las mujeres, sino de toda la sociedad.
– ¿Cree que los miembros de La Manada se perciben a sí mismos como violadores o se creen un grupo de amigos muy seductores?
– Obviamente, es imposible entrar en su cabeza porque sus testimonios eran cuestionables en el sentido de que tenían derecho a mentir. Sin embargo, la película quería complejizar. Hay mucha gente que piensa que sabían perfectamente lo que hacían –incluso en el vídeo de la agresión se escucha «quillo, esto no tiene guasa»–, pero hay otros que creen que no tenían conciencia de la gravedad de los hechos. Aquí juega un papel importante la impunidad: cuando tú cometes un delito muchas veces y nunca te pasa nada, empiezas a creer que estás por encima del bien y del mal. Yo sí creo que ellos tenían conciencia de que algo no estaba bien, por eso la película trata de entender esta dinámica.
– Otro aspecto inquietante es que parece que una sucesión de casualidades sacó este caso a la luz y que de no haberse dado, podría no haber trascendido.
– Fíjese en que son muchas casualidades que no lo son tanto. Todo empieza porque una pareja en Sanfermines se acerca a una chica llorando. ¿En cuántas fiestas hemos visto a una chica llorando sin que nos hayamos acercado? Eso tiene mucho que ver con una concienciación social muy fuerte que hay en Navarra y que han trabajado desde el asesinato de Nagore Laffage. Pero no sólo eso: la investigación policial tiene que ver con unos protocolos fortísimos y muy trabajados junto al movimiento feminista. Y el acompañamiento que se hace de las víctimas también tiene que ver con esa concienciación social. Por eso, para nosotros era muy importante no demonizar los Sanfermines, sino hablar de ellos como unas fiestas pioneras frente a este tipo de agresiones.
– El argumento del documental es la agresión de La Manada, pero el tema, ¿es ofrecer una visión panorámica de la sociedad?
– Nos parecía importante que a través de tres casos entrelazados pudiéramos arrojar luz sobre la violencia sexual que experimentan las mujeres en todas las ciudades y pueblos del planeta. Empezamos por el caso de La Manada, que enlaza con la agresión de Pozoblanco, cometida dos meses antes por cuatro de los cinco agresores de Pamplona, y acabamos con el caso de Nagore, ocurrido ocho años antes. Con estas tres historias entramos en el #cuéntalo en el que miles y miles de mujeres relataron casos de violencia sexual. Se visibilizó algo de lo que no se había hablado nunca en este país.
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