«El monóxido te adormece y te puede impedir huir aunque estés despierto»

– De vez en cuando, la sociedad se sobresalta con tragedias como la que golpeó ayer a una familia de Zaldibia. ¿Son más habituales de lo que pensamos?

–Los casos que acaban en muerte son muy puntuales, en el Instituto de Medicina Legal de Gipuzkoa es raro que trabajemos en más de tres o cuatro sucesos de este tipo en un mismo año. Algunos son más mediáticos, recuerdo por ejemplo que hace dos años dos jóvenes fallecieron de forma accidental en el interior de un coche en Arrasate por inhalación de monóxido de carbono. Pero no se puede decir que sea un fenómeno habitual.

–¿Cuáles son las principales causas de este tipo de accidentes?

–Hay tres opciones: la accidental, que puede ser tanto en el ámbito doméstico como en el laboral, la suicida y la homicida. Esta última ha sido inexistente en Gipuzkoa en los últimos años.

–¿La opción accidental por qué puede llegar a producirse?

–Pueden ser instalaciones de gas o estufas averiadas o en mal estado o braseros que se dejan encendidos con una combustión incompleta. Por eso este tipo de accidentes son más habituales en los meses de invierno.

–¿Qué diferencia hay entre la inhalación de gas convencional y la de monóxido de carbono?

–Cuando hay una combustión completa, al juntar carbono con oxígeno, que tiene dos átomos, se forma dióxido de carbono (CO2). Si esa combustión es incompleta porque hay poco oxígeno, en vez de formarse CO2 se forma CO, que es el monóxido de carbono. No tengo datos concretos de cómo ha ocurrido el suceso de Zaldibia, por lo que no sé si se ha producido una combustión incompleta o si ha habido liberación propia del monóxido. Normalmente, uno de los componentes del gas ciudad es el monóxido y, si se produce una liberación no controlada, también puedes fallecer por la liberación de ese monóxido.

–¿Por qué el monóxido de carbono se suele conocer como 'el asesino silencioso'?

–Por su triple característica: es incoloro, inodoro (así como el gas huele, el monóxido no) e insípido, por lo que si se mezcla con la saliva tampoco sabe a nada. Otros gases, como el ácido cianhídrico, tienen un olor a almendras amargas, por lo que puedes notar un olor extraño y ponerte alerta. En el caso del monóxido, no te das cuenta de que se está liberando.

–¿Puede ocurrir entonces que suframos un escape en casa y ni siquiera lo notemos?

–Correcto. De ahí las precauciones para no dejar braseros encendidos o una estufa en un sitio muy cerrado donde se puede producir una concentración.

–¿Los riesgos son mayores de noche, cuando las personas suelen estar dormidas?

–Sí. De hecho, uno de los efectos del monóxido es que te adormece. Aunque estés despierto, si vas inhalándolo y no te das cuenta, tiendes a la somnolencia y crece la imposibilidad de huir del foco.

–¿Puede llegar a paralizarnos?

–Sí, sí. A veces se le conoce también como 'muerte dulce' porque, como la tendencia es al adormecimiento, no genera un sufrimiento como el que puede provocar otro tipo de muerte por asfixia.

–¿Qué experimenta el cuerpo cuando está bajo los efectos del monóxido?

–Depende de las concentraciones y los grados. Al principio, el monóxido tiende a unirse a una proteína del cuerpo y le impide transportar oxígeno. Se va produciendo una asfixia y, dependiendo de la concentración de lo que se conoce como carboxihemoglobina, podemos pasar de no tener ningún síntoma a empezar con dolor de cabeza, mareos, vértigos, náuseas, dificultad respiratoria, adormecimiento... Y, en concentraciones muy altas, se puede entrar en un estado de coma y fallecimiento.

–¿Se podría sentir alguno de esos síntomas y no relacionarlo con un escape de monóxido porque no deja rastro físico?

–Eso es. Son síntomas que se pueden producir por otro tipo de causas y, si no los correlacionas, pues la inhalación sigue aumentando.

–¿Cómo habría que actuar si sospechamos que podemos estar sufriendo una intoxicación?

–Lo primero sería ventilar el lugar y sacar a las víctimas del foco donde se está produciendo esa liberación. Para el monóxido no tenemos un antídoto para revertir la intoxicación, hay que suministrar oxígeno para intentar reoxigenar todos esos tejidos. Se suele usar oxígeno al 100% o incluso una cámara hiperbárica.

–¿Cuánto tiempo se puede respirar monóxido de carbono sin perder la consciencia?

–No hay un tiempo concreto, depende de lo que se esté liberando y de la concentración en el ambiente. Hay personas que fallecen por una inhalación muy grande en un espacio corto de tiempo, por ejemplo en un incendio, y otras que se han salvado después de estar expuestos durante horas porque la concentración de monóxido era pequeña. En el caso de Zaldibia, el marido ha sobrevivido y la mujer y el hijo no, lo que demuestra que no hay una norma general y que depende de varios factores.

–¿Los niños son más sensibles ante este tipo de intoxicaciones?

–Los niños normalmente tienen más resistencia a la asfixia, pero los efectos del monóxido son iguales en todas las personas.

–¿Estas intoxicaciones dejan secuelas en los supervivientes?

–Puede dejar algunas dependiendo del tiempo de exposición. Se dejarían notar, sobre todo, en el aspecto neurológico.

–En los casos de muerte, ¿a la hora de hacer la autopsia se observan signos característicos?

–Sí, hay una serie de cambios bastante sugestivos de una muerte por monóxido. Por ejemplo, la piel presenta un tono rosáceo, lo que llamamos livideces, que tienen un color rojo cereza, acarminado, que también suele aparecer en los órganos internos.