ALTA COSTURA

Balenciaga en la pasarela

El modisto de Getaria vuelve a la actualidad por su genial trabajo en una exposición que se abre mañana

ELISA LÓPEZ

Domingo, 9 de mayo 2010, 13:03

Publicidad

El Picasso de la moda, el arquitecto-escultor de la alta costura europea, el modisto de los modistos, el maestro... Balenciaga suena mucho y bien. Después de diez años de líos, renqueos, irregularidades y despidos ligados a su futuro museo, su nombre ya vuelve a sonar como siempre: a mito y a genialidad. Y son varios los motivos que le colocan en lo más alto: mañana se inaugura en Bilbao una exposición muy especial que mostrará la aportación del modisto de Getaria a la moda y su visión de la misma; el pasado jueves se abrió otra en un palacio de cuento de hadas: el Château de Haroué, cerca de la ciudad francesa de Nancy, a mil kilómetros de San Sebastián, y el museo de su localidad natal va tomando forma gracias a la intervención del estudio AV62 Arquitectos de Barcelona. El sueño de su alumno y gran amigo Hubert de Givenchy, uno de los principales impulsores del museo, está más cerca de hacerse realidad.

Y como aperitivo, ayer se presentó en Bilbao el documental dirigido por Oskar Tejedor 'Balenciaga, permanecer en lo efímero', que recoge la biografía personal y profesional de este modisto que transformó el mundo de la moda, y cuya finalidad es demostrar cómo Balenciaga continúa hoy en día siendo un referente indudable.

Cristóbal Balenciaga (Getaria, 1895-Valencia, 1972) es uno de los creadores más importantes de la historia de la moda, cuya costura se caracteriza por la belleza geométrica de los cortes, el conocimiento exhaustivo de los tejidos y de la exquisita armonía cromática. Como decía la mismísima Coco Chanel, «es el único capaz de dibujar, cortar y coser el vestido él solo y cada una de las obras es una obra maestra». También está considerado como el arquitecto-escultor de la alta costura europea, el anticipador de la era moderna del vestido femenino. Un concepto que corroboran los también arquitectos Toño Foraster (Bilbao, 1968) y Victoria Garriga (1969) comisarios de la exposición que mañana se abre en el Bellas Artes de Bilbao y socios del estudio AV62, al que se le adjudicó en 2008 el interiorismo del futuro museo.

Filosofías diferentes

«La exposición no tiene nada que ver con el museo de Getaria, son filosofías completamente diferentes. La muestra de Bilbao no es una antológica. Tampoco se trata de explicar correctamente el corte de determinado vestido o su botonaje, es algo mucho más libre. Sin embargo, el museo sí que se concebirá como una exposición permanente, una antológica de verdad. Javier Viar, director del Museo de Bellas Artes, planteó la idea de presentar moda por primera vez en esta pinacoteca», explicó a el bilbaíno afincado en Barcelona Toño Foraster.

Publicidad

En la muestra 'Balenciaga. El diseño del límite', lejos de plantear una lectura disciplinar sobre la obra y el trabajo de este diseñador, Javier Viar persigue ofrecer «una interpretación de su aportación a la moda y de su visión de la misma. Al mismo tiempo pretendemos sugerir al espectador una reflexión sobre el papel que la moda y el vestido pueden tener en el individuo y en la colectividad: los vestidos de Balenciaga dibujan límites físicos y sociales, enmarcan a las mujeres que los llevan transformándolas en seres elegantes que esconden su feminidad individual bajo una armadura de buen gusto y formas refinadas».

Montaje original

Un total de 35 piezas de alta costura -procedentes de la colección del Gobierno Vasco, la Fundación Cristóbal Balenciaga y dos colecciones particulares del País Vasco y Madrid-, saldrán al encuentro del espectador en espacios habitualmente no expositivos del museo, en un espectacular y original montaje realizado por Toño Foraster y Victoria Garriga. Según destaca Foraster, «hemos optado por diseminar los trajes a lo largo de toda la pinacoteca. Es decir, toda la exposición está planteada en los espacios de recorrido del museo».

Publicidad

Distribuidos en siete ámbitos diferenciados, los abrigos, las capas, los vestidos de cóctel y de noche y «un extraordinario vestido de novia», a juicio de los organizadores, se presentan en un inusual montaje -en ocasiones rodeados por aros de luz o encapsulados en estructuras de metacrilato-, que diseñan un particular itinerario por las creaciones de uno de los mejores modistos de la edad de oro de la alta costura.

Esas siete instalaciones, en las que se opacarán las fuentes de luz y se delimitará el suelo, son: 'Noche brillante', tres vestidos de noche con aro de neón; 'Ave de noche', un vestido de noche con aro de neón; 'El cuerpo alojado', diez abrigos en cilindros de metacrilato; 'El milagro Balenciaga', cuatro vestidos de noche suspendidos del techo; 'Siluetas nocturnas', cinco vestidos de noche sobre plataforma giratoria; 'Mujeres flor', once vestidos de día montados en crisálidas de metacrilato, y 'La novia', un vestido de novia montado sobre peana circular con luz.

Publicidad

Pero la exposición va más allá de la estética. Foraster adelanta que además de lo que se verá, la muestra, que se mantendrá abierta al público hasta el próximo mes de septiembre, «propone una reflexión sobre todos los contemporáneos de Balenciaga y las corrientes artísticas que fueron surgiendo en el momento en que le tocó vivir». Y adelanta «una sorpresa: un texto maravillos escrito por Javier Viar, que servirá de presentación de la exposición y emocionará a todos».

Un joven precoz

«Si Dior es el Watteau de la costura, entonces Balenciaga es el Picasso de la moda porque, como el pintor, guarda un profundo respeto por la tradición y posee un depurado estilo clásico que subyace a todos sus experimentos con lo moderno», dijo en 1954 el diseñador y fotógrafo británico Cecil Beaton de ese joven precoz, que con tan sólo 13 años fue capaz de copiar un vestido de la marquesa de Casa Torres, enseñado por su madre, costurera de profesión. En 1913, un joven Balenciaga dejó Getaria y abrió su propio taller en San Sebastián, que por entonces era uno de los lugares de veraneo preferidos por la aristocracia. El éxito de sus creaciones le animó pronto a abrir tiendas en Barcelona y Madrid.

Publicidad

Decidió trasladarse a la escena internacional en 1937 y abrió una casa de alta costura en París. En esa ciudad se convirtió a lo largo de tres décadas en lo que es hoy, el referente imprescindible de la alta costura, innovando en cada colección y trabajando en la búsqueda de un ideal femenino de elegancia.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad