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Eugenio Etxebeste y Arnaldo Otegi, en una rueda de prensa de Iniciativa en Azpeitia. /EFE
El apoyo a Iniciativa crea un fuerte debate en el seno de la izquierda abertzale
POLÍTICA

El apoyo a Iniciativa crea un fuerte debate en el seno de la izquierda abertzale

La dirección de Batasuna había decidido impulsar la abstención un día antes de que el TC legalizara la lista para el 7-J El sector duro critica la condena a ETA

ÓSCAR B. DE OTÁLORA

Martes, 2 de junio 2009, 03:43

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DV. La decisión de varios líderes históricos de la izquierda abertzale de apoyar a Iniciativa Internacionalista-Solidaridad de los Pueblos (II-SP) ha provocado una fuerte debate en el seno de la izquierda abertzale, ya que, en un principio, se había barajado mantener la opción de la abstención. El enfrentamiento se está produciendo entre aquellos sectores más ortodoxos, que defienden el no concurrir a las urnas, y los más moderados, quienes ven en la candidatura de II-SP una oportunidad de recuperar la iniciativa perdida. El debate sobre la presencia o no en las urnas se desarrolló de una manera vertiginosa en la semana del 14 al 18 de mayo y supuso una inesperada victoria de los partidarios de la línea moderada, cuya cabeza visible han sido Arnaldo Otegi e históricos como el ex negociador de ETA Eugenio Etxebeste, .

Iniciativa Internacionalista fue ilegalizada por el Tribunal Supremo el 15 de mayo, después de que se detectase la presencia de miembros de la ilegalizada ANV entre los avalistas así como entre las personas que encabezaban la candidatura. Entre ellos se encontraba, por ejemplo, Alfonso Sastre, quien ya fue miembro de la candidatura de ANV al Senado en las últimas generales. La lista estaba formada por grupos como Comuner@s e Izquierda Castellana, movimientos de ultra izquierda de Castilla-La Mancha.

Tras la ilegalización, los abogados de II-SP acudieron al Constitucional para revocar la sentencia. Pero antes de que el alto tribunal se manifestase, las estructuras dirigentes de la izquierda celebraron una serie de reuniones en las que se apostó activamente por la abstención en las elecciones. Estos encuentros se celebraron entre los días 19 y 20, cuatro días después de la ilegalización. La decisión de no acudir a las urnas procedía de los sectores más duros de la banda y, según las fuentes consultadas, formaba parte de una consigna de la propia organización. En este sentido, esta opción siempre ha sido la más respaldada por la banda, puesto que le evita visualizar en las urnas el cada vez mayor rechazo a la violencia, instalado ya en las filas de la izquierda abertzale.

La abstención, sin embargo, era mal vista por los más moderados ya que les condenaba a un silencio estratégico total. En las autonómicas, por ejemplo, la opción había sido el voto nulo puesto que les permitía contar una cantidad de papeletas y atribuirse un porcentaje de apoyos.

Una rápida maniobra

La situación interna cambió por completo el día 21, cuando el Tribunal Constitucional dio la razón a los letrados de II-SP y aceptó que la lista pudiera concurrir a las europeas. En ese momento, los miembros de la lista ya habían realizado una condena explícita de la lucha armada al presentar su recurso ante los magistrados. La plataforma manifestó «de forma clara y sin ambigüedades» que rechazaba el uso de la violencia «para lograr objetivos políticos en el marco de un Estado democrático».

A esta inesperada decisión judicial le sucedió una rápida maniobra de los sectores moderados para anular la postura abstencionista en la izquierda abertzale. El día 23, apenas dos días después de la legalización, el propio Arnaldo Otegi solicitó el voto para la Iniciativa Internacionalista. «Esta lista no es nuestra, pero recoge buena parte de los planteamientos que la izquierda abertzale ha hecho a lo largo de los últimos meses», justificó el ex portavoz de Batasuna.

Este movimiento, sin embargo, suponía aumentar el enfrentamiento en el seno de la izquierda abertzale ya que eran los sectores más ortodoxos los que veían cómo su postura quedaba desmantelada en apenas unos días. En esta corriente no se entendía el apoyo a una lista que había condenado la violencia -aunque en posteriores comparencias se negó a discutir esta cuestión- y que, además, no era una lista abertzale sino que estaba formada por representantes que, aunque sí estaban vinculados a la izquierda radical, no tenían ninguna relación con el independentismo. Además, la apuesta por una negociación, sin las matizaciones que realiza la izquierda abertzale, tampoco era de su gusto.

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