«Esto es como regresar a la fase 2»

Estos días de verano, en los que el termómetro supera los 23 grados, Iraia acostumbra a ir a la piscina del polideportivo a nadar. Tenía hora reservada para hoy y mañana, pero la canceló«antes de que el Ayuntamiento anunciara su cierre», al igual que el de la biblioteca y el resto de establecimientos públicos, incluso los parques infantiles. Fue previsora. «No quería correr ningún riesgo, sobre todo porque tengo familiares que forman parte del colectivo de riesgo».

Cristóbal Vega y su hija, Andrea, también consideran las normas puestas en marcha en estas últimas horas «muy acertadas». Conscientes de la importancia de llevar el protector respiratorio para evitar posibles contagios, reconocen que, hasta ahora, solo lo usaban «para hacer la compra. Habíamos cogido demasiada confianza». Entre otras cosas, achacan este retroceso a esos hábitos «que habíamos recuperado en la nueva normalidad, seguramente antes de lo que debíamos». Se refieren así a las reuniones con los amigos «en las que nadie lleva mascarilla».

Basta con pasearse por la calle Etxezarreta de Ordizia, donde además de lo que se ha considerado el foco del brote se sitúa el ambulatorio y las carpas de las PCR, para entender el sentimiento general de la población. «No hemos vuelto a la fase 2, pero nos lo merecemos», dice una pareja de unos 60 años que camina con una barra de pan recién comprada. «¿Conseguiremos parar esto a tiempo?», comenta un chico que se encuentra con un amigo.

A la mayoría la situación no le ha cogido por sorpresa, aunque pocos se esperaban tantos contagios. «Se veía venir», apunta José María Garmendia mientras se toma el café en la terraza del Txindoki, uno de los pocos bares que siguen abiertos en la calle Etxezarreta. «Los fines de semana la juventud se junta en esta zona, sin mascarilla y sin ningún tipo de precaución», señala.

En cualquier caso, considera que las autoridades han reaccionado «bien» y «a tiempo» para evitar la propagación del 'bicho'. Una de las medidas que más avala es la del cierre de los bares antes de media noche, «así evitamos mucho contacto». Los establecimientos y servicios de hostelería, restauración, txokos y sociedades gastronómicas deberán cerrar antes de las 23.30 horas. Además, se prohibe toda actividad en lonjas juveniles y locales de características similares.

Cuesta encontrar a algún ordiziarra que no comprenda el decreto publicado ayer por el GobiernoVasco. María Fernández, que lleva una mascarilla hecha por ella misma –«durante el confinamiento he hecho más de cien», se congratula–, no se ha quitado su protector desde que estalló la crisis del Covid-19. «No nos damos cuenta que si nos contagiamos, además de lo que nos pueda pasar a nosotros ponemos en riesgo a todos los que nos rodean», insiste.

Ayer tenía intención de ir a la biblioteca, pero no pudo ser. «Controlar el aforo en un sitio como este me parece sencillo, aunque si han decidido cerrarla será por algo». Estos días evitará salir a la calle «si no es estrictamente necesario».