Arrasate

Caravana de ordenadores al Sahara

El viaje, costeado por el Ayuntamiento de Arrasate, transportará este maná informático a unas aulas donde la penuria de medios ocasiona «dificultades que no puedes ni imaginar». Fatima Labiad ejerció durante 15 años como maestra en los campamentos, y relataban que «a veces no tenemos ni tizas. Los alumnos compartían cuadernos según los barrios, pero no dejaban de ir al colegio y era obligatorio».

El lote de ordenadores que envía Arizmendi Ikastola constituyen «un gran privilegio y un regalo para los niños y niñas saharauis y para el Ministerio de Educación Saharaui», agradecía esta maestra saharaui.

Dos años han dedicado los estudiantes del ciclo de Formación Profesional de Microinformática a preparar los equipos que Saleh conducirá hasta Tinduf.

Se trata de antiguos modelos portátiles de la marca Toshiba que el Departamento de Educación distribuyó en 2011 en el marco de un programa de digitalización escolar. La dirección de Arizmendi Ikastola, con el auxilio de la asociación educativa del ámbito informático Elkartenet, rescató los viejos portátiles que permanecían largamente en desuso para darles nueva vida. Beñat Irazabal, director de FP de Arizmendi, explicó que la tarea de los alumnos ha consistido en «actualizar hardware y software». Les han ampliado la memoria RAM, cambiado discos duros, mejorado las baterías...

A los revigorizados portátiles se les ha instalado el sistema operativo Txikilinux, un software desarrollado por Elkartenet específicamente para escolares de Primaria y que, obviamente, opera en árabe.

Los teclados no se han sustituido, pero pegatinas cuidadosamente colocadas sobre cada tecla adaptan el teclado a la grafía arábica.

Saleh conducirá la caravana a bordo de su viejo Mercedes escoltado por un par de furgonetas de apoyo. «Esperamos llegar el viernes», confiaba el saharaui. Viajarán hasta Almería donde embarcarán en el ferry a Orán. «Nos costó mucho papeleo y muchos enfados y dolores de cabeza» conseguir la autorización de introducir en Argelia este material que «está prohibido». Pero al fin «tenemos el camino abierto para llevar la cooperación a los campamentos».

Pero la frontera de Argelia es inescrutable, y Saleh no oculta el temor de que «me paren porque tienen que registrar los ordenadores por si portan algún programa de espionaje. El registro puede demorarse incluso durante dos o tres días».

Una vez salvado este escollo, a la caravana encabezada por Saleh le quedarán aún 3.000 kilómetros a través del desierto del Sahara hasta llegar a los campamentos donde les aguardará sin duda una calurosa bienvenida.