Juanpe López | Ciclista del Trek Segafredo
«Me encanta lo que hago, pero para ver prefiero el fútbol. ¡Mucho Betis!»Los diez días de maglia rosa en el Giro del año pasado curtieron a un ciclista que quiere explotar este 2023, en el que conocerá el Tour
Si se mira la carrera con gafas de tifosi apasionado, aún se le ve vestido de rosa en el pelotón de la Itzulia. Diez días ... portó la maglia en el Giro del año pasado. La proeza le valió una visibilidad que ya empezaba a merecer por su nivel de notable escalador y valiente combatiente. Juanpe López (Lebrija, 1997) afronta el inicio de la temporada de su consagración. Se rompió la clavícula en enero y se ha estrenado en la recién disputada Volta. Espera despegar en breve.
-¿Cómo está siendo su regreso a las carreras?
– Estoy bien, he vuelto a la competición en Catalunya después de más de seis meses sin correr y siempre se echa de menos ese ritmo que dan las carreras. Pero una prueba dura como la Volta me ha venido bien para ir poniéndome a punto. Incluso me esperaba estar más atrás y con un poco menos de gas. Estoy contento.
- Se fracturó la clavícula en enero del año predestinado para su explosión...
– Me fastidió, la verdad. Dentro de lo malo, fue a principio de año y tampoco me partió la temporada ni me varió demasiado los planes, más allá de no poder participar en las primeras carreras. Lo miro por el lado positivo. Podría ser el año de mi consagración, sí, pero ya venía de hacer 13º en la Vuelta en 2021 y es verdad que el Giro de la pasada temporada fue un poco la confirmación.
- Viéndole en carrera, diría que se ha recuperado bien y rápido.
– Estuve un mes prácticamente sin parar encadenando sesiones de rodillo, de rehabilitación, de gimnasio y de fisioterapia. No paraba por casa desde que empezaba a hacer rodillo hasta la noche. Me lo he trabajado y ha ido todo bien.
«Tras romperme la clavícula he pasado días encadenando rodillo, gimnasio y fisio de sol a sol»
«Tengo la espina de no haber levantado aún los brazos. Cualquier carrera es buena para eso»
- También ha estado en Sierra Nevada.
– Sí, decidí ir a altura porque tampoco podía meter mucha intensidad de entrenamiento debido al tema de la clavícula. El mero hecho de estar en altura ya suma por trabajar allí.
- Me cuentan que usted no es de esos ciclistas a los que les cuesta marcharse a las concentraciones.
– No. Me gustan esas concentraciones porque tampoco tengo niños esperándome en casa y digamos que en altura haces exclusivamente lo que tienes que hacer cuando eres ciclista profesional: entrenarte, comer y descansar. Vivimos de esto. Me parece que es bonito y lo tenemos que aprovechar al máximo. Siempre digo en el equipo que si tengo disponiblidad para estar 25 días en una concentración, mejor que estar 15.
- Vayamos al grano. ¿Le cambió la vida el 10 de mayo de 2022?
– Fue algo positivo vestirse de líder del Giro de Italia. Sabía que estaba en el mejor momento de forma de mi vida. Aquel día del Etna, el equipo trabajó al cien por cien para mí. Les dije que iba a estar en la fuga costase lo que costase. Lo conseguí y, aunque fue una pena no ganar la etapa, la jornada tuvo su recompensa.
- Una recompensa rosa que duró diez días.
– Diez días que estuve en una burbuja. Autógrafos, fotos, entrevistas al final de cada etapa... Soy un corredor a quien después de cenar me gusta dar un paseo de cinco minutos por la calle para bajar la cena. Lo hacen muchos. Esos días la gente me conocía y me paraba. Esa circunstancia supone una carga para algunos, pero soy de los que piensa que cuando no te pasa nada de eso, entonces es cuando tienes que preocuparte.
«Me gusta pasear después de la cena y en el Giro la gente me conocía y me paraba por la calle»
«Jugaba a fútbol y empecé a hacer rodillo por el sobrepeso. Así me enganché a la bici»
- ¿Alargó el sueño más de lo que preveía en un inicio?
– Con el paso de los días, daban por hecho que iba a perder la maglia. Que no pasaría de la etapa del Blockhaus. Pero pude mantenerla. Los directores y el preparador me decían que estaba al cien por cien y que era capaz.
- Y usted, ¿se lo creía?
– Estaba con confianza. De hecho, le dije al mánager del Trek que para quitarme del liderato tendrían que sufrir mucho.
– Pero dicen sus compañeros que tampoco iba de líder y que incluso subía botellines.
– Bueno, eso ocurrió alguna vez que paré, como lo hacen muchos ciclistas, a orinar. Si escuchaba a un compañero por la emisora decir que paraba a por agua, pues me acercaba yo al coche y subía los bidones. ¿Por qué no lo iba a hacer? Es algo que no me costaba, por mucho que fuera líder.
- Supongo que la equipación rosa se la daban nueva todos los días.
– Sí, y no solo maillots, también algún chaleco o chubasquero. Cada masajista tenía algo mío en su bolsa por si yo lo necesitaba. Guardo las prendas con gran cariño.
- ¿Conserva los diez maillots de los diez días?
– Qué va. Me quedan pocos porque entre la familia y algunos compromisos... Pero tengo una enmarcada que no se mueve de allí y alguna más que quiero guardar para siempre.
- Del rosa pasó al blanco y terminó como primer joven del Giro. Algunos grandes campeones empezaron siendo primer joven de diferentes vueltas. ¿Cree que puede ser su camino?
– Es algo bonito ser el mejor joven. Querrá decir algo. Lo que sí tengo que decir es que me considero todavía joven, aunque para muchos ya no lo sea con 25 años porque vemos a gente como Remco (Evenepoel) y Tadej (Pogacar) que van volando. Yo tengo una trayectoria de ir cada año un punto más. A partir de ahora me toca exprimirme.
- Y también le toca levantar los brazos. Con su rendimiento, aún no ha estrenado el casillero de victorias.
– Correcto. Tengo esa espina. He estado cerca en el Giro, en otras carreras de Italia, en Bélgica... Pero no he podido levantar los brazos. Es un gran objetivo y cualquier carrera es buena para cumplirlo.
- Hablando de carreras. Esta temporada ha acordado participar en el Tour.
– Así es. En el Giro ya he debutado. También he hecho tres Vueltas. El Tour era la carrera que me falta por conocer. Lo hablé con el equipo... Nos hemos liado la manta a la cabeza y a por ello.
- Convocado para el Tour y renovado hasta 2025. Se ve que Trek confía en usted.
– Estar en la lista del Tour hace mucha ilusión, pero la confianza ya la tenía antes del Giro. El equipo siempre ha apostado por mí y estoy agradecido.
- Un Tour que empieza en Euskadi.
– Esta tierra se lo merecía. Ya sabemos la pasión que hay aquí por el ciclismo. A los que corremos nos toca vivirlo desde dentro y disfrutarlo.
- ¿Cómo empezó a disfrutar del ciclismo?
– Yo toda la vida he jugado a fútbol. Me acerqué a la bici porque mi padre era aficionado. Nunca me ha obligado y se lo agradezco cada día. Yo estaba siempre un poco pasado de peso y por adelgazar me subí a un rodillo en una bici vieja. A partir de ahí mi padre me dijo que si quería probar en carretera me fuera con él. Y empecé a engancharme.
- ¿Veía carreras?
– Sí, cuando la Vuelta a Andalucía pasaba cerca de casa recogía todos los botellines del suelo y pedía autógrafos y fotos. Guardo con cariño una foto con Contador. Fífajate, luego pasé al equipo de su fundación y estuve con ellos cinco años en los que fueron como mi familia. Gracias a ellos pasé a profesionales. Me gusta lo que hago pero para ver, prefiero el fútbol.
- ¿Pero en plan pasivo o forofo?
– No, no, soy del Betis a muerte. De carné. ¡Mucho Betis! Y antisevillista. Vamos a intentar arrebataros la plaza de Champions. Y si podemos ir Real y Betis, mejor. Y si ya desciende el Sevilla, mejor que mejor.
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