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Maitane Alvarez, flanqueada por dos miembros de Aranzadi, delante de un apilamiento de madera. MARIN
Ordizia

Oiangu, guardián de la biodiversidad

A las diferentes iniciativas llevadas a cabo hasta ahora de la mano de la Sociedad Aranzadi se suma ahora un refugio para insectos saproxílicos

El Diario Vasco

ordizia.

Martes, 12 de julio 2022, 00:04

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En los primeros días de diciembre del 2013 el Ayuntamiento firmaba con Aranzadi un convenio, a cinco años vista y luego renovado, por el que la Sociedad de Ciencias pasaba a responsabilizarse de la gestión del patrimonio natural del parque de Oiangu y además, se comprometía a llevar a cabo propuestas educativas.

Un contexto en el que, de salida, la entidad científica llevó a cabo el estudio naturalístico del parque, estudio del que se hacía cargo la ordiziarra Yoana García Mendizabal, licenciada en Biología y miembro del departamento de Botánica, de Aranzadi. Informe al que siguió el plan de gestión, redactado por la propia Sociedad de Ciencias. Un devenir, que en mayo del 2017 confluía en la creación de la propuesta, Escuela de la Naturaleza Oiangu-Oiangu Natur Eskola, iniciativa que cada mes de mayo lleva a cabo un encuentro con los escolares de primaria de Ordizia, alumnos de entre 8 y 12 años, de Jakintza y Urdaneta, mes en el que acercar a los más pequeños de la localidad a la naturaleza que les rodea fomentando una relación afectiva y actitudes respetuosas con ella. Escuela que este año ha estado muy centrada en el manzanal, que desde antaño guarda el parque y como filosofía, en la soberanía alimentaria.

Marco y contexto en el que, como otras actividades, cabe destacar, la inauguración, en mayo del año pasado, del gran 'hotel' de insectos (proyecto 'Escaralimanía') y en la propuesta centrada en distribuir 'bombas de semillas'. Una acción dirigida a concienciar al gran público sobre la importancia de estos pequeños animales en nuestra sociedad, divulgar su papel en la biodiversidad y despertar vocaciones científicas entre los más pequeños.

Y en este devenir llega ahora la construcción de apilamientos de madera, que surge como consecuencia del estudio que sobre el arbolado (más de 400 ejemplares) del parque se llevó a cabo a principios de año, estudio que determinó su estado de conservación, y establecía, a la hora de llevar a cabo las correspondientes podas, las ramas a retirar, tarea que se efectuó con la llegada de la primavera. Ramas de gran grosor y en un proceso de descomposición ya iniciado.

«Madera apuntaban los expertos de Aranzadi «que es precisamente la que falta en nuestros bosques y la que algunos insectos de gran interés necesitan para completar su ciclo vital serían los insectos saproxílicos, como el ciervo volante (Lucanus cervus), la rosalia (Rosalia alpina) o el ermitaño (Osmoderma eremita). Todos ellos están incluidos en el Catálogo de Especies Amenazadas de la CAV y son considerados bioindicadores del buen estado de conservación de los bosques.

«Oiangu y sus alrededores», añadían, «han sido testigo de la presencia de algunos de estos insectos». «A través de estos apilamientos de madera», concluían los representantes de Aranzadi «conseguimos, por un lado, que la madera generada en Oiangu termine su ciclo en el propio parque, y por otro lado, garantizamos la permanencia de estos insectos en su hábitat».

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