Azkoitia
La Joven Orquesta de Euskal Herria regresa al Baztartxo este sábadoLo hace a partir de las 18.00 con un ambicioso programa dirigido por vez primera por Diego Martin-Etxebarria
La Joven Orquesta de Euskal Herria (EGO) ofrecerá este sábado, 12 de julio, a las 18.00 horas, un esperado concierto en el teatro Baztartxo, ... dentro de su encuentro de verano y lo hará con un ambicioso programa dirigido por vez primera Diego Martin-Etxebarria que guiará a los jóvenes músicos en un repertorio de gran riqueza expresiva y técnica en un concierto que promete ser una muestra del talento y la sensibilidad de una nueva generación de músicos vascos.
Las entradas ya están disponibles a través de la plataforma digital www.entradium.com.
El recital marca el regreso de la orquesta a Azkoitia tras el éxito cosechado el año pasado, cuando la joven violinista coreana Seohyun Kim deslumbró con su interpretación del Concierto para violín de Tchaikovsky.
La velada se abrirá con la poderosa Fanfarria para el hombre común de Aaron Copland, una obra compuesta en 1942 como homenaje al esfuerzo colectivo de la ciudadanía durante la Segunda Guerra Mundial. Considerada una de las piezas más representativas del autor estadounidense, destaca por su intensidad y su carga simbólica.
A continuación, se interpretará la Serenata para instrumentos de viento de Richard Strauss, escrita cuando el compositor apenas tenía 17 años. Esta obra temprana revela ya un dominio notable de la orquestación y una clara influencia mozartiana, anticipando el estilo refinado que caracterizaría la obra posterior de Strauss.
El concierto incluirá también el estreno absoluto de LUUR, una obra del joven compositor Jon Esnaola dedicada a la memoria del artista Néstor Basterretxea. Según Esnaola, «Lur significa 'tierra' en euskera, y esta pieza es casi un ritual en torno a ella. No al planeta, sino a la tierra que pisamos, cultivamos y destruimos». El resultado es una composición de sonoridad oscura y ceremonial.
La EGO cerrará su actuación con la Sinfonía inacabada de Franz Schubert, una obra cargada de lirismo y melancolía que, pese a contar solo con dos movimientos, es considerada una de las más intensas y conmovedoras del repertorio sinfónico.
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