Superhéroes por vocación
Cada vez hay más personas en EE UU que se diseñan una identidad fantástica y salen a patrullar.
CARLOS BENITO
Lunes, 17 de noviembre 2014, 08:56
Combatir el crimen cuando uno posee superpoderes tiene un mérito relativo: al fin y al cabo, en cuanto las cosas se pongan feas, el bueno de la película siempre podrá salir volando, o dar un brinco estratosférico, o volverse invisible como un billete de quinientos, o irradiar un escudo defensivo invulnerable, o la cosa increíble que su particular mutación le permita hacer. Lo que resulta admirable de verdad es ser superhéroe por pura vocación, sin que ninguna capacidad sobrehumana le inmunice a uno frente a los mamporros, los navajazos o, ay, las burlas del personal.
En Estados Unidos, cada vez hay más personas que asumen la misión bienhechora de los superhéroes sin disfrutar de sus ventajas. Son los llamados 'superhéroes de la vida real', cuyos vistosos representantes velan por sus convecinos a pie de calle, con más empeño que reconocimiento. Son personajes como los de las fotografías, miembros de la Xtreme Justice League de San Diego, que entienden que la esencia de estos seres no está tanto en sus virtudes prodigiosas como en la voluntad de luchar contra el mal.
Los integrantes de la Liga, ataviados con sus trajes de fantasía, patrullan todas las noches por la ciudad californiana. Cada uno de ellos ha de prestar, al menos, un servicio semanal de dos horas, porque las normas del grupo establecen que «no hay lugar para la vagancia», ni tampoco se admite a los «falsos durotes» y los «cabezahuecas». Lo mismo recorren callejones desiertos que se mezclan con la multitud del Gaslamp Quarter, el barrio de bares, y también asumen la vigilancia de zonas como North Park, donde se han registrado asaltos sexuales. Asisten a los borrachos, echan una mano a los indigentes y median en peleas, pero -eso es una obsesión en su ideario- no se consideran justicieros, ya que dejan el castigo en manos de la Policía. No llevan armas potencialmente letales. Ni siquiera se conceden licencia para decir tacos.
La tarea parece admirable, pero ¿eran necesarias las capas brillantes, las corazas y demás complementos de bazar? «Los trajes sirven como símbolo de algo positivo. Representan las ideas que queremos promover. Y, además, los usamos como un medio para disuadir a los malos: nos ven y eso les quita la idea de delinquir. Queremos promover un sentimiento de seguridad mientras patrullamos, y para eso necesitamos que se nos identifique como superhéroes», explica a este periódico Mr. Xtreme, que fundó el grupo en 2006 y ejerce de líder. Antes de crearse su identidad de sargento postapocalíptico, ya andaba metido en patrullas de seguridad, una inquietud que él mismo vincula a la violencia escolar y doméstica que sufrió en su infancia.
El compañero muerto
Hace dos años, la Liga perdió a uno de sus miembros, el ninja Rouroni, en un accidente de tráfico. La familia del chico decidió abrazar su militancia superheroica: sus compañeros, con los uniformes de batalla, portaron el féretro, y en la lápida están grabados su nombre real y su identidad paralela. La madre de Rouroni ha acabado integrándose en la Liga con el nombre de Emerald Fáel, algo así como la 'Loba Esmeralda'. «Cuando mi hijo se involucró en esto, me preocupé. ¿Qué madre no lo habría hecho? Ahí estaba, patrullando con poca o ninguna protección. Yo no sabía mucho de este movimiento y tenía prejuicios. Ahora he descubierto que en esta comunidad hay personas de todo tipo: unos buscan la gloria, otros quieren cambiar las cosas. Como en toda familia, unos pocos pueden ser ligeramente disfuncionales, pero todos quieren mejorar el mundo», desarrolla. Emerald Fáel se ocupa de la parte técnica, de conseguir suministros para los indigentes y de coordinar eventos benéficos. «En cierto modo, he pasado de tener un hijo a tener un equipo completo», dice.
Si la vida, en un giro de cómic, pusiese a su alcance algún superpoder, ¿cuál elegirían? «Yo, la capacidad de motivar a otros para cambiar las cosas, igual que mi hijo me ha motivado a mí», responde Emerald Fáel. El líder Mr. Extreme se inclina por algo menos abstracto: «La capacidad de estar en varios sitios a la vez. Hay tantos problemas en este mundo... ¡Ojalá pudiéramos estar siempre en todas partes!».