El trágico verano que inauguró el pantano de Landa y hundió al valle
El 25 de julio de 1958, ocho vecinos, dos de Eibar y seis de Eskoriatza, perdieron la vida en las aguas del embalse de Ullibarri Gamboa
IKER MURILLO
Debagoiena.
Domingo, 22 de agosto 2021, 00:30
El pantano Ullibarri-Gamboa fue inaugurado el 25 de agosto de 1958. Es un espacio que ha visto crecer a generaciones de jóvenes debagoiendarras ... y alaveses que durante años han encontrado un espacio de agua y disfrute en este punto de la geografía tan frecuentado en verano. Landa ha sido siempre 'la playa' de los vecinos del valle y durante años el gran protagonista en la zona durante los meses de verano. Sin embargo, su inauguración oficial estuvo precedida por una tragedia que los más veteranos aún recuerdan y en la que perdieron la vida ocho vecinos del valle que se encontraban en el lugar el 25 de julio de 1958.
María Luisa Viteri Aranburuzabala, vecina de Eskoriatza de 21 años, acudió hasta el pantano junto a cinco vecinos del pueblo: María Margarita Badiola Arana, de 27 años; Antonia Uribe-Etxebarria, de 30; Carmen y Eduardo Iregi Madinabeita, de 30 y 27 respectivamente; y Julia Etxebarria Zuazo, de 23, que fueron acompañados por María Luisa Zubizarreta, de 28, y Edurne Laspiur Zabala, de 27, ambas naturales de Eibar. Junto a ellos estaba José María Echevarría, el único que podría contar esta historia al día siguiente. Los nueve jóvenes son los trágicos protagonistas de esta historia que comienza con una inocente propuesta deportiva.
Tarde de verano
Y es que, si bien es cierto que el pantano no fue inaugurado oficialmente hasta un mes después del hecho que nos ocupa, a efectos prácticos ya venía utilizándose para baño desde hacía algún tiempo junto a otros embalses como el de Urrunaga o Santa Engracia. De hecho ya se habían realizado algunas competiciones en la zona a lo largo de 1956 y 1957. Fue sin embargo en el verano de 1958 cuando el Club Natación Judimendi puso en marcha 'La travesía del Zadorra' aprovechando el nuevo embalse de Ullibarri-Gamboa y la festividad del día de Santiago. El acontecimiento tuvo un importante eco en los diarios de la época y atrajo la atención de los jóvenes de Vitoria y, por supuesto, de Debagoiena que no quisieron perdersela, ya que resultaba una excusa ideal para pasar una agradable tarde entre amigos.
El único superviviente de la tragedia narraba a los medios de la época cómo logró salvarse en plena tormenta
Fue a las seis de la tarde de aquel 25 de julio cuando, tras una comida campestre, los nueve amigos tomaron el bote 'Dorletako Ama' que pertenecía a Eduardo Iregi, un pariente de dos de los excursionistas e industrial alavés que se prestó a dejarles la embarcación. Su intención no era otra que proponer algo diferente para aquella tarde. Ninguno estaba preparado para que todo se tornase en tragedia en unos pocos minutos: más o menos a la hora a la que los jóvenes se subieron a la barca, se desató una fuerte galerna con alta carga eléctrica que se colocó sobre el pantano y, debido al oleaje y al fuerte viento, provocó que la embarcación zozobrase y que los jóvenes cayesen irremediablemente al agua.
Ocho de los nueve tripulantes perdieron la vida ahogados y tan sólo logró salvarse José María Echevarría, ya que fue el único capaz de alcanzar la orilla. Así lo narraban los diarios de la época: «Fue imposible que los ahogados recibieran ayuda externa, ya que el fuerte temporal obligó a todos a guarecerse en las inmediaciones. En cuanto se tuvo conocimiento de la desgracia se organizaron en los pueblos de las inmediaciones los primeros socorros, destinados al salvamento de las víctimas, o, a la recuperación de sus cadáveres. Fueron muchos los jóvenes que se tiraron valerosamente al agua logrando recuperar el primero de los cuerpos antes de las ocho y media de la tarde».
Los trabajos sin embargo se alargaron durante la siguiente jornada y las siguientes hasta que el último de los cuerpos fue recuperado el 5 de agosto por parte de los servicios especiales de rescate que se encontraban trabajando en la zona desde el día del fatal suceso del que ya han pasado más de 60 años.
Superviviente
El único superviviente de la tragedia lo contaba así a los cronistas de la época: «Lo cierto es que la lancha comenzó a llenarse de agua y comenzó a hundirse. Yo, como todos los demás que estaban conmigo en la embarcación, salí despedido pero pude enganchar a mi hermana Julia y volver a subirla. Sin embargo, una vez arriba nos volvió a sorprender otra carga de agua. Por segunda vez logré rescatar a mi hermana y la volví a montar sobre la barca. Estando junto a ella vino una ola y me la arrebató». Aquel que firmó estas palabras pudo sobrevivir logrando nadar hasta la orilla con la ayuda de una tabla que se había salvado del bote y seguía flotando en las inmediaciones.
Pérdida irreparable
Entre los fallecidos se encontraban los hermanos Iregi que eran familiares de los industriales del mismo apellido y que, en aquella época, trabajaban afincados en la zona de Vitoria. Otras dos víctimas (Maritxu Badiola y Antonia Uribe-Echevarria) eran sobrinas de un conocido peluquero vitoriano por lo que la noticia tuvo también un gran impacto en tierras alavesas y en la sociedad de aquella época que aún permanecía deseosa de que el nuevo pantano fuese presentado oficialmente ante los vecinos de la zona. Actualmente, cerca del pantano y visible para todos los que acuden a él diariamente, existe un pequeño monumento en forma de obelisco en el que se recuerda la tragedia que marcó la inauguración del pantano de Ullibarri Gamboa.
Este monumento se hizo sufragado por el Ayuntamiento de Eskoriatza y en un terreno ubicado a 240 metros del restaurante Etxe-Zuri que linda con la carretera que se dirige desde el propio pantano hasta Vitoria. En el monumento en cuestión puede verse la quilla del barco reproducida por los escultores de la época y los nombres de los fallecidos grabados sobre el monumento para que no caigan en el olvido a pesar del paso de los años.
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