El recuerdo de la 'pedrada' de Ordizia en 1990
La lluvia descargó bolas de hielo superiores en tamaño al de las pelotas de tenis y se estimaron unas pérdidas por familia de entre 600.000 y 700.000 pesetas
A. I.
Lunes, 20 de mayo 2024, 11:06
Los vecinos de Lazkao no olvidarán la tromba de agua del domingo que anegó bajos y garajes en Lazkao, causando numerosos daños materiales. Aunque ... no con consecuencias tran graves también llovió con fuerza en Ordizia, donde se recogieron 7,6 mm en apenas 20 minutos y trajo al recuerdo el caso vivido el 19 de mayo de 1990 por la 'pedrada', nombre popular con el que quedó acuñado para los anales de la localidad la furia desatada por aquella tormenta que causó unas pérdidas por familia de entre 600.000 y 700.000 pesetas.
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En la crónica publicada en DV se subraya que aquel 19 de mayo de 1990 Ordizia disfrutaba de un bonito sábado de mayo, ideal para acercarse a Donostia, o a cualquiera de las localidades de la costa. Un día que aquí, en el Goierri, sobre las 19.00 horas, tras un rápido proceso en el que prácticamente oscureció, dio paso a una tormenta excepcional que durante un largo cuarto de hora, descargó bolas de hielo superiores en tamaño al de las pelotas de tenis, un fenómeno atmosférico como siempre, muy localizado que arrasó las localidades de Legorreta, Itsasondo, Arama, Ordizia y parte de Lazkao, Beasain, Altzaga, Gaintza y Zaldibia.
Un episodio, que afortunadamente no causó desgracias personales y que a todo aquel que le llevó a intentar poner a buen recaudo su vehículo le hizo desistir al llegar a pie de calle, consciente de que un impacto en la cabeza de aquellos bloques de hielo a semejante velocidad podía resultar fatal.
Mientras aguantó, porque acabó destrozado, el pluviómetro de la estación meteorológica instalada en el depósito-central de la calle Egutera Bidea, había registrado una precipitación de 20 litros/metro cuadrado. Un dato que permite aproximarse a aquel diluvio de hielo que destrozó todo lo que encontró a su paso; tejados, coches, invernaderos, mobiliario urbano, vegetación, etc.
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Precisamente a quienes les sorprendió en su vehículo sin darles tiempo a guarecerse o quienes se encontraban en el hiper Eroski, no olvidarán nunca el miedo que pasaron. Además, quienes a esa última hora de la tarde regresaron desde Donostia y otros municipios costeros, no daban fe de lo que estaban viendo. A partir de ahí tocaba sobreponerse, cubrir los tejados con toldos y plásticos para evitar males mayores, implorar que no lloviera y empezar a evaluar las pérdidas.
La Corporación, que presidía Kepa Korta, hizo público un bando en el que exhortaba a los ordiziarras a llevar a cabo una evaluación real de los destrozos para poder reclamar de las diferentes administraciones las ayudas correspondientes. El texto municipal recomendaba a los vecinos circular con precaución en las proximidades de los edificios, sobre todo en caso de que se dieran rachas de viento ya que podían provocar caídas de toldos, tejas, canalones, etc.
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El Ayuntamiento puso a disposición de los ordiziarras, plásticos y toldos para contrarrestar, inicialmente, los daños provocados en los tejados. De la misma manera, en la calle Mayor, se estableció la correspondiente oficina móvil de la Ertzaintza al objeto de recoger las denuncias por los daños ocasionados. En uno de los atestados la Policía Autónoma recogió y fotografió bolas de hielo de 8 centímetros de diámetro.
Unos 1.500 millones de pesetas en pérdidas en el sector industrial de la comarca y más de 2.500 vehículos dañados en la zona
La Administración municipal puso en contacto a los ciudadanos con empresas dedicadas a la reparación, fundamentalmente de tejados, de fuera de la comarca al objeto de afrontar la vuelta a la normalidad con la mayor rapidez.
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Las primeras estimaciones arrojaron un saldo de 1.500 millones de pesetas en pérdidas en el sector industrial de la comarca. Sólo en Ordizia reponer los tejados quedó valorado en un desembolso superior a los 800 millones de pesetas.
El número de vehículos dañados en la zona superó los 2.500, para los que se barajó un desembolso medio, a la hora de su reparación, de 255.000 pesetas por vehículo. El cálculo municipal estimó unas pérdidas de entre 600.000 y 700.000 pesetas por familia ordiziarra.
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Respecto a las ayudas brindadas por las diferentes administraciones, los ayuntamientos afectados calificaron de insuficientes las otorgadas por el Gobierno Vasco. Por su parte el Gobierno central, competente en la materia, estimó que no procedía aprobar la declaración de zona catastrófica.
El día 7 de junio, los medios de comunicación publicaban que tras dos reuniones celebradas entre el Gobierno Vasco, la Diputación y los ayuntamientos afectados, la estimación total de las pérdidas era de 2.802 millones de pesetas distribuidos de la siguiente manera; viviendas y edificios públicos, daños por valor de 831 millones, en industrias; 1.021 millones, vehículos; 500 millones, agricultura; 270 millones y en equipamientos públicos; 100 millones.
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Desgraciadamente en esos años no existía una cultura en favor de asegurar los bienes, en concreto la vivienda, solo el 20% de esas pérdidas estuvieron aseguradas.
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