«Aquí tenemos una clientela fabulosa, estamos súpercontentos»
Yolanda Barata y su hijo Héctor Martínez atienden la churrería de Kalebarren, que cierra hoy. Volverán en abril
MARISOL FERNÁNDEZ
ZUMARRAGA.
Sábado, 7 de enero 2023
Se instalaron en Kalebarren a principios de octubre y hoy echarán el cierre para trasladarse a Beasain, donde abrirán de nuevo el próximo día 17. No obstante, tienen previsto volver en abril. «Aquí tenemos una clientela fabulosa. Estamos súper contentos», afirman Yolanda Barata y su hijo Héctor Martínez, propietarios de la churrería La Buena.
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«Son geniales», afirma una clienta. «Además de hacer unos churros riquísimos, ofrecen ilusión. Yo cuido a una mujer de 101 años y todos los jueves le tengo que llevar el churro-pote. Lo espera con ilusión ¡Qué cosa más bonita! En una churrería además de dar gusto al paladar, dar esa alegría... Sirve de terapia», asegura.
«Los churros son para todos los públicos, pero es cierto que a la gente mayor les gustan mucho. Del hogar del jubilado suelen venir todas las semanas dos o tres mujeres y se llevan ocho churro-potes para toda la cuadrilla», explica Yolanda. Ella fue quien inventó esa fórmula hace ya «unos diez años». Así, los jueves existe la posibilidad de tomar un chocolate con tres churros por dos euros. «Suele venir mucha chavalería después de las actividades extra escolares. Vienen los críos con los padres y esto se llena», afirma Héctor.
Los churros de esta empresa familiar tienen éxito. «Los ingredientes son muy sencillos, harina, agua y sal. Lo que hay que saber es las medidas, que es lo más importante, y mezclarlo bien. Y siempre freirlos con aceite de oliva», indican madre e hijo. El precio de media docena es de 2,50 euros y el de la docena, 4 euros.
Patatas y churros de chocolate
Si los churros tienen éxito el resto de productos que venden en la churrería tampoco se queda atrás. «Después de los churros normales lo que más se vende son las patatas fritas y los churros de chocolate». Precisamente, churros de chocolate es la receta que prepararon la semana pasada para 'A Bocados', el programa de Ander González de la ETB2 que se interesó por los productos de Yolanda y Héctor.
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Madre e hijo atienden la churrería en Zumarraga y Beasain, mientras que Oscar, otro hijo de Yolanda, atiende en Oñati, y su mujer Verónica, en Legazpi. «Mis padres han sido feriantes, tenían atracciones, pero como en invierno no había trabajo empezaron con los churros. Unos amigos churreros les enseñaron a hacerlos y hasta hoy».
Estos churreros se desplazan a diario desde Irun. «Ya nos hemos acostumbrado», dice Héctor. Él lleva «un par de años», pero su madre «unos doce años». Abren de lunes a domingo, de 17.00 a 21.00. «Por eso cuando termina la temporada tenemos tanto tiempo de vacaciones porque en temporada no libramos ningún día», destaca Héctor.
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