«El puerta a puerta ha sido un trágala impuesto a los vecinos»

Juan Carlos Merino, alcalde de Errenteria y en breve presidente de la Mancomunidad de San Marcos, se muestra muy crítico con los hasta ahora responsables de la entidad (EB y ANV). Señala que auditará la gestión de los últimos tres años. Respecto al puerta a puerta, recuerda que los ayuntamientos tienen competencias para ponerlo en marcha, «pero se lo tendrán que pagar», dado que la Mancomunidad va a volver apostar por el quinto contenedor.

- ¿Cuáles serán sus prioridades como presidente de San Marcos?

- La gestión de estos tres últimos años ha sido nefasta y opaca. No tenemos presupuesto de 2010 y no han dado ni un avance del mismo. Así que la primera medida será pedir una auditoría. No me arriesgo a que pasado mañana me encuentre algo raro. Igual todo está correcto, pero tal y como han funcionado se han hecho acreedores de cierta desconfianza.

- ¿El cierre total del vertedero será también una prioridad?

- Allí ya no se vierte, pero sí llegan camiones para compactar la basura y llevarla a otros vertederos. Todos sabemos la historia: olores, protestas... Hay que terminar la tarea. Se debe impermeabilizar y sellar, para reconvertir el lugar en una zona verde de ocio. Debemos compensar a los vecinos del entorno del padecimiento sufrido.

- ¿San Marcos volverá a la ortodoxia del Plan de Residuos de Gipuzkoa?

- Es natural, para algo se aprobó este documento. Además, estamos coaligados con las demás mancomunidades en el Consorcio. Del Plan de Residuos emanan unas directrices que cumpliremos en coordinación con el resto de instituciones.

- ¿Podría darse el caso de que en Donostialdea convivan dos modelos de recogida de residuos, basado uno en el puerta a puerta y otro en el quinto contenedor?

- No hay problema en que los municipios que opten por el puerta a puerta, como es el caso de Usurbil, Hernani y Oiartzun, sigan su camino. Eso sí, que se lo paguen. A mí, como alcalde de Errenteria, no me enfada que en Oiartzun apuesten por el puerta a puerta. Lo que me cabrea es que parte de los vecinos de esa localidad llevan su basura a la mía y, en segundo lugar, que mi ayuntamiento a través de la Mancomunidad haya pagado, por ejemplo, el buzoneo de la publicidad a favor del puerta a puerta. Además, parece ser que la Mancomunidad disponía de una maquinaria valorada en cientos de millones de euros que ha decidido prestársela gratis al Ayuntamiento de Usurbil, cuando ha sido pagada por todos los municipios que formamos parte de la entidad comarcal.

- ¿Qué opina del puerta a puerta?

- Estoy en contra. Usurbil, Hernani y Oiartzun no están dando datos reales. Además, se ha creado una gran polémica ciudadana. Los vecinos de estos municipios no aceptan este sistema, pero ha sido un trágala. Me llama la atención que los que más van de demócratas, participativos y asamblearios, luego imponen por decreto un sistema determinado. La Mancomunidad opta por el quinto contenedor, un modelo que puede ser más lento, pero menos drástico. No obliga a marcar la dieta de los ciudadanos: hoy tengo que comer pescado porque toca bajar estos restos.

- ¿Cree que el puerta a puerta supone una exigencia exagerada para los ciudadanos?

- La concienciación ciudadana tienen un límite. Uno no puede ser esclavo de la eliminación de los residuos. No se le puede decir a un vecino: esta debe ser tu obsesión en la vida, reciclar.

- EB y Aralar pidieron la semana pasada en las Juntas Generales que la Diputación ponga en marcha un plan piloto del puerta a puerta para comparar los resultados con el quinto contenedor. ¿Esta medida podría llevarse a cabo desde la Mancomunidad?

- No creo que haga falta. Tres municipios llevan meses funcionando con el puerta a puerta. Les pedimos que nos den los datos reales, que no nos timen. Hablan de que reciclan el 85%. Esto es pura filfa. Tampoco dicen cuánto cuesta. Por no hablar del enfado de los vecinos. Comparar los resultados del puerta a puerta y del quinto contenedor es fácil. Lo que ocurre es que Usurbil, Hernani y Oiartzun se están haciendo trampas a ellos mismos. Están tapando los datos, los costes y las quejas vecinales. Los defensores del puerta a puerta no viven con los pies en el suelo.