Alejo Sauras, actor

«En la pareja la sinceridad no siempre da la felicidad, es sano guardarse algo»

Escrita por el francés Eric Assous, autor de otras conocidas piezas como 'La montaña Rusa' o 'Nuestras mujeres', con 'La ilusión conyugal' logró el premio Moliérè en 2010 al mejor texto. La obra, que se representa hasta el domingo en el Principal, plantea con mucho humor las consecuencias de que una pareja se sincere sobre el pasado de cada uno.

– Los secretos de pareja, ¿mejor a buen recaudo?

– Sí, por lo menos es lo que contamos en la función. Muchas veces confundimos la pareja con un todo, que lo es en cierto sentido, pero dentro de ella siempre hay dos individuos y es importante y necesario que cada uno también tenga su parte privada. En ocasiones cuando eso se comparte las cosas no salen todo lo bien que uno esperaría.

– ¿Por dónde va esta comedia?

– Es una comedia de situación, de diálogos muy rápidos. Es muy fresca y plantea una problemática y un conflicto muy sencillo realmente, que luego se complica, claro. Hay una pareja que decide poner los contadores a cero y contarse las cosas que el uno no sabía del otro. Piensan que no pasa nada por hacerlo porque hay la suficiente confianza. Y suponen que les va a afectar de forma distinta a como en realidad va a suceder.

– Esta pareja tiene un invitado, un tercer personaje.

– Claro, porque siempre hay más personas en cualquier problemática. Terceras o cuartas personas que ponen el contrapunto y nos hacen ver cómo somos realmente.

– En las comedias de Assous, por ejemplo también en 'La montaña rusa', hay mucho humor pero queda lugar para un fondo dramático.

– Porque en realidad se basan en cosas que pueden ocurrirnos. Los espectadores según empieza la obra se van planteando cómo reaccionarían ante algo semejante. Creo que imaginan lo que harían o lo que dirían en cada momento. Aunque no sepas cómo te lo tomarías en la realidad porque pensamos que reaccionaremos de una manera, pero hasta que no estamos en esa situación no somos conscientes realmente de cuáles son los sentimientos. Ahí es donde toma cuerpo nuestra función.

– ¿La sinceridad no siempre da la felicidad?

– Exacto. No siempre. Es importante, o al menos sano, guardarse ciertas cosas para uno mismo. Tanto de lo que hayas hecho como simplemente de cosas que piensas. Todos tenemos claro que hay veces que es mejor guardártelas para ti lo que estás pensando.

– ¿En esto somos iguales hombres y mujeres?

– En las acciones y los sentimientos somos iguales, lo que pasa es que determinadas acciones del otro no las interpretamos de la misma manera. Hay variantes entre hombres y mujeres porque ellas utilizan más los sentimientos en ciertos aspectos. Nosotros podemos ser más brutos y hay cosas a las que no les damos importancia y para ellas si las tienen.

– Esta obra la hizo Arturo Fernández con el título de 'Los hombres no mienten'

– Sabía que se había hecho, pero no que fuera Arturo. También es un buen título.

– En aquel cartel aparecía el 'no' del título tachado. ¿Los hombres mentimos mucho?

– Mentimos igual, lo que pasa es que quizás cada uno le da una importancia distinta a la mentira, es de lo que hablamos en la obra. Pero las mentiras son mentiras y lo seres humanos mienten por naturaleza y muchas veces consideramos que no decir algo no es mentir, es ocultar. Le cambiamos el nombre para sentirnos mejor, para no darle la importancia que quizás tiene.

– ¿Es verdad que su vida profesional podía haber ido por ser piloto de aviones?

– Me gustaba la aviación desde pequeño y en mi familia hay muchos aviadores. Lo he estudiado, pero como afición. Me saqué la licencia de vuelo por placer, no para dedicarme profesionalmente. Los aviones me apasionan y vuelo de vez en cuando.

– ¿Cuándo descubrió el público que usted es más que un actor guapo?

– Confío que lo hagan cada vez que vayan a verme. Intento llevar mi carrera por el lado de papeles difíciles que me hagan ser mejor actor. Como esta es una carrera de fondo no tengo prisa en que ocurra. Soy consciente de que mis primeros papeles lógicamente eran eso, pero también yo era muy joven. Tuve la suerte de tener muchos trabajos y reconozco que soy un actor que ha tenido la inmensa suerte de desarrollar una carrera aprendiendo a la vez que trabajaba. Eso me ha hecho mella como actor, quizás si no hubiera sido así, si simplemente tuviera la formación de la escuela de teatro, habría tenido menos oportunidades de trabajar. A caminar se aprende caminando y yo he tenido la fortuna de poder caminar mucho.

– ¿Le gusta estar de gira?

– Me encanta. Y tengo muchas ganas de actuar en San Sebastián, hace tiempo que no trabajo aquí.