Eibar
Las primeras escaleras mecánicas cumplen 25 años desde su instalaciónEl coste del mantenimiento de la red actual que vuelve a salir a licitación se fija en un total de 747.649 euros
Las escaleras mecánicas de Eibar cumplen 25 años de historia y su mantenimiento anual sube a los 747.649 euros. Lo que comenzó como ... una experiencia piloto en 1999, con la instalación de un primer tramo de escaleras mecánicas en Txaltxa Zelai en el año 2000, se ha convertido en uno de los proyectos de accesibilidad urbana más ambiciosos de Euskadi. Hoy, mantener en funcionamiento la extensa red de escaleras mecánicas y ascensores públicos de Eibar tiene un coste de 747.649 euros anuales, según el precio con el que han salido a licitación.
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Cabe recordar que la primera escalera mecánica en las calles de Eibar fue fruto de un viaje institucional. A finales de los noventa, un grupo de ediles se desplazó a Barcelona para conocer de primera mano los costes, el mantenimiento y la operativa de estos dispositivos. Aquella visita sirvió de inspiración, poco después, en el año 2000, año en el que Eibar inauguraba su primer tramo en Txaltxa Zelai.
El exalcalde Iñaki Arriola recordaba cómo en el Ayuntamiento se había abordado el poner en marcha un plan de accesibilidad a los barrios. «Cuando los barrios crecieron, durante la época del desarrollo industrial, la gente que se instaló en ellos era joven y vital. Medio siglo después, la realidad era otra: muchos de esos vecinos habían envejecido y tenían serias dificultades para desplazarse por la ciudad», recordó Arriola. Fue en ese contexto cuando desde el Ayuntamiento comenzaron a buscar una solución para garantizar la movilidad urbana.
La inspiración llegó desde Barcelona. Coincidiendo con los Juegos Olímpicos de 1992, había instalado escaleras mecánicas en Montjuïc, Vall d'Hebron y en el barrio de Nou Barris, un entorno similar al de algunas zonas de Eibar. «Viajamos allí, nos atendieron muy bien y nos facilitaron toda la información. Entonces cuando decidimos dar el paso», explicó.
El primer ensayo se materializó en Txaltxa Zelai, donde el Ayuntamiento logró además una subvención del Departamento de Comercio del Gobierno Vasco que ayudó a financiar la inversión. A partir de esa experiencia, el Consistorio desplegó un plan ambicioso de accesos mecánicos que incluyó nuevas escaleras mecánicas y posteriormente ascensores públicos.
Expansión a los barrios
El éxito fue inmediato. Vecinos de todas las edades comenzaron a utilizarlas, y la experiencia despertó un fuerte interés social. En 2001, las escaleras llegaron a Urki, y un año después, en 2002, se ampliaron junto a la plaza de toros, consolidando la apuesta por una ciudad más accesible. El clamor ciudadano impulsó la extensión del modelo a otros barrios. En 2002 se instalaron tres tramos en Legarre, que unieron Arrate Bide con la parte alta del barrio.
Ese mismo año se ejecutaron otros tres tramos en Amaña, conectando Tiburcio Anitua con Bustindui, además de la construcción de escaleras en Jardiñeta, un área históricamente castigada por la falta de accesos cómodos. La inversión fue notable: la instalación de escaleras en Legarre, Amaña y Jardiñeta supuso 1.815.427 euros. A lo largo de las siguientes décadas, las escaleras y ascensores se multiplicaron, convirtiendo a Eibar en un referente estatal. No existe ciudad en España con un mayor número de dispositivos de este tipo instalados en su espacio público., según el número de habitantes. Además, en todos los barrios se han ido complementando con ascensores. Ahí, está el segundo ascensor desde el hueco de la Telefónica hasta Aldatze, solventando parte de las dificultades de accesibilidad que las escaleras no conseguían.Sin embargo, aún queda pendiente la ejecución de nuevos ascensores públicos en los números 29, 31, 33 y 35, en Jardiñeta, una demanda histórica del vecindario.
El Plan de accesibilidad fue pionero y ha servido de modelo para otros municipios. No fueron pocas las ocasiones en las que concejales de diferentes localidades visitaron Eibar para subir por sus escaleras mecánicas y conocer el funcionamiento del sistema.
Los dispositivos se han convertido en una herramienta de cohesión urbana, permitiendo conectar los barrios altos con el centro y facilitando la movilidad a personas mayores o con dificultades de desplazamiento. Un cuarto de siglo después de aquel primer tramo, la red sigue ampliándose y renovándose. Así, se ha adjudicado la sustitución de las escaleras entre Egiguren y Sostoatarren, con una inversión superior a 270.000 euros y un plazo de ejecución de 25 semanas. Paralelamente, en la calle Barakaldo se avanza en la construcción de nuevos ascensores, dentro de un plan integral de accesibilidad.
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