Es en Los Ángeles, pero podría ser en Donostia: escenas en una gasolinera. REUTERS

Repostar en el Infierno, Wilder y las ilusiones perdidas

La Agenda Portátil ·

Cuando la empleada de la gasolinera te responde con ironía, un libro te lleva a 'Fedora' y una peli en el París de Balzac parece pura actualidad / DFeria es más sexy que su nombre

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Sábado, 12 de marzo 2022, 07:40

Soy caminante, pero a veces utilizo ese gran invento que es la Mugi y en ocasiones no queda otro remedio que echar mano del coche. ... El otro día me tocó llenar el depósito y me acerqué hasta la gasolinera del Infierno. En Donostia somos tan chulos que no solo tenemos un barrio llamado «el infierno»: encima vamos a rehabilitarlo (aquí 'rehabilitar' se dice 'construir mucho').

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Así que eché la gasolina y al pagar experimenté otra «primera vez» en mi vida (a estas alturas pocas ocasiones hay de probar primeras veces): el coste superaba los 100 euros. Al ir a la caja no pude evitar el chiste. «Casi tengo que vender el coche para pagar la gasolina». Y cargada de ironía, la empleada me respondió: «Eres el cliente 99 que me dice lo mismo; al siguiente le doy un premio».

Ya siento caer en la vulgaridad de contar historias de gasolinas, pero es ejemplo de que el infierno de verdad, el que sufren los ciudadanos ucranianos, se refleja en nuestro Infierno. Aunque sea de una forma infinitamente menor, más en los bolsillos que en las vidas.

Estos días las artes son una vía de escape: es un tópico, pero verdad. Leo una de esas novelas que insuflan aire a la vida cotidiana, 'El señor Wilder y yo', del inglés Jonathan Coe. Es un juego literario en el que el famoso cineasta aparece como personaje y una compositora de hoy cuenta cómo lo conoció y trabajó con él en el rodaje de 'Fedora'. Es un amable juego de espejos con buena lectura hoy: el Wilder horrorizado por el nazismo encuentra en el humor salida a una realidad terrible.

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El Zinemaldia siempre quiso que el cineasta de 'El apartamento' viniera a Donostia, pero se le atribuye aquella frase que decía más o menos eso de «no quiero ir a un festival donde premian a las viejas glorias y después se mueren». El añorado Diego Galán siempre soñó con ver a Jack Lemmon pasear por La Concha (recuerden que su memoria festivalera se tituló 'Jack Lemmon nunca cenó aquí') y también con Wilder. También en el libro de Coe se pone en boca de Wilder la siguiente frase: «Ahora no has hecho una película seria a no ser que los espectadores salgan del cine sintiendo que les apetece suicidarse». Y parte de razón tiene.

De 'Las ilusiones perdidas', la película francesa dirigida por Xavier Giannoli basada en la novela de Balzac, no se sale con ganas de suicidio, sino con el impacto de ver una de esas grandes historias de la Francia del XIX: la peripecia de un joven poeta de provincias que termina en el bullicioso París como periodista 'amarillo', primero, y aspirante a noble después, es una fascinante mirada a la comedia humana que a ratos parece escrita hoy, desde las 'fake new' a la corrupción. Disponible en versión original, al menos los jueves, gracias a la saludable práctica que mantiene la Sade de respetar la VO en la medida de lo posible.

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Ojala 'Las ilusiones perdidas' sea eso, una novela y una peli, y no la crónica de nuestra vida. El infierno son los otros, dijo Sartre. El Infierno es una gasolinera, decimos hoy.

En voz baja

Puro teatro

Este fin de semana ya hay actuaciones, el lunes comienza el programa oficial y el cartel se alargará para acoger el último espectáculo de Els Juglars. DFeria es un 'mercado' donde las compañías teatrales y de danza muestran sus últimas novedades a programadores que vienen dispuestos a contratar. Pero también es una oportunidad para el público local para disfrutar de la magia de la escena. Que ese nombre tan poco sexy, DFeria, no les asuste: hay muchas propuestas de interés y casi siempre quedan entradas disponibles. Insisto en la cantinela de siempre: igual que el Zinemaldia nos hace cinéfilos y el Jazzaldia o la Quincena melómanos, estos días de marzo bien podrían avivar nuestra pasión por la escena contemporánea, sabiendo como sabemos, que la vida es puro teatro.

Al frente está Norka Chiapuso, el hombre de las artes escénicas en Donostia Kultura, el tipo discreto y amable que el otro día posó para Usoz como un dj alternativo (en la foto). Esperamos sus memorias: lo mismo se sumerge en los sectores más alternativos del sector que toma el aperitivo con los divos del verano, del desaparecido Arturo Fernández a la gran Concha Velasco, cuya vida hemos seguido en directo en los años de glamour y en ahora el tiempo de la retirada, como una mezcla de 'El crepúsculo de los dioses' y 'Cine de barrio'.

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mezquiaga@diariovasco.com

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