«Batiríamos récords de público con Picasso, pero los objetivos de San Telmo son otros»

El Museo de San Telmo –el más antiguo de Euskadi–, celebra 'su cumpleaños' en un momento dulce, tras la clausura este pasado domingo de la exposición dedicada a Jorge Oteiza y Eduardo Chillida, que ha recibido a nada menos que 55.000 visitantes, una cifra récord para el centro donostiarra. «La celebración la hemos centrado en el mes de octubre, más que a lo largo de todo el año, a modo de campaña de comunicación para recordar a la ciudadanía que tenemos muchos años, pero aún estamos aquí, un museo en el que puedes encontrarte y del que puedes formar parte».

Más que una gran celebración de relumbrón, San Telmo ha apostado por incidir en su línea de actuación habitual con una serie de actividades que le permitan «formar parte cada vez más de su comunidad para que sea más compartido. Llevamos once años desde la reapertura, pero todavía nos encontramos a gente que no había venido hasta que hemos celebrado la exposición de Chillida y Oteiza». Soto atribuye esta circunstancia tanto al hecho de que los museos son menos visitados por los autóctonos que por los turistas y a que «la comunicación va y viene a toda velocidad, creo que ni vemos, ni oímos lo que tenemos delante».

Respecto al éxito de público de 'Jorge Oteiza y Eduardo Chillida. Diálogo en los años 50 y 60', la directora del museo lo considera «muy importante», pero lo principal «es que esa exposición cumple para nosotros un objetivo. Puedes hacer una exposición sobre Sorolla o Picasso, y estoy segura de que superaríamos esas cifras, pero igual el verdadero abrazo entre Chillida y Oteiza ha sido esta muestra», como apuntaba su comisario, Javier González de Durana. «Para nosotros es importante el número de visitantes, pero siempre que responda a un proyecto que forme parte de la identidad de lo que es y lo que quiere ser San Telmo. Que nos ayude a conocernos y a entendernos mejor, pero no solamente mirando al pasado, sino también hacia las preocupaciones actuales». Aquí, considera Soto que San Telmo juega un papel «muy importante. Que nuestra ciudad tenga una institución fiable en cuanto al conocimiento es esencial. Además, colaboramos con muchas instituciones radicadas en la propia ciudad».

Reconoce que la tentación de la espiral interminable de batir cada año el récord de visitantes del anterior existe, pero recalca que «recibimos muchísimas propuestas que a priori serían éxito absoluto. Le puedo hablar de Picasso, por ejemplo, porque San Telmo reúne las condiciones para acoger este tipo de exposiciones, pero para nosotros no tienen sentido si no enlazan con alguno de nuestros objetivos como museo de la sociedad vasca. No somos un museo dedicado sólo a las Bellas Artes, nuestras exposiciones deben tener relación directa o con la cultura o con la sociedad vasca».

A lo largo de estos 120 años, el museo ha evolucionado a la par que lo ha hecho la propia sociedad que lo alumbró. Así, nació de la mano de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, con el objetivo de «recoger objetos de valor que la ciudadanía tuviera en casa, ya que apenas tenía presupuesto para obra, y mostrarlos. El propio Ayuntamiento animó a la población a realizar sus aportaciones. Eso le ha permitido recoger el patrimonio de la sociedad en cada momento de estos últimos 120 años», apunta Soto. «Eso hoy en día es valiosísimo. Y el museo sigue manteniendo esa función y ha sumado otra, importantísima: adoptar una actitud activa al servicio de esa comunidad, de esas mujeres y hombres que son sus potenciales visitantes».

Entre los retos de futuro que afronta San Telmo, Susana Soto apunta varios: «Por un lado, completar nuestros patrimonio, cuyo fondo presenta carencias de los años de la crisis económica, cuando se pararon las compras. Por otro, ahondar en el trabajo actual con proyectos como 'Desafíos' que nos ha permitido incorporar a la programación todos los debates actuales». Y en este punto cita proyectos expositivos que, como 'Ante la muerte' o 'Hello, robot', ha tenido una importante repercusión, más allá de su fecha de clausura. Y finalmente, «nos encantaría en un plazo no muy largo aumentar la cifra de socios, que es de 1.500 en la actualidad». En definitiva, resume la directora del museo, se trata de «aumentar el espíritu crítico».