Cormoranes, los últimos en llegar
Una colonia de cormoranes negros hiberna, por primera vez, a orillas del Oria
PPLL
Jueves, 7 de febrero 2013, 03:52
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A mediados de la década de los 90 del pasado siglo, en nuestro caso el río Oria, fue testigo del comienzo de la presencia y seguido asentamiento de diferentes especies de aves, unas salvajes como las gallinetas, y otras introducidas por la mano del hombre como el pato doméstico.
Un presencia y resurgir de la vida, también piscícola, bien recibida por la ciudadanía consciente de que durante más de 50 años, los cursos fluviales se habían convertido en auténticas cloacas.
Un maravilloso cambio que no se daba por una acción planificada y dirigida sino que principalmente respondía o era consecuencia del cierre de buen número de empresas, desde el curso alto del río.
Baste recordar que las obras del colector no se iniciaron hasta 1999 y que en nuestro caso, de manera escalonada, duraron, prácticamente 10 años.
En ese proceso, la calidad del agua del río, al que llegaban cada vez menos vertidos, fue mejorando de día en día y con ella la fauna piscícola. Proceso en el que recordaremos que los grandes aficionados a la pesca certificaban a comienzos del 2009 la presencia de trucha, estable, en el lecho del río.
Valga reseñar a su vez que mientras esa mejora de las condiciones, la naturaleza facilitaba el regreso de la vida silvestre, la mano del hombre aportaba al contexto todo tipo de mascotas; peces de colores, tortugas, etcétera.
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En ese regreso de la vida de manera natural, tras las gallinetas o pollas de agua, años después, se dejaban ver, y posteriormente se llegaban a asentar, la garza real y el martín pescador.
Este invierno llegaba el cormorán, en concreto una colonia de entorno a 14 ejemplares, en concreto de la variedad cormorán grande, también llamados gran cormorán o cormorán negro, que han encontrado ubicación, técnicamente, posadero, en la copa de un platanero de gran porte situado frente a la antigua bombería de la calle Diego Rivero, concretamente en la otra orilla, margen derecha del Oria.
Los observadores reseñan la existencia de otra colonia, en Legorreta, junto al cruce de Berostegi.
El cormorán, en ocasiones también denominado cuervo de mar, es un ave acuática que habita en lagos, ríos, y aguas costeras. Un ave de gran porte que puede llegar a alcanzar el metro de altura y superar el metro y medio de envergadura.
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Pesca con gran facilidad y come, por término medio, entre medio kilo y 800 gramos diarios, de ese manjar que representan barbos, loinas, y anguilas.
Indicador de la vida en el río
Desde ese punto de vista supone un buen indicador y una mejor referencia de la abundancia de vida piscícola en el río.
El ordiziarra, Antonio Bea, biólogo y director de la empresa Ekos Estudios Ambientales señala que este invierno, como novedad, se ha detectado la presencia del cormorán grande, río adentro. Se trata indica de un ave migratoria, ahora de invernada, ave que para a finales de este mes de febrero o comienzos de marzo pondrá rumbo al norte. En adelante, comenta, será cuestión de ver si algún grupo aprende a colonizar nuestros valles y se vuelven sedentarios.
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Y en este contexto ambientalista, tocaba preguntarle al experto por la presencia cada vez más habitual, en el Goierri, de grandes bandos de gaviotas. La respuesta no es otra que la clausura del vertedero de San Marcos les ha llevado a este tipo de aves a encontrar alimento en Sasieta y refugio en el entorno del embalse de Arriaran.
Volviendo a esa acelerada recuperación de la vida en el río, el biólogo destaca que el siguiente peldaño o escalón en la mejora de las condiciones lo dará la presencia (asentamiento), aquí en el curso medio del Oria, de la nutria.
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