El Guggenheim rastrea la huella de la abstracción en el arte de posguerra

La abstracción fue el gran refugio, el nexo que unió el arte de muchos creadores europeos y americanos nacidos bajo la influencia de las secuelas que dejó la II Guerra Mundial a finales de los años cuarenta. Aunque separados por miles de kilómetros y procedencias geográficas, su reacción frente al mundo que dejó el gran conflicto bélico mundial se refugió en estilos y tendencias pictóricas marcadas por la búsqueda de una idea de liberación pictórica y anímica que rechazó las formas tradicionales de composición.

Al mismo tiempo, los artistas emergentes trataron de buscar afinidades fuera de su círculo inmediato y esas inquietudes generaron infinidad de movimientos y tendencias que sirvan hoy para explicar ese proceso de reacción de gran carga emocional.

El Guggenheim de Bilbao exhibe desde hoy Abstracción Pictórica, 1949-1969: selecciones de las Colecciones Guggenheim, una muestra que indaga en el diálogo establecido, a partir de la abstracción, entre más de sesenta artistas internacionales a través de 80 de sus obras más representativas, seleccionadas entre los fondos de las colecciones del Solomon Guggenheim Museum, la Peggy Guggenheim Collection y las que atesora la propia pinacoteca bilbaina.

Dice una de las comisarias de la muestra, Tracey Bashkoff, curator de las colecciones Guggenheim, que la interacción que se generó entre los artistas del periodo que cubre entre 1949 y finales de los 60 dio lugar a incontables y numerosas adscripciones. «Cuando nos pusimos a hacer un recuento aproximado, nos salieron más de 20 nombres de grupos y corrientes».

A veces, los artistas «estaban vinculados a dos grupos a la vez y otras, duraban poco tiempo en cada una».

Si algo marcaba su indagación pictórica era la búsqueda de la libre asociación, dejando plena libertad de interpretación al público sobre lo que se reflejaba en el cuadro. Si algo predominaba en sus obras era la huida de la figuración reconocible. Mientras los artistas europeos recurrieron en su obra a la síntesis y a la indagación de composiciones híbridas, los norteamericanos evolucionaron hacia un estilo de una fuerte carga expresiva basada y sustentada en el gesto y su plasmación en el lienzo.

Grupo El Paso

La exposición explora las corrientes más importantes del arte americano y europeo durante las décadas de 1950 y 1960, deteniéndose en sus afinidades y referencias comunes: el desarrollo de movimientos como el Expresionismo Abstracto, la Pintura de Campos de Color y el Arte Pop en Estados Unidos o el Grupo CoBrA, el Tachismo y el Informalismo a través de obras de, entre otros, Jackson Pollock, Willem de Kooning, Ellsworth Kelly, Robert Rauschenberg, Karel Appel, Alberto Burri, Antoni Tàpies, Yves Klein, Jean Dubuffet, Jean Tinguely y Piero Manzoni.

La exposición dedica un apartado a obras importantes de tres artistas españoles encuadrados en esta tendencia gestual del arte abstracto como son Antoni Tàpies, de quien se exhibe su obra 'Gran pintura', de 1958; y Antonio Saura y Luis Feito, componentes del denominado grupo El Paso.

Los cambios estilísticos en el arte de posguerra en el viejo continente tuvieron su eco inmediato al otro lado del charco, en Estados Unidos. La pintura americana se echó en manos del expresionismo abstracto, cuyos artistas eludían las temáticas únicas y centraban su interés en el propio proceso de creación y sus fundamentos partiendo de reacciones nacidas en el subconsciente y las emociones de los artistas evitando elementos procedentes del exterior.