«Mi mayor satisfacción en la vida es la gente que he conocido»

Vuelve al Kursaal el domingo a las 19.00 horas una de las voces más hermosas de la canción popular de las últimas décadas. A su aire, viajando en coche con la familia, mirando el paisaje, María Dolores Pradera (Madrid, 1926) viene a San Sebastián para ofrecer una vez más un repertorio tan inmarchitable como su voz.

-Hace dos años en el escenario del Kursaal, dijo que volvería, y ha cumplido.

-Me he retrasado un poco, porque dije que volvería al año siguiente. Pero adoro Donostia, es una ciudad maravillosa. Y su gente es fantástica. Tengo muchos recuerdos de mi infancia y mi juventud en San Sebastián, he hecho teatro, he cantado... pero antes no me querían tanto como ahora. La mayoría de la gente ha crecido con mis canciones...

-Doy fe, mis hermanas me las ponían desde niño...

-¿Y no me cogiste manía?

-¡Al contrario! Aprendí a apreciar la calidad de sus canciones. ¿Y usted, no se cansa de cantar, de viajar, de subir a los escenarios?

-Qué va, mis canciones me dan una marcha tremenda... Ya estoy deseando coger el coche, llegar a San Sebastián y estar en el Kursaal, que tiene una acústica fantástica.

-¿Siempre viaja en coche?

-Sí, voy siempre con mi hijo y mi nuera. Mira qué original, viajo con mi nuera (risas). Tengo una nuera maravillosa, y yo no doy mucha guerra. Soy calladita, me gusta mirar los árboles, y recrearme en la naturaleza que veo desde el coche. El tren va tan rápido que no te da tiempo a ver a las vacas. Suelo hacer tres conciertos al mes, siempre en fin de semana.

-¿Será el concierto parecido al de hace dos años?

-He añadido algunas otras cosas, pero será parecido, porque no puedo dejar de cantar a Carmelo Larrea en su 'Camino verde', por ejemplo. Debo tener grabadas cerca de mil canciones. Pero me voy quedando con las que más siento y con las que más comunico al público.

-Algunas las ha cantado durante décadas, pero no las abandona...

-No, sería una ingrata si no cantara 'La flor de la canela', con todo lo que me ha dado esa canción. Me ha abierto tantos países, tantas puertas, y le estoy tan agradecida a Chabuca Granda... Y es una canción que ha cantado mucha gente, pero como se suele decir, el que da primero da dos veces... (risas)

-Pues sé de quien echa de menos que cante 'Tú que puedes vuélvete'.

-Ah, pues es verdad, y es una canción muy bonita. No sé si me va a dar tiempo a que la preparen los músicos... Recuerdo que una vez en Galicia canté en un lugar que era un círculo, y claro, tenía que girarme para que me vieran desde todos los lados. Y cuando cantaba lo de «tú que puedes vuélvete...», un señor me gritó muy enfadado: «Eso, eso, tú que puedes vuélvete, para que te veamos». Fue gracioso.

-¿Alguna canción que prefiera no cantar?

-No, todas las canto a gusto. Cuando falleció Carlos Cano, me impresionó mucho, y me emocionaba demasiado al cantar sus canciones. Por eso las dejé una temporadita. Pero luego las recuperé, porque tiene unas canciones tan preciosas... Para mí ha sido como un hijo extraordinario.

-¿Y esa costumbre de cambiarse de poncho, chal o echarpe casi en cada canción?

-Claro, es que todos son recuerdos. Tengo uno de José Alfredo Jiménez, otro de Lola Beltrán, de Mercedes Sosa, de Atahualpa Yupanqui... Me ayudan, me inspiran... y creo que dan cierto color y gracia a mis conciertos. Mi mayor satisfacción es la gente que he conocido. Mucha gente maravillosa, generosa, creativa. Siempre aprendí a mucho de ellos.

-¿Y cómo hace para mantener la voz intacta?

-Pues mira, he sido una fumadora tremenda. Dejé de fumar, aunque no me afectaba para nada. Lo dejé más que nada porque cuando tuve nietos, me imitaban con un lapicero, y en la escuela debía ser famosa su abuela fumadora (risas). Pero no suelo tener afonías, ni nada. Se ve que tengo una garganta fuerte. La he trabajado mucho, ¿eh? Nunca he dejado de cantar. Y eso me mantiene la voz bien. Porque a mis años casi nadie canta ya...

-¿Alguna costumbre antes de salir al escenario?

-Rezo alguna cosita...

-¿La canción ha eclipsado su faceta de actriz?

-En el cine no tuve mucha suerte, me salían papelitos aquí y allí, pero apenas tuve papeles protagonistas. Se ve que no era lo mío. El teatro me ha gustado más. He trabajado con actores maravillosos como José Bódalo y José María Rodero y con grandes directores de teatro.

-¿Y echa de menos el teatro?

-No, pienso que cada canción puede ser una pequeña función de teatro. Creo que me ha ayudado mucho ser actriz para cantar.

-¿Y cómo es su vida diaria?

-Pues muy normal. Tan normal que es un poco aburrida. A mediodía no salgo nunca. Preparo mis canciones, las repaso... Algunas noches voy a cenar con amigas. Pero el otro día me dieron una noche... Había partido y una es del Barça y otra del Madrid...

-Y a usted no le gusta el fútbol...

-No es que no me guste el fútbol, lo que no me gusta es cómo se ponen mis amigas con el fútbol... Sufren una transformación. Y mira que son inteligentes y cultas. Pero nos reímos muchísimo. Es que en el restaurante nos pusieron un televisor pensando que yo era aficionadísima... me hicieron polvo.

-Canta canciones dramáticas, pero parece muy risueña.

-Sí, siempre he sido muy alegre. He tenido buen carácter. Es una suerte, porque naces con ello. Aunque la gente también puede proponérselo, ¿eh?