Como si fuera el último verano: por el lado luminoso de la vida
La Agenda Portátil ·
De la charla de Viglione en el Aula DV a la fiesta de los premios de gastronomía, un paseo por el buen rollo antes de los nubarronesEmpieza el Tour. Comienza la Liga de traineras. Arranca julio. Llegan los sanfermines. Siempre hay razones para el optimismo. Avisan los gobernantes que habrá nubarrones ... en nuestras economías y en nuestras vidas. Hay que vivir este verano como si fuese el último, aunque seguro que habrá más. Con el virus hemos aprendido lo del 'carpe diem': gocemos como si fuera «el último que te toca vivir», tal como cantaba Serrat.
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¿Se nota que he pasado por el gabinete del doctor Sí? El martes el publicitario y columnista de este periódico Guille Viglione pasó por el Aula DV. Charlamos en el escenario del Aquarium sobre creatividad y optimismo y contra esos 'doctor No', apóstoles del catastrofismo y la queja. Ya sabemos que el mundo está mal, pero no hace falta recordarlo cada minuto. El pesimismo tiene glamour y el optimismo sigue resultando de ingenuos. ¿Y qué? Al final de la charla nos juntamos en un bar del muelle entre amigos para brindar con vino. O sea que no fue solo teoría de la felicidad: también hubo práctica.
Viva el buen rollo. El miércoles buena parte de la cocina guipuzcoana se reunió en el Tenis donostiarra en la fiesta de los premios BMW Más Gastronomía, que también promueve este periódico de la mano de numerosos amigos y con mis compañeros Javier Yurrita e Isa Cortadi en la 'sala de máquinas' del evento. En otras páginas se cuenta al detalle. Yo solo anoto aquí la buena onda que transmite anualmente ese encuentro. Hubo galardón homenaje a José Carlos Capel, el crítico que veraneó tantos años en Zarautz y, según confesó, recorrió en su juventud Gipuzkoa en bici, y reconocimientos a los 50 años del Kokotxa, a la trayectoria del San Martín de Orio, del Laia de Hondarribia, del Iriarte Enea de Lezo, del Itxaropena de Moha, de Amaiur Martinez en el Ganbara y del Relais de la Poste de las Landas. Hubo apuesta por los jóvenes, con Iñaki Telleria, que en breve deja el Mutiloa Ostatua para asumir el Kuko de Ormaiztegi, y a los jóvenes del Ama de Tolosa que a final de año abrirán su nuevo local.
Para un servidor, que además tuve el placer de ser presentador de la gala, el premio más especial fue para Ana Etxeberria, Arantxa Zubia, Mila Ugartemendia y Elba Amores, las cuatro damas que fueron alma del Frontón de Tolosa junto a Roberto Ruiz y ahora ejercen en el Hika. En tiempos de hostelería cambiante son un ejemplo de estabilidad, amabilidad y profesionalidad. Se lo merecen.
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Como merecía el suyo, como gourmet del año, José Luis Rebordinos, aunque no pudo recogerlo. Ya se lo darán. «Me hace tanta ilusión este premio como el de caballero de las Artes francesas», me contaba Rebor por teléfono. El lunes inaugura la potente exposición de los 70 años del Zinemaldia.
Siempre es una fiesta cenar con Pedro Subijana o Hilario Arbelaitz (Martin Berasategui faltó por una pequeña intervención en la rodilla, como si fuera un delantero de la Real, de la que ya se recupera). Y además fue una reivindicación de esa Parte Vieja de San Sebastián en la que se mantiene la calidad, del tirón de Gipuzkoa más allá de nuestro centralismo donostiarra y del relevo generacional, Que existe.
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Buen rollo. Como el de Juan Mari Humada, el enorme cocinero donostiarra, que acaba de jubilarse y cerrar su local de Gros, ese espacio de culto por donde pasaban desde los Roca hasta Adrià, desde Aute hasta tantos paisanos amantes de la cocina de verdad. Juan Mari, el cocinero que supo lograr su estrella Michelin en tiempos bien difíciles, seguro que seguirá dando guerra en otras trincheras: es otro militante de la vida.
mezquiaga@diariovasco.com
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