Tolosa
Gonzalo Cañas Olmeda, activista titereroTopic. La casa de los títeres acoge hasta el 5 de septiembre una muestra-homenaje del polifacético actor que sirvió de puente entre las funciones de títeres clásicos y los vanguardistas
Caminar y observar la última exposición contenida en el ambigú del Topic no puede sino retrotraer a la infancia a sus asistentes. Piezas tradicionales basadas ... en historietas clásicas recuerdan a los antiguos teatrillos ambulantes que, con pocos medios, entretenían a las poblaciones en sus plazas con historias cómicas pero cultas. Enlazando la tradición del principios del siglo XX con la aproximación vanguardista llegada desde Europa de los años 70, emerge el nombre de Gonzalo Cañas Olmeda.
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Puede que se le conozca por su faceta televisiva, cinematográfica o teatral, al haber compartido espacio con Tony Leblanc, Concha Velasco y Lina Morgan, pero su aportación al títere del panorama nacional, como enamorado de estos muñecos desde 1958, es mucho más destacado. Fue uno de los artífices de la renovación madrileña, junto a Francisco Peralta y Francisco Porras, recuperando la tradición titiritera en España durante el tardofranquismo, además de aplicar nuevas técnicas y lenguajes, y experimentar con nuevas formas venidas allende las fronteras. Además, colaboró en la creación de Unima Federación España en 1984, otro de los ejes a través del cual el arte de la marioneta respira actualmente. Buena parte de su trabajo pudo verse en televisión, en Televisión Española, pero la mayor parte de su aportación siempre quedó lejos de la ventana a los hogares.
Se hacía llamar de la misma manera que Miguel de Cervantes escribiría en su 'Don Quijote de la Mancha', titerero, y su aproximación a esta disciplina tuvo más de activista y profesor que de puro empresario. Su fijación por la narrativa clásica española se evidenciaría durante toda su carrera, que comenzó en los 60. Realizaría pequeñas representaciones en fechas navideñas y, con el grupo Bululú, funciones para comuniones y cumpleaños en restaurantes u hogares pudientes.
Durante su etapa final restauró el teatro de autómatas 'Hollywood', que tras su fallecimiento legó al pueblo madrileño
Fue en 1964 cuando, con la compañía El retablillo de Juan de las Viñas, giró por varias provincias del estado con uno de los trabajos más atractivos de los que cuenta el Topic en su exposición: 'El retablillo de don Cristóbal', libreto de Federico García Lorca. El arte del guiñol generó la curiosidad de la generación del 27 y, al igual que Alberti o Valle-Inclán, el dramaturgo granadino escribió una farsa que Gonzalo Cañas fue recuperando en diferentes etapas durante los años dedicados. Cuatro de los exhibidos son obra suya, hechos con pasta de papel, cartón y tela, mientras que los que ocupan el retablo son de Vega Buzarra. Estos segundos serían parte de su última compañía, La Tarumba, que en 1996 lleva la obra a los teatros de varias ciudades como Logroño y Bilbao.
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El ambigú de la casa del títere recoge además dos marionetas de cartón y tela de 'Las aventuras del Quijote' (1970), representando a sus protagonistas, y tres títeres de guante, fabricados por Manuel Meroño, para la obra homónima del libro de Juan Ramón Jiménez, 'Platero y yo' (1974).
Televisión y autómatas
También en la década del 70, y simbólico de este momento pujante de la vida de Gonzalo Cañas, se pueden ver seis títeres de varilla del 'Retablo de Maese Pedro', uno de tantos proyectos para TVE. En este caso, Cañas dirigió y fue el realizador técnico, y Viví Escrivá diseñó y dio forma a las marionetas, de cartón y tela. Obra musical de Manuel de Falla, está basada en un capítulo del Quijote.
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Siguiendo con su gusto por la narrativa clásica, el titerero estrenó en 1987 'La pájara pinta', con permiso del propio Rafael Alberti, en el Centro Cultural Galileo de Madrid. La realización y manipulación de los títeres, como la pájara que aguarda en el ambigú, fueron de Alberto Urdiales y La Deliciosa Royala. El éxito de la ópera, con su «guirigay lírico-bufo-bailable», le dio alas para un año después embarcarse en 'Rinoceronte', de Eugène Ionesco. Las diez máscaras, producidas por Luis Tirado, pueden verse en la muestra. Buena parte de la crítica cargó contra él, y sumado al proyecto inconcluso de llevar a escena la polémica ópera 'Être Dieu' de Salvador Dalí, quien fallecería en 1989, provocó que se distanciara del teatro y los títeres.
En sus últimos años en activo, previo a volver al teatro con 'El Retablillo de don Cristóbal', se dedicaría desde 1992 en cuerpo y alma en la restauración de la barraca de feria 'Hollywood', del valenciano Antonio Plá, un teatro de autómatas que compró y pondría en marcha con sus 37 personajes. Con él hizo giras por España y parte de Europa, regresando a su faceta ambulante de sus inicios, cerrando así el círculo de su trayectoria. Tras su fallecimiento en 2012 legó la pieza al pueblo de Madrid, que todavía puede visitarse en Matadero en San Isidro o Navidad.
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La exposición del Topic dedicada a Gonzalo Cañas Olmeda, en una suerte de homenaje a su gran contribución al arte del títere, estará disponible durante todo el verano y hasta el 5 de septiembre.
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