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Primer paso. Rehabilitar la antigua Aduana y derribar sus anexos permitiría ampliar el espacio universitario en la ciudad y supondría un cambio urbano real, un primer paso en la práctica hacia la llamada regeneración del espacio ferroviario. :: F. PORTU
IRUN

La antigua Aduana será el punto de partida en la regeneración del espacio ferroviario

Emplear a Zaisa y sus recursos facilitaría la financiación de esta primera actuación. Gobierno central, vasco y Diputación le han dicho al Ayuntamiento que «suena bien» y que concrete su propuesta en un proyecto

IÑIGO MORONDO

Domingo, 13 de mayo 2012, 13:49

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Cuando el objetivo, saliendo del puente sobre el Bidasoa, es llegar a Santiago de Compostela, cualquiera podría desanimarse al ver 850 kilómetros de Camino por delante. Es el simil que el alcalde de Irun, José Antonio Santano, utiliza para hablar del espacio ferroviario. «Ante un proyecto tan largo y complicado, lo lógico es desmenuzarlo en partes más sencillas. Te planteas hacer la primera etapa y cuando llegas a Donosti, te planteas la segunda. Un día, te encuentras con que has llegado a Gijón, y resulta que Santiago ya no está tan lejos», comenta.

En el caso del espacio ferroviario, Santano ha definido ya cuál debe ser esa primera etapa: rehabilitar el edificio cabecera de la antigua Aduana, en la calle del mismo nombre, y derribar los destartalados anexos. No parece mucho, pero significaría iniciar de facto la transformación urbana anunciada. La mayor parte de este conjunto pertenece a la Agencia Tributaria, que llegó a presentar hace unos años un proyecto de derribo. Finalmente, crisis mediante, no llegó a ejecutarlo. El único uso que últimamente ha habido es el que daban 40 trabajadores de Aduanas al edificio de cabecera, pero su traslado eventual a Zaisa se volverá definitivo cuando se alojen en la planta baja de la torre, que está siendo acondicionada. En ese sentido, este conjunto de más de 8.000 metros cuadrados, está 'libre de cargas' y se puede actúar en él.

Aunque no están los tiempos para inversiones ni en la institución local ni en ninguna de las superiores, el alcalde cree haber encontrado la fórmula. «No vamos a pedir dinero a nadie, ni a hipotecar nada, no vamos a gastar lo que no tenemos. De lo que hablamos es de un proyecto práctico, realista, razonable, sensato y que avanza en la buena dirección».

El protocolo firmado

La base sobre la que se asentará cualquier paso en el desarrollo de la regeneración del espacio ferroviario es el protocolo interinstitucional firmado por Ayuntamiento, Diputación, Gobierno Vasco y Gobierno central. «Ahí se citaban dos cuestiones a las que queremos agarrarnos. Por un lado se hablaba de la necesidad de desarrollar el conjunto del proyecto a través de convenios parciales. Y se proponía que una sociedad pública fuera la que gestionara todo el proceso».

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Hace ya tiempo que se empezó a hablar de Zaisa como una posibilidad para asumir esa función. «En Zaisa estamos representadas las tres instituciones vascas que tenemos algo que decir en el espacio ferroviario», recordaba Santano. Además, esta sociedad puede presumir de tener sus cuentas saneadas, de rendir beneficios cada año e incluso de disponer de liquidez; un lujo en los tiempos que corren. «Nos encontramos además con que Zaisa ha cumplido ya su razón de ser: será difícil poder desarrollar más suelos para logística en la ciudad y parece sensato aprovechar el potencial que tiene el equipo de Zaisa y sus recursos para seguir generando actividad económica».

No todo cuadra tan bien y no faltarán obstáculos si ésta acaba por ser la opción elegida. Aunque más del 90% de la sociedad se la reparten Ayuntamiento, Diputación y Gobierno Vasco, «existen socios del sector privado. Estamos viendo qué opciones tenemos. Podría ser que constituyéramos una sociedad entre los tres para gestionar esas acciones y que fuera ésta la que llevara las riendas del espacio ferroviario, por ejemplo», explica el primer edil irunés. «Pero hay distintas fórmulas que vamos a estudiar».

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Derribo y rehabilitación

La apuesta por Zaisa daría verosimilitud a esta primera etapa del camino. «Necesitamos la implicación de otras instituciones, pero no les vamos a pedir dinero. Ésa es la parte buena, porque creo que todos somos conscientes de que si ahora fuera el Ayuntamiento a pedir unos millones a Fomento, la respuesta seguramente no sería la deseada».

Bajo estas condiciones, Santano ha mantenido ya contactos con Madrid, Vitoria y Donostia y la respuesta ha sido positiva. «Nos dicen que suena bien y que montemos el proyecto con propuestas concretas, y eso es lo que estamos haciendo, en lo urbanístico y en los jurídico». Y también en lo político. «Este proyecto goza de acuerdo entre los grupos municipales, así que Juana de Bengoechea, portavoz del PP, me acompañó a Madrid a hablar con Fomento; Bildu nos ha hecho de puente con Diputación...» Poner de acuerdo a instituciones gobernadas desde posturas políticas tan diferentes es, para el alcalde, «una de las virtudes de este proyecto, que concita acuerdos. Es sensato y está pegado a la realidad; es importante para la ciudad y para Gipuzkoa. Creo que todos coincidimos en eso».

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