Hondarribia
«Sería interesante hacer visitable el faro de Higer»Santiago Sánchez explicó las características de la torre luminosa dentro del programa 'Conoce tu ciudad'
Iñigo Aristizabal
Sábado, 6 de enero 2024, 22:05
El faro de Higer y su entorno fueron los protagonistas de la última entrega de 'Conoce tu ciudad' que organiza Arma Plaza Fundazioa. Santiago ... Sánchez Beitia, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Donostia y autor del Catálogo de Faros con valor Patrimonial, editado por el Ministerio de Cultura en 2017, fue el encargado de repasar su historia y de valorar lo que se debería hacer con el faro.
Antes que nada, puso sobre la mesa el debate de si hoy en día los faros sobran o no. «Aunque pensamos que las nuevas tecnologías pueden con todo, ya estamos viendo cómo los hackeos a los GPS afectan a la navegación». Por eso, aún en la actualidad «los faros tienen su importancia y hay razones para que no desaparezcan».
En cuanto al faro de Higer, «no es un elemento aislado. Responde a un plan general, no solo nacional». La red de faros internacional «se organizó a raíz de la revolución industrial. Fueron saliendo al mercado diversos avances tecnológicos y se construyeron 30.000 faros en el siglo XIX».
Recordó que «antes, en las grandes rutas marítimas, todo lo que venía de Oriente debía pasar por Cabo de Buena Esperanza. Ahí empieza la eclosión, las grandes rutas, que hacen absolutamente necesarios los faros». Posteriormente, «cuando se inaugura el canal de Suez, la posición geoestratégica de la Península Ibérica es muy importante».
El primer faro de Higer era de 1855, pero se destruyó en la guerra carlista. Se construyó otro, que entró en funcionamiento en 1881, «con mayor alcance, hasta 23 millas, y dos fareros».
En aquel momento «se modificó la luz y se decidió que fuera a destellos para diferenciarlo muy bien del resto». Recordó Sánchez que «cada faro tiene un ritmo de destellos, no hay dos iguales». Esta instalación es «clave para la desembocadura del Bidasoa». También para ayudar al aeropuerto. «En 1950 se acristaló la cúpula para señalizar la navegación aérea. No hay tantos faros que tengan esta característica, por lo que tiene doble importancia».
24 horas en funcionamiento
Sánchez apuntó que cada faro es «es una hazaña constructiva. Tiene la vivienda, la torre, una maquinaria que puede llegar a pesar quince toneladas, los accesos suelen ser complicados... Y, además, el instrumental se debe colocar y quedar al nivel con absoluta perfección. No es fácil, ni siquiera con la tecnología actual».
Añadió que «es la unica maquinaria que no mete ruido. Está 24 horas al día funcionando, no puede fallar ni una hora». En definitiva, «es una fábrica de señales», que también hace tareas de estación meteorológica y, antiguamente, defensivas y de control de contrabando. Calificó el faro de «construcción esquiva. De día se ve el edificio pero no la luz y de noche se ve la luz pero no el edificio. Solo al alba y anochecer se ven las dos».
El faro de Higer y sobre todo su entorno se encuentran en estado de semi-abandono y Sánchez aboga por «hacer visitable el faro», aunque reconoce que «no existen tantos elementos como para crear un museo, quedaría pobre». En cambio, «sí tiene sentido engarzar el faro con el castillo de San Telmo, ahondando en el concepto de atalaya.
En ese sentido, apuntó que «en Jutlandia, Dinamarca, hay un faro que recibe 250.000 visitantes al año. Y es solo una torre». Lógicamente, el faro de Higer no va a aspirar a esos números, aunque sí que atraería a visitantes por su singularidad y paisajes.
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