Baroja, Mamma Mia y una morcilla en el Landa
Donostia debe al escritor honores como el que le ha dado Madrid, por ejemplo. Ideas desordenadas entre paseos por el foro, cañas y musicales
Es 'la muga de la morcilla, la muga de don Pío', pienso mientras paladeo unos huevos con eso, o sea, con morcilla, en el Landa ... de Burgos. Desde ese punto geográfico hacia abajo Pío Baroja parece merecer homenajes; desde ahí hacia aquí arriba da la sensación de que cuesta rendir honores a uno de los escritores que más generaciones de lectores ha marcado. Vengo de tomar cañas en Madrid, pasear junto al Manzanares y ver musicales en la Gran Vía, así que traigo el cuaderno desordenado. Es probable que Baroja, 'Mamma Mia' y la morcilla no tengan mucho en común, pero son las notas que llevo anotadas en una servilleta de papel para dar contenido a esta página sabatina.
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Empecemos por lo importante: la morcilla. En puentes como el que acabamos de vivir el Landa muere de éxito: los viajeros guardamos cola a la espera de acomodo. Luego te sientas ante el plato y se te olvidan las incomodidades. También Madrid estaba este puente repleta de turistas que llenan sus tiendas, sus teatros, sus bares y su Bernabéu, aún en obras. Es impresionante el turismo que genera el fútbol en ciudades como Madrid o Barcelona. Pero igual de impactante resulta el turismo que mueven los musicales. Cada día se llenan los teatros del Broadway madrileño y a precios no precisamente baratos. En nuestra escapada disfrutamos de un resultón 'Matilda' y sobre todo de 'Mamma Mia', que veíamos por enésima vez y es la madre de todos los musicales: alegre, con música pegadiza que llevamos incrustada en el ADN, moderno de argumento... Todo un clásico al que la gente acude a celebrar lo ya conocido, en una ceremonia de repetición.
Madrid, con neones como del West End londinense pero siempre barojiano. Estos días, más que nunca: hace un par de semanas la ciudad nombró por unanimidad a don Pío hijo adoptivo, se le rindió un homenaje popular en la Cuesta de Moyano y aún hay carteles en la calle en memoria del autor de 'La busca', enterrado en el cementerio civil de la capital. ¿Y Donostia? El 28 de diciembre se cumplen 150 años de su nacimiento en este San Sebastián con el que tuvo una relación de amor y odio. En febrero hubo una propuesta del PP para otorgarle a título póstumo la Medalla de Oro de la ciudad, que fue rechazada con la alternativa de dedicar al novelista otros actos en su memoria. La Diputación ha organizado actos, en el festival Literaktum que arranca este mes habrá una exposición y otras actividades, pero Baroja merece el gran reconocimiento de su ciudad, con el formato que sea, porque es uno de los grandes personajes que ha dado Donostia en los últimos 150 años.
Madrid: cultura en el Matadero, mañanas en el Retiro. Vuelvo con cierto síndrome de Estocolmo. Nos reímos de Almeida y Ayuso, pero la ciudad, pese a la mediocridad de sus políticos, sigue muy viva. Y su Madrid Fusión se fija en el Ama de Tolosa para su premio a cocinero revelación. Esos sí que saben latín: los chefs Javi Rivero y Gorka Rico y los madrileños.
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EN VOZ BAJA
'Un tal González': Sergio del Molino en el Aquarium
Con 'La España vacía' no solo vendió muchos libros: introdujo un debate sobre ese diálogo imposible entre las ciudades y un 'campo' cada vez menos poblado. El escritor y periodista Sergio del Molino publica ahora 'Un tal González', una historia del felipismo y el cambió que se operó en este país en los años 80. Lo presenta como una novela, porque así tiene libertad para dialogar e imaginar situaciones a su manera, pero es un documentado acercamiento al personaje y a un tiempo que interesa a quienes vivimos aquel 28 de octubre de 1982 del que se cumplen ahora cuatro décadas. Recuerdo aquella campaña electoral en que yo era estudiante de Periodismo en Bilbao, con 19 años, e íbamos a los mítines de todos los partidos sedientos de novedades. También al histórico de Felipe en la plaza de toros bilbaína, un apasionante estudio sociológico.
Le acusan a Del Molino de hablar poco del GAL y de la corrupción, pero también lo hace, aunque con criterios personales. El escritor viene el martes al Aula DV en el Aquarium, a las siete de la tarde, y están ustedes invitados: los felipistas, los antifelipistas, los curiosos, quienes vivieron la época y quienes no lo hicieron pero sienten interés por ese tiempo. Les advierto que Sergio del Molino es tan buen orador como fajador y polemista. Quedan avisados.
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mezquiaga@diariovasco.com
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