Los inmigrantes se convertirán en un bien escaso

«Nuestros debates sobre inmigración suelen estar cargados de preguntas sobre lo que debería pasar y lo que habría que permitir, pero dedicamos muy poco esfuerzo a planificar lo que va a ocurrir». La frase está tomada del libro 'Ciudad de llegada', del periodista Doug Saunders (Editorial Debate), un estudio sobre las migraciones en las principales concentraciones urbanas del mundo. Saunders considera «perfectamente razonable» que las autoridades restrinjan el flujo de extranjeros, al menos en circunstancias de desempleo elevado. Pero recuerda que, a largo plazo, tales medidas no frenarán el flujo de personas no cualificadas a Occidente. «La presencia del aldeano será una característica de la ciudad occidental a lo largo de este siglo», vaticina.

Saunders, jefe de la delegación europea de The Globe and Mail, el principal periódico de Canadá, avisa que en el futuro los países occidentales no sólo necesitarán imperiosamente extranjeros con formación o sin ella. Tendrán que disputárselos, porque escasearán. Por una parte, Europa central y del Este dejará de exportar trabajadores por la caída de la natalidad. No será la única región con problemas. «En 2010, China ya ha experimentado falta de mano de obra en muchas áreas -destaca Doug Saunders-; el rápido crecimiento económico de la India, acompañado de la reducción de su natalidad, significa que también dejará de ser fuente de suministro de mano de obra».

El periodista recuerda que China ha puesto en marcha iniciativas para importar trabajadores del África subsahariana y el subcontinente indio, «lo cual la ha convertido en competidora de los Estados del Golfo y Occidente en mano de obra». «Es más que posible -prosigue Saunders- que en lugar de interrumpir el flujo de inmigrantes, los países europeos y Norteamérica se vean obligados a su captación activa».