En 1995 comenzaba mi carrera en esta profesión y ese mismo año nacía en una esquina de la red de redes la web de este periódico. Dos trayectorias que se unieron casi cinco años después, en pleno estallido de la conocida como burbuja.com. No parecía buen momento para trabajar en una web, en medio de la desconfianza hacia el sector, conexiones lentas, pocos internautas y escasos recursos económicos. Pero el optimismo suele ir pegado a la obstinación y aquello de contar lo que ocurría en nuestro entorno con inmediatez y sin fronteras tenía un punto divertido.
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En aquella prehistoria digital los protagonistas de las pantallas eran los autobautizados como «portales», enormes escaparates llenos de gifs animados que prometían ser la puerta a internet y que no parecían dejar hueco a una pequeña web local. Sin embargo marcas como Olé!, Canal 21, Navegalia o Ya.com irían cayendo pronto en el olvido.
La gran tormenta del sector amainó, surgieron algunas modas pasajeras y otros usos llegaron para quedarse. Los internautas dejaron de ser solo frikis encerrados en cuartos oscuros o cibercafés abarrotados. Las pantallas se multiplicaron y diversificaron. Las conexiones se hicieron más veloces e internet se metió literalmente en nuestros bolsos y bolsillos. Lo que no cambió es que diariovasco.com se mantuvo año tras año en un lugar privilegiado de las pantallas de los guipuzcoanos. Al contrario, fue creciendo más y más, y aquel modesto proyecto pasó a ser un medio de comunicación en el que se juntan miles de personas para ver qué ocurre en el mundo y además comentarlo.
Algo que no ha cambiado es que trabajar a este lado de la pantalla no ha dejado de ser divertido en ningún momento -y mucho menos aburrido-. Contar lo que está pasando lo mejor y lo más rápido posible sigue siendo tan apasionante como el primer día.
Jesús Falcón | Jefe de Redacción de diariovasco.com
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