Loquillo, en una calle de Barcelona, su ciudad natal, que considera despojada de sus esencias.

Loquillo: «Soy un vampiro: si quieres la vida eterna, trabaja conmigo»

El rockero barcelonés publica 'Viento del Este', nuevo disco marcado por aires de renovación y cuya gira incluirá un concierto especial en Las Ventas en septiembre

ARTURO GARCÍA

Domingo, 15 de mayo 2016, 08:41

José María Sanz (Barcelona, 1960) vuelve al rock de banda en disco como concepto base, terreno que no frecuentaba, en sentido estricto, desde 2002. Desde ese año ha compaginado las adaptaciones musicadas de poesía, los proyectos compartidos y los discos en directo. El rocker barcelonés vuelve ahora a mutar de piel, y busca renovarse, para lo que ha empezado por cambiar de banda estable y regresar a las canciones de rock 'orgánico'.

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En 'Viento del Este', el músico afincado en Donostia busca que su nombre de pila no sea visto como un sinónimo de disco en solitario sino como una marca que englobe ya el concepto banda dentro de él. El disco incluye 12 canciones escritas a medias con autores y músicos como Leiva, Carlos Segarra, Gabriel Sopeña, Carlos Zanón y Juan Mari Montes. Ha sido producido por sus dos más recientes guitarristas de cabecera Josu García (Tercera República, Tequila, M Clan) y Mario Cobo (Mambo Jambo, Nu Niles).

- Imagine que soy fan de Loquillo y no he escuchado el disco, ¿qué me voy a encontrar?

- Un disco de rock español total en el sentido de que los siete mejores compositores de este país están presentes y son con los que llevo trabajando cinco años en este disco y que ha sido el tiempo que me ha costado reunir a la banda adecuada para poder hacerlo.

- ¿El cambio de banda lo decidió antes o después de grabarlo?

- Lo decidí durante estos cinco años que he estado buscando a la banda perfecta. Durante ese tiempo he realizado tres proyectos distintos a la vez y fui trabajando de forma paralela en el disco poco a poco porque me tomo mi tiempo para los que llamaríamos mis discos propios.

- ¿Ha tenido problemas a la hora de las letras con los egos?

- Yo no tengo problemas de ego. Todo el mundo sabe que Loquillo es Loquillo y ese problema no se lo va a encontrar. Cuando trabajas con un compositor buscas algo muy concreto, que lleve su sello.

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- ¿Este disco es su vuelta al barrio?

- Es un disco que tiene muchos puntos en común con 'El Ritmo del Garaje', el primero con Trogloditas. Si pones las dos portadas verás que la actitud de la mirada es la misma. La diferencia es que ahora en la nueva banda busco un abanico de lugares diferentes para indicar que el rock es un lenguaje universal, que es algo que a veces olvidamos. Y eso lo he buscado premeditadamente con esta banda, que quería que todos fueran de sitios diferentes.

- ¡Qué frío suena eso a la hora de elegir o decidir los músicos con los que tocar para que cuadre que sean de sitios distintos!

- Frío, no, todo lo contrario, planificado, sí. Uno ya tiene 55 años, sabe cómo hacer sus discos y que el ego hay que aparcarlo a favor de una buena canción.

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- «Viento del Este y niebla gris anuncia que viene lo que ha de venir», dicen en Mary Poppins. Jamás hubiera pensado en ese filme como una de sus fuentes de inspiración.

- Bueno se habla del 'Viento del Este' en Mary Poppins y también en Sherlock Holmes, en el sentido de que es el viento que regenera, el viento del cambio y creo que era el mejor título para este proyecto. Fue la última canción que compusimos Igor Paskual y yo. Surgió por lo que últimamente estábamos viendo alrededor. No solo por la situación social, política o culturalmente sino por lo que también significaba para nosotros, la renovación de la banda, de los conceptos musicales del grupo.

- ¿En qué sentido?

- Loquillo ya no es un personaje que canta y se pone al frente de una banda sino que es un concepto global que significa un montón de gente trabajando en equipo y a favor de. Esa es la idea que quería lanzar.

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- ¿Era entonces el momento de cambiar?

- Yo ya he cumplido todas las fases. Ya estuve en primero de rock, acabé la carrera, hice el doctorado y ahora, liberado, puedo decidir trabajar con el talento de mucha gente.

- ¿Y lo del rock lo aprobó copiando en los exámenes?

- Hombre, fue aprendiendo de los mejores profesores pero mantengamos el secreto profesional.

- Y en estos planes actuales no entraba el donostiarra Jaime Stinus, con el que colaboraba desde 2002.

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- Dejé de trabajar con Stinus hace cuatro años, tras el disco 'La nave de los Locos' porque entonces ya tenía pensado volver a hacer discos más orgánicos. Aquel era un disco más individualista, porque tras los 'troglos' aquellos fueron discos de separación, de cantante solista. Quería volver a trabajar con el concepto de banda como núcleo y para ello era mejor hacerlo con tipos que estuvieran acostumbrados a trabajar como banda y es por lo que apuesto ahora.

- ¿La gente asume lo que implica o le espera cuando trabaja con Loquillo?

- Bueno, soy un vampiro y si quieres la vida eterna no tienes más que trabajar conmigo y la tendrás.

- ¿Reconoce la Barcelona actual?

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- Barcelona se ha convertido en un parque temático, ha perdido su carácter, su identidad y eso es algo muy duro de ver. Es una ciudad para ir a pasar una semana o hacer el turista, pero los que crecimos allí estamos viendo cómo, poco a poco, todas las señas de identidad de la ciudad están desapareciendo. En Barcelona todo ha sido pasado por la piedra, todos sus lugares míticos han sido retirados, ya no existen. Estamos viendo desaparecer toda su historia para convertirse en una franquicia. Las señas de identidad culturales están desapareciendo en pos de una mal entendida cultura global.

- Últimamente defiende una postura como de reconciliación con autores con los que colaboró en su día y cuyo contacto ha retomado después.

- Lo que hago es reivindicar primero a tres autores: Sabino Méndez, Carlos Segarra y Gabriel Sopeña. Y por otro lado recojo el testigo de nuevas generaciones, como Mario Cobo, Leiva o Igor Paskual. Es importante que se pueda combinar la experiencia con la juventud. Yo siempre he trabajado con gente más joven porque creo que el que no hace eso pierde el sentido de las cosas.

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- Graba y publica muchos directos, ¿no tiene pensado grabar ninguno en Donostia, ciudad donde reside?

- Me gustaría, evidentemente. Nadie más encantado que yo para hacerlo pero no tengo propuestas para hacerlo. A día de hoy no hay ninguna oferta sobre la mesa en ese sentido. Tengo muy claro que las cosas llegan cuando llegan y he respetado siempre la tradición musical donostiarra a los que creo que deberían hacerles más caso. Hay grupos y bandas impresionantes pero creo que no se les hace el caso que debiera. Hay una escena de música independiente en Donosti espectacular y con lo de la capitalidad cultural es una buena excusa para hacerles emerger de una vez.

- Mueren muchos referentes en el rock. ¿Cómo vive todo eso?

-Ahora estamos en el final del siglo XX, no estamos aún en el siglo XXI. Hasta que entre de hecho, durante todo este tiempo estamos viviendo un fin de siglo y desde luego que veremos morir a todos los referentes musicales con los que hemos crecido, sin ninguna duda.

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- ¿Cree que hay demasiado culto al pasado, a la época gloriosa del rock?

- El problema no es el pasado, es el futuro. No se ven nuevos referentes y es difícil crearlos cuando el mundo tecnológico e informativo va tan rápido, musicalmente y culturalmente en un país donde el que más libros vende es Mario Vaquerizo. En música hemos pasado de oír referencias a Machado a oír a Bisbal. Eso indica que la educación cultural se ha dejado atrás en pos de lo inmediato.

- ¿Y eso aplicado al rock?

- El rock tiene algo bueno y es que como nunca ha sido mayoritario en este país, las zarpas no se han puesto encima de él. Y tiene algo malo, y es que el problema es que las bandas ahora llegan a ser conocidos mucho más tarde en cuanto a edad.

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- ¿Cree que se abusa de la nostalgia hoy día?

- Eso de que el rock solo gusta a los mayores no es verdad: el 60% de mi público tiene menos de 30 años. Y en el rock, como en el flamenco, la antigüedad es un grado pero desgraciadamente en España se entendió mal eso y se pensaba que aquí después de los 35 no servían para esto. Yo soy el primer artista de mi generación roquera que consigue romper esa barrera y me siento orgulloso. Se puede hacer rock porque tienes muchas cosas que contar aún con más de 50 años y además, el primer mandamiento es que lo que no se puede hacer es desperdiciar y perder el talento.

- ¿Qué ha visto en 'Me olvidé de vivir' para querer versionarla?

- 'Me olvidé de vivir' es la mejor letra que define a aquel que lleva muchos años en esto subido encima en los escenarios. Es una letra espectacular y me viene de perlas porque tengo la edad adecuada para cantarla. Es una canción francesa y mi versión se inspira en la de Johnny Halliday.

- ¿Volverá a la literatura?

- Publicaré mi tercera novela en diciembre. Y luego haré mi cuarto disco de poesía contemporánea. Después de dos años de rock necesito mi espacio para respirar y el entorno de los teatros, relajarme y abrir puertas. No hacer lo que hacen los artistas de este país, que es largarse a una casa de campo a oír los pajaritos. Yo me relajo trabajando.

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