Mendibil y Arróyabe se convirtieron, junto a Treviño, en las zonas donde las llamas atacaron con mayor virulencia./ IGOR AIZPURU
SUCESOS

El fuego siembra la alarma en Álava

Los incendios más graves quemaron decenas de hectáreas en Arróyabe y Treviño, con 4,5 kilómetros de largo

M. REGO

Jueves, 23 de julio 2009, 11:59

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Al cielo y a la tierra. Álava no pudo ayer quitar los ojos de estos dos puntos en toda la tarde después de que se declarara el primero de los cuatro incendios que calcinaron decenas de hectáreas en Mendibil, Arróyabe, Echávarri-Urtupiña y varios pueblos de Treviño. La voz de alarma saltó sobre las dos y media de la tarde en Arróyabe, en el municipio de Arrazua-Ubarrundia, pero a última hora todas las miradas se dirigían hacia Treviño. Al cierre de esta edición, hasta un centenar de efectivos, procedentes de diferentes puntos del País Vasco y Castilla y León, así como la Unidad Militar de Emergencias, se concentraban en la zona con el objetivo de sofocar un frente de 4,5 kilómetros de llamas. La tarea no se presentaba sencilla. El fuego -arrancó en Samiano y se extendió por Doroño, Bernedo, Albaina, Fuidio, Pariza, Urarte y Marquínez- se propagaba por un área extensa y de difícil acceso, donde varias familias tuvieron que ser desalojadas de sus casas. SOS Deiak se vio obligada incluso a convocar una mesa de crisis.

«Por la noche nos va a favorecer la climatología pues entra un frente frío que, aunque no extinguirá el fuego por completo, no lo avivará», aseguró Raúl Fernández de Arróyabe, viceconsejero de Interior, con la vista puesta en la llegada de un avión -prevista para esta mañana- del Ministerio de Medio Ambiente. La presencia de un aeroplano de estas características, que «vertía constantemente agua sobre la zona», facilitó la extinción en Mendíbil y Arróyabe, en Arrazua-Ubarrundia, que sumaron los otros dos focos graves.

El caos invadió este área situada junto al pantano de Ullíbarri-Gamboa hacia el mediodía. «Esto ha debido ser intencionado», concluían vecinos de Arróyabe, que afirmaban haber visto «varios focos antes de que comenzara el humo». Los bomberos, del parque vitoriano y de la Diputación, eludieron hacer conjeturas y se centraban en evitar que las llamas ganaran terreno. Hacia las 19.00 horas sólo quedaban algunos focos internos -ya no se extendían- y el fuego se hallaba «confinado», explicaron fuentes oficiales.

Hasta tres viviendas de esta localidad tuvieron que ser desalojadas.

En Aldayeta, otros cinco vecinos corrieron igual suerte, lo mismo que en el club náutico. El último incendio, que obligó a cortar la N-1 varios minutos, se desató en Echávarri-Urtupiña, permaneció activo hasta última hora de la tarde cuando se mantenía la teoría de que las llamas habían arrancado en un pabellón agrícola para avanzar después por unos rastrojos. Pero el origen era lo que menos preocupaba a los afectados:«Primero es apagar el fuego y luego ya hablaremos».

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