San Fermín como batería y otras fuentes de energía
La Agenda Portátil ·
Un día con pañuelo rojo con el equipo de Tolosa, el rodaje secreto/público de Balenciaga y la Irun romana: fogonazos en la 'red social' que es la vida / Anduaga, el Oyarzabal de la líricaos cortarán el gas ruso pero siempre quedarán otras fuentes de energía. Llámame cursi o 'naif', pero me pongo a escribir este papel sabatino y ... se me amontona en el teclado la capacidad energética del buen rollo, del talento y de la generosidad. Son valores que no cotizan al alza en Twitter, pero sí en esa red social más primaria que es la vida. ¿Nos damos una vuelta por los sanfermines, por el rodaje secreto/público, de 'Balenciaga' y por el Irun que regresa a los romanos?
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El martes regresé a los sanfermines con mi amigo más joven y con un equipo de tolosarras (ya sabemos que, como los de Bilbao, los de Tolosa nacen donde quieren). Mi joven amigo es Antxon Elósegui, que tiene 90 años y 72 sanfermines en su nónima de vivencias. Pasar un día a su lado con el pañuelico rojo es como un un baño en las fuentes de la vitalidad: un aperitivo en el apartado, una comida con pochas, jotas y rancheras (esta vez en el Alhambra), una tarde en los toros y unos tragos por la calle. Antxon es tan versátil que si la tarde taurina es sosa te filosofa en el tendido. Como es un hombre de acción, luego te baja al albero y sales de la plaza bailando con las peñas: es lo que tiene ir con un chaval de 90 años que ya aprendido más o menos de qué va esto de la vida. Y vuelves a casa, con el gran Roberto Ruiz a los mandos de la nave, recordando que los sanfermines son el territorio donde todo es posible, una explosión nuclear con una onda expansiva de energía mayoritariamente positiva: solo hay que saber enchufarse al polo positivo.
La serie 'Balenciaga' asoma como otro foco de talento. Su preparación y rodaje se celebra con la discreción que exigen las grandes producciones (tiene a Disney detrás) pero se van conociendo cosas porque no es fácil rodar en secreto una historia tan grande en un territorio tan pequeño, sobre todo si despliegas un grupo de nazis por el puente de Santiago en Irun o la terraza de Alderdi Eder. Estos días rodaron en Zinealdea, esos grandes estudios que hay en Oiartzun y que para muchos siguen siendo unos desconocidos, y ahora se van al centro de Donostia, al antiguo Banco de España. Cientos de paisanos están pasando como extras y decenas de profesionales participan como técnicos en este proyecto de Garaño, Arregi y Goenaga que tan buenas vibraciones desprende a todos los que se asoman ahí.
Estos días otra 'superproducción', más modesta en medios pero no en ilusión, devuelve a Irun al tiempo de los romanos. El festival Dies Oiassonis regresa con intensidad gracias al talento y la energía de gentes como Aizpea Goenaga y Ana Perez, entre otros. Hoy, a la tarde-noche, el montaje de la 'Navigium Isidis' recorrerá con su ceremonial el corazón de la localidad. Y algunos tendremos el honor de aportar el granito de arena como 'sacerdote'. Ya ves: en la misma semana soy muletilla en Pamplona, sacerdote en Irun. Suena como si fuera una canción de Sabina...
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EN VOZ BAJA
La voz de Anduaga
En este territorio parece que celebramos más los triunfos del balón y de las bicis que los 'do de pecho' en escena. Hay un paisano de 27 años que canta y va triunfando por el mundo y bien merece una portada. El tenor donostiarra Xabier Anduaga vive el éxito estos días en el San Carlo de Nápoles, debutó hace poco en el Covent Garden de Londres y en abril se estrena en el Met de Nueva York. En agosto le veremos en el Kursaal en Quincena Musical en la ópera 'La Fille du Regiment', junto a Elena Sancho-Pereg, en una velada de valores de cantera que triunfan en el exterior.
Le entrevisté el lunes en este papel y a él mismo le agradaba la comparación con los Mikel Oyarzabal o Zubimendi de la Real, de edades parecidas, forjados desde la base, triunfantes pero con los pies en el suelo. Imaginen que Anduaga es como Oyarzabal, pero en ópera, y permanezcan atentos.
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Cuando el Tour es lo que era
Cerremos el ciclo: vuelves resacoso de los sanfermines, te sientas ante el Tour con esperanza de sestear... y te despierta una etapa de las de antes. El día que el danés Vingegaard sometió en los Alpes al esloveno Pogacar (su revancha será terrible) me retrotajo a tardes de adolescencia ante Zoetemelk o Van Impe. Una nueva generación más pendiente de la pasión que de las estadísticas da otro brío a este deporte. El Tour vuelve a estar de sanfermines.
mezquiaga@diariovasco.com
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