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Chillida dialoga en San Telmo con las artes de la época en que se forjó como escultor
La muestra reúne más de un centenar de piezas de distintas disciplinas de artistas como Picasso, Miró, Tápies o Balenciaga
DV
San Sebastián
Viernes, 7 de junio 2024, 13:58
El Museo San Telmo se une al 100 aniversario del nacimiento de Eduardo Chillida y lo hace con una exposición temporal que pondrá a 'dialogar' ... al escultor hernaniarra con los artistas que compartieron su tiempo, como Henry Moore, Pablo Picasso o Cristóbal Balenciaga. La muestra reúne más de un centenar de piezas procedentes de una treintena de museos, fundaciones y colecciones privadas, entre las que destacan el Centro de Arte Moderna Gulbenkian y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, además del propio Museo San Telmo y Chillida-Leku, que ha decidido 18 obras del escultor para la ocasión.
'Una conversación: Chillida y las artes. 1950-1970', «lejos de elegir un ángulo monográfico, trata de ampliar la comprensión de Chillida inscribiéndolo en la trama cosmopolita de contextos, afinidades, referencias y sincronías de las artes de su tiempo, y de ponerlo en diálogo con las ideas y las prácticas de sus contemporáneos», señaló la directora del museo San Telmo, Susana Soto. La exposición se centra en las primeras décadas de su obra, en las que las artes, pero sobre todo la escultura, experimentaron en Europa y en el mundo un innovador momento de creatividad, tras haber superado el drama de la Segunda Guerra Mundial. «La obra de Chillida concentra muy bien la preocupación de su tiempo», destacó la comisaria de la exposición, María Bolaños.
LA EXPOSICIÓN
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Título: 'Una convesación: Chillida y las artes. 1950-1970'. Más de un centenar de obras pertenecientes a 30 colecciones.
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Artistas: Chillida, Oteiza, Picasso, Moore, Miró, Murakami, Godard, Tàpies, Bresson, List, Smith, Balenciaga...
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Fecha: Hasta el 29 de septiembre. Visitas guiadas martes y sábados, a las 10.30 en euskera y 18.00 en castellano.
Las esculturas y dibujos de Eduardo Chillida se presentan junto a la de otros grandes maestros del siglo XX de distintas disciplinas, como la escultura, la fotografía, la pintura, la danza, el cine o la moda. Destacan los grandes de la pintura en su mejor vocación escultórica, como Picasso y Miró; fundadores de la escultura como Arp y Julio González; Richier, Lobo y Giacometti en tanto que representantes de la figuración escultórica de la posguerra. También están presentes importantes informalistas y expresionistas abstractos, entre los que destacan Motherwell, Millares o Dubuffet; los mejores de la nueva escultura británica, como Moore, Hepworth o Meadows; inventores de la escultura en hierro, entre ellos Smith, Jacobsen y Caro; personalidades irrepetibles como Beuys, Chamberlain, Mendiburu, Hantaï, Asins o Aurelia Muñoz; artistas menos conocidos como Villèlia, Bosshard o Lardera; cineastas tan sensibles como Ozu o Bresson; revolucionarios de la fotografía —así Cartier-Bresson, Bing o Callahan—; o, finalmente, los coreógrafos más radicales, principalmente Martha Grahamo Cunningham.
Además, y de «manera natural», se han sumado obras de creadores vascos, como Elena Asins, Amable Arias, Basterretxea, Mari Paz Jiménez, Mendiburu, Koch Bengoetxea, Oteiza o Sistiaga, porque «ellos también se vinculaban con el propio Eduardo Chillida», explicó Susana Soto.
Recorrido vital
La muestra está estructurada en siete ámbitos donde se exploran «las experiencias, búsquedas, gustos u obsesiones que conectaban a artistas aparentemente alejados entre sí y que, sin inspirarse unos en otros, delinean lo que 'está en el aire' de la época», explicó Bolaños. La exposición presenta obras de grandes artistas y de otros menos conocidos, porque ante todo «predomina la excelencia de la obra», según la comisaria.
«La obra de Chillida concentra muy bien la preocupación de su tiempo»
María Bolaños
Comisaria
El recorrido arranca en la época de la posguerra, un período en el que Europa intentaba «resurgir de las cenizas y reconstruirse, y aquí apareció la escultura, que se convirtió en el arte rey de la década de los 50», recordó Boñalos. Una «sed de humanidad» caracterizaba el momento y los artistas decidieron darle otro uso al hierro, material que hasta entonces representaba lo más destructivo. Frente al ilusionismo de la pintura y sus veleidades coloristas de épocas anteriores, la escultura ofrecía su resistencia material y una corporeidad física inquebrantable que daba al arte una dimensión existencial, «En esta época a los artistas les interesa más la autenticidad de la materia que la belleza».
El descubrimiento físico de la inmensidad, la incorporación del espacio como materia escultórica, la admiración hacia todo lo oriental, un lenguaje de gestos libres, la irrupción del negro como una nueva forma de belleza, o el lenguaje de la abstracción son los ámbitos que abarca la muestra que se puede visitar hasta el 29 de septiembre en el Museo San Telmo. Todas las obras expuestas configuran un mapa de la vanguardia internacional de este período.
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