Un informe revela que reabrir el vertedero de Epele «no es seguro», lo que condiciona el plan de residuos industriales de Euskadi

El plan del Gobierno Vasco para dar salida a las 8 millones de toneladas de desechos que prevé que se podrán generar hasta 2030 sufre así un pequeño revés, ya que el plan del Ejecutivo vasco contemplaba que la reapertura puntual de la infraestructuras de Epele pudiera dar salida a unas 450.000 toneladas de residuos industriales en un plantemiento a tres años. «No es mucho», pero «ayudará», valoraba la consejera vasca de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia en 2023 durante la presentación en comisión de ese plan de gestión de esos residuos industriales.

Desde el Ejecutivo vasco se justificaba la necesidad de reapertura por el colapso de Zaldibar, y los cierres de Mutiloa y Larrabetzu que han generado un déficit de instalaciones para el vertido de residuos industriales que cifraron entre 300.000 y 400.000 toneladas para el año pasado.

El estudio que sustenta la no reapertura del vertedero concluye, según apuntaron ayer desde la mancomunidad, que «los resultados geotécnicos ponen de manifiesto que el vertedero no cumple los mínimos de seguridad establecidos en la autorización integrada». Destacan que de existir alguna solución para su vuelta a la actividad con una nueva celda para recibir residuos industriales no peligrosos, como se ha pedido desde el Gobierno Vasco, «las soluciones serían completas y costosas». La decisión definitiva se adoptará en la reunión del 21 de marzo de la Junta de la Mancomunidad con los representantes de todos los municipios de la comarca.

Argumentan para esta negativa los problemas que presenta la galería inferior del sistema inaugurado en 1993, el riesgo de derivación de lixiviados en caso de un ampliación del parque de residuos, y la progresiva pérdida de eficacia del sistema subterráneo de drenaje.