El ciclismo contuvo la respiración

El ciclismo mundial contuvo el aliento varias horas, hasta que a eso de las ocho de la tarde el Visma comunicó el parte médico de Vingegaard. El danés, Roglic y Evenepoel son tres de los mejores corredores del pelotón, las máximas figuras para las carreras por etapas junto a Pogacar (UAE), el único ausente en esta Itzulia. La repercusión internacional fue abrumadora.

Vingegaard se golpeó contra un canal de desagüe de hormigón que bordeaba la calzada y el impacto fue terrorífico. Quedó tumbado de medio lado en la hierba, sin poder moverse. Dos compañeros de equipo corrrieron a su lado y el miedo recorrió el espinazo de toda la caravana. Respondió a sus compañeros y movió la cabeza, para tranquilidad de todo el mundo. Pero el cuerpo permanecía inmóvil y así estuvo hasta que los médicos de la carrera consiguieron inmovilizarle en condiciones, colocarle un collarín y ponerle una máscara de oxígeno para subirle a la ambulancia y llevarle al hospital de Txagorritxu en Vitoria. Fue trasladado consciente.

Las primeras pruebas médicas permitieron tranquilizar los ánimos, ya que el parte habla de fracturas de clavícula y costillas, dentro de lo que cabe menores. Ganador de la Itzulia de 2023 y de los dos últimos Tours de Francia, no parece peligrar su presencia en la salida de la próxima edición el 29 de junio en Florencia.

Para el Visma es un alivio importante, ya que salvo evolución negativa de la recuperación podrá contar en Francia con su único líder, tras la remodelación que sufrió el equipo el último verano y que dejó al danés como patrón indiscutible. Con Primoz Roglic saliendo al Bora y Wout van Aert destinado al Giro, no hay más autoridad que Vingegaard.

Primoz Roglic (Bora) dio con sus huesos en la zanja y se quedó ahí, pero pese a la espectacularidad de la imagen, desvalido encima del cuerpo de Steff Cras (TotalEnergies), el esloveno se pudo levantar y caminar por su propio pie al coche del Bora. Vestido con el maillot amarillo, abandonó la carrera levantando el pulgar de la mano derecha, en señal de que no sufre lesiones graves, pero los responsables del Bora también decidieron evacuarle a Txagorritxu para someterle a pruebas médicas. En su caso, el tremendo golpe de este jueves se añadía al de la víspera en Olaberria. En la salida de Etxarri las consecuencias de aquella caída eran visibles en todo su costado derecho y en la cara. En principio, vuelve a casa con golpes por todo el cuerpo pero sin su futuro inmediato comprometido pese a una nueva caída. Una más.

La tercera gran figura mundial en esta carrera, que había dado a la Itzulia un empaque de impresión, era Remco Evenepoel. El belga se salió en esa curva a derechas y voló a la cuneta. Los corredores alaveses, como el fugado Joseba López (Caja Rural), señalaron que conocían la peligrosidad de ese punto concreto de la carretera, con el asfalto abombado. El choque fue violento por la velocidad y fracturó la clavícula derecha del líder del Soudal. El belga también tiene rota la escápula y este viernes viaja a Bélgica para operarse en el hospital de Herentals.

Evenepoel se pierde las clásicas de las Ardenas, que eran su siguiente gran objetivo, sobre todo la Lieja-Bastogne-Lieja. El fenómeno belga tiene previsto debutar esta temporada en el Tour de Francia. Con una lesión similar, Alex Aranburu (Movistar) ha tardado dos meses en reaparecer esta temporada, por lo que la prueba francesa no estaría en peligro para Evenepoel, que entró en Txagorritxu en silla de ruedas y sujetándose el hombro derecho. El belga ya se había caído en la etapa inicial, en la crono de Irun y en su carrera sufrió otro duro accidente en el Giro de Lombardía de 2020.

La caída fue una carnicería y obligó a parar la etapa porque todas las ambulancias tuvieron que detenerse a atender a los caídos. Además de los tres grandes favoritos, se vieron seriamente afectados hombres como el ganador en Altsasu, Quinten Hermans (Alpecin), Sean Quinn (EF), Nathanel Tesfatsion (Lidl-Trek) o el citado Cras, entre otros. Alexander Cepeda y Markel Beloki (EF) también se hicieron mucho daño.

La carrera se detuvo, como debe hacerse en estos casos, hasta que se pudieran incorporar nuevas ambulancias. Finalmente, organización, jurado técnico y corredores decidieron que la etapa fuera neutralizada hasta la meta, salvo los seis escapados, que se jugarían el triunfo de etapa. Ganó, si es que se puede emplear el término, Louis Meintjes (Intermarché), que no lo celebró y dijo que «no cuenta».

Con las retiradas de Roglic y Evenepoel, primero y segundo de la general, el nuevo líder de la carrera es Mattias Skjelmose (Lidl-Trek), que subió al podio y se negó a ponerse el maillot amarillo, en un bello gesto como el que tuvo Merckx con Ocaña el día después de la caída de Menté. Las tradiciones siguen siendo importantes en el ciclismo. El danés respetó a los caídos, la historia y la dignidad del maillot amarillo.

Ya estaba en la quinielas antes del inicio de la carrera tras su victoria de etapa en la París-Niza y su cuarto puesto en la general final. Ahora es líder con dos etapas por delante y cuatro segundos de ventaja sobre Juan Ayuso (UAE). Curiosamente, los dos primeros de la general se vieron implicados el miércoles en la dura caída a menos de tres kilómetros de la meta de Alsasua. Pocos ciclistas ruedan en esta Itzulia sin vendas en alguna parte de su cuerpo.

El ciclismo internacional queda desposeído de tres de sus máximas figuras para un tiempo. La Vuelta al País Vasco cambia por completo de cara. Todo, por la bajada de Krutzeta, que estuvo a punto de convertirse en el col de Menté de la Itzulia.