Yo soy yo y mis fiestas
Uno es de las celebraciones de donde vive y de las que elige. En las fiestas sí hay 'segundo equipo': puedes militar en Tamborradas, Carnaval o sanfermines
Tuvimos un día de San Sebastián descafeinado, ya sabemos que no habrá Carnaval en Tolosa y cruzamos los dedos para que haya sanfermines. Dijo el ... filósofo aquello de «yo soy yo y mis circunstancias», pero bien podríamos decir que somos «yo y mis fiestas». O las no fiestas. Dime cómo celebras y te diré quién eres. Ya que son tiempos sin fiesta en la calle, hablemos de ellas por escrito. Aunque la fiesta es, como casi todo, más divertida en la práctica que en la teoría.
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Veamos. Durante años los no donostiarras repetían aquello de que las fiestas de San Sebastián más parecían «de miranda», o sea, de mirar y no de participar. Pero ya hasta los más críticos se dan cuenta de que el 20 de enero, por ejemplo, es 'pariticipativo' con decenas de miles de indígenas tocando el tambor por la calle. Hay quien lo considera una 'sosada', pero quienes somos curiosos ante el mundo, y ante las fiestas, bien sabemos que hay que respetar las celebraciones ajenas. Cada uno festeja como quiere.
Dice el eslogan de la Real eso de «yo no tengo segundo equipo». Pero sí se puede tener «segundas fiestas». Y terceras. Yo soy de la Tamborrada, pero también del Carnaval de Tolosa o de los sanfermines. No son militancias excluyentes. Algunos defendemos que no hay fiesta más donostiarra, o guipuzcoana, que la de Pamplona: para sucesivas generaciones los sanfermines han sido días de iniciación a la vida, de desinhibición, de disfrute. Como dice mi amigo Antxon, cuando uno llega a Iruña y se anuda el pañuelo rojo al cuello suscribe un pacto explícito: entra en ese universo festivo con sus reglas (o no reglas) de buen rollo.
Algo parecido ocurre en Tolosa. Mi padre era tolosarra y decía que su pueblo era lo mejor del mundo. Lo sostuvo hasta el final, pero desde que con 20 años vino a vivir a Donostia lo decía de palabra, pero no de acción: tuve que descubrir su Carnaval ya de adolescente y por mi cuenta, no de su mano.
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Cada fiesta es una patria, de los sanjuanes a los alardes del Bidasoa. Ahora miramos el futuro con la esperanza de que retroceda la pandemia y podamos disfrutar de nuevo. Dice un compañero que sabe del virus que los sanmarciales serán las primeras fiestas que volverán a ser como antes.
Tolosa tendrá que esperar y San Sebastián confía aún hacer algo parecido al Carnaval, aunque domesticado a las normas. Confieso que yo era de los más críticos ante la tamborrada infantil 'despiezada' que se anunciaba este año y al final resultó bien, gratificante para los chavales y para quienes les animamos. En este día de San Sebastián distinto al final hasta resultó emotivo el vídeo con la entrega del Tambor de Oro a Esther Ferrer en París de manos del alcalde Goia, grabado por Prensa Productions del Ayuntamiento como si fuera una película de Eric Rohmer.
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En fin: la fiesta va por dentro, así que olviden todo lo dicho. En la versión impresa de este artículo digo que es una lástima que ya no se use este papel, como antes, para envolver el bocata. Pero en digital no sirve.
EN VOZ BAJA
Esa 'navegación' de Hondarribia a Hendaya
Muchos lectores guipuzcoanos no donostiarras estarán estos días saturados de tamborradas, así que me largo de excursión al Bidasoa. Una mañana temprano me acerqué hasta Hondarribia y crucé a Hendaya en su 'navette', esa embarcación que une dos pueblos, dos mitades de Euskal Herria o dos países, como ustedes prefieran. Era una hora madrugadora, fría y nublada: solo otro viajero y yo íbamos en esa embarcación que es como 'La reina de África' del tío Humphrey en versión Txingudi.
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Paseé hasta las 'gemelas' y volví. Y recordaba que este 'puente marítimo' que es ahora tan cotidiano para las gentes que van allí a la playa o a pasear, y para las de allí que vienen a tomar pintxos, beber y comprar, fue hace no tanto algo impensable, que comenzó casi espontáneamente y que necesitó tantos trámites y permisos. Hoy el viaje solo cuesta dos euros, pero llegar hasta aquí costó dos siglos, por lo menos. Y perdonen el rollo: es solo un cuaderno de navegación txikito para no hablar otra vez de tambores.
Resaca de Copa
En este sábado de resacas y no-resaca podemos hablar hasta de fútbol. La Copa del Rey es la competición incluso para quienes no les gusta el fútbol. Eso que antes se llamaba torneo del K.O. ha dado esta semana grandes duelos en Anoeta o San Mamés. A la Real le espera ahora el Betis. Que siga la fiesta. A una Copa siempre le viene otra Copa después, en el bar y en el fútbol. Enseguida se acostumbra uno a lo bueno.
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mezquiaga@diariovasco.com
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