Marisol Garmendia y Elorza, con otros acompañantes, llevan a Madrid en 2011 la candidatura de Donostia 2016. IÑIGO IBAÑEZ

El regreso de Odón: la batalla de Donostia empieza en Prim

La Agenda Portátil ·

Hay tintes de un 'Shakespeare a la koxkera' en el intento de Elorza de volver a la alcaldía y en el duelo con Marisol Garmendia, su excolaboradora

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Sábado, 1 de octubre 2022, 07:20

Decía aquel agitador de las ondas que «el rumor es la antesala de la noticia». Cuando empezó a comentarse que Odón Elorza barajaba volver a ... la política municipal donostiarra pocos tomaron en serio el runrún. Y ahí lo tienen: en pleno duelo en las primarias socialistas con Marisol Garmendia, agitando, él también, la actualidad local.

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Si en algo coinciden amigos y adversarios es en que Odón es un político imprevisible. Para los tribuletes veteranos su regreso nos supone una vuelta a los años más jóvenes. Llegó a la alcaldía en 1991 casi por casualidad, en aquella Euskadi fragmentada de pactos raros. Nadie daba un duro por su futuro. «Donostia, por sociología, solo puede tener alcaldes nacionalistas», decían los expertos, y le acabaron votando hasta los nacionalistas. Hizo muchas cosas, algunas muy bien y otras fatal (es un tópico pero cómo seguimos lamentando el golpe de gracia a los mercados en la ciudad de la gastronomía). Además de zurriolas y kursaales, la mejor aportación del Odón del principio fue simbólica: en años oscuros de nuestra guerra y paz Elorza hizo un montón de gestos ciudadanos contra el terror. Éramos la ciudad con más muertos, pero él quiso que fuera también de las más activas contra la violencia.

Calculó mal y se presentó a unas últimas elecciones cuando la ciudad estaba cambiando y los ciudadanos ya se habían cansado de veinte años de odonismo. El resto ya se sabe: fue a Madrid, apostó por Sánchez como un quijote, ganó y no acabó de encontrar su sitio en el parlamento. Cuando has sido el jefe tantos años es difícil amoldarse a ser uno más en tu escaño.

Vuelve. Dice el refrán que segundas partes no son buenas. Quién sabe. Ha olfateado, con su talento de jugador de ajedrez, cierto descontento: los mismos que decimos que Donostia es la mejor del mundo nos quejamos de ese 'boom' del turismo que nos hace sentirnos extraños en casa, de unos cambios de tráfico motivados por el mejor empeño (todos los centros serán personales y sin coches un día) pero tan mal ejecutados, de ese problema de vivienda que expulsa a los jóvenes o les obliga a compartir piso hasta la jubilación.

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Primero tiene que salvar las primarias. No será fácil: el aparato socialista apuesta por Marisol Garmendia y el censo de militantes es demasiado corto para dar la sorpresa. Si gana Garmendia podrá agradecer a Elorza el tirón de visibilidad que ha dado estas semanas a la candidatura. Hay algo de Shakespeare en ese duelo entre dos compañeros (cuando lo del 2016, por ejemplo, trabajaron duro codo con codo) con base en la sede de Prim.

La campaña electoral donostiarra de 2023 se preveía como un test para saber por cuánto ganaban Goia y el PNV. Ahora el tablero se ha movido. Bildu no ha encontrado el mirlo blanco y vuelve con Izagirre, otro 'déjà vu'. En el PP se estrena Corominas y Podemos busca. La batalla de Donosti se anima, como la de Gipuzkoa, donde falta que el PNV decida cuál de sus mujeres es candidata ante Maddalen Iriarte. Quién nos iba a decir que volveríamos a ver llegar a Odón en bici hablando de Auditz Akular.

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P.d. Los jóvenes 75 años de Patti e Iggy. Dos de los mejores y más enérgicos conciertos vividos este año en el Kursaal los han protagonizado dos 'jóvenes' de 75 años: Iggy Pop en el Jazzaldia de julio y Patti Smith esta misma semana. La norteamericana redondeó un show lleno de fuerza y autenticidad... y de su admiración por el San Sebastián de la fachada de Santa María. Qué lujo ver de cerca una leyenda tan en forma.

mezquiaga@diariovasco.com

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