Zumarraga

Asviamie insta al Ayuntamiento a retirar el amianto de instalaciones municipales

«El objetivo de la moción es preventivo. Se trata de evitar que empiecen a aparecer víctimas medioambientales en el futuro», afirma Jon García, portavoz de Asviamie. «El amianto fue utilizado en el siglo XX en procesos industriales de forma generalizada y a causa de ello se han derivado enfermedades graves y en los casos más desafortunados incluso fallecimientos», recuerda.

García explica que los especialistas clasifican en tres fases en el tiempo a los afectados por el amianto. «El primer grupo es el que fabricaba uralita en la década de los ochenta. El amianto es un mineral que se puede emplear de mil maneras, pero la más conocida es para la uralita». La segunda fase sería «desde los años noventa hasta la actualidad e implica a quienes lo manipularon o aspiraron en el ambiente de las fábricas». Y la tercera fase es la que se pretende evitar. «Si las instituciones no hacen sus deberes como establece la ley, el amianto que está en las uralitas y otros elementos como tuberías, se irá deteriorando y se convertirá en pequeñas fibras que se quedan en el ambiente produciendo daños a la salud humana».

Asimismo, explica que según un estudio elaborado por el diario Moncloa.com Gipuzkoa es la segunda provincia de España con más fallecidos por cada cien mil habitantes y que 6 de los 10 municipios con tasas más elevadas de todo el Estado de fallecimientos por amianto por cada 100.000 habitantes se encuentran en Euskal Herria. «Entre ellos Beasain, que ocupa el segundo lugar con más fallecidos de todo el Estado con una cifra de 19 fallecidos. Estos números nos llaman la atención, pero la zona de Zumarraga-Urretxu-Legazpi podría ser un calco, porque también ha estado rodeada de fábricas de metal, acerías...».

Lo saben bien los zumarragarras Iñaki Ruiz de Egilaz y Felipe Cuñado, ambos víctimas del amianto. «Yo trabajé once años en la fundición de Patricio y tengo el pulmón derecho afectado por asbestosis y eso que no he fumado nunca», destaca Ruiz de Egilaz. Por su parte, Cuñado, también extrabajador de la siderurgia, indica que «a mí me operaron de cáncer de pulmón y ahora la enfermedad está bastante controlada, pero me ha cambiado totalmente la vida, no soy la misma persona».

La del amianto es «una enfermedad silenciosa y silenciada a pesar de las graves consecuencias que ha creado tanto por las dificultades en el reconocimiento como enfermedad laboral o por el escaso seguimiento por la sanidad pública y la falta de medios para tratamientos e incluso por la falta de amparo a las familias de los fallecidos», reza la moción.

Quitar de nuestras ciudades y pueblos el amianto instalado es «una tarea pendiente, y necesaria, con el fin de evitar más víctimas de amianto por contaminación ambiental. Las autoridades municipales deben tomar las medidas adecuadas, cumpliendo la Ley 7/2002, para abril del 2023 y tener localizado el amianto antiguamente instalado en las instalaciones de carácter público para ir procediendo a su retirada antes del 2028», recuerdan.