Tamborrada 2024

«Gracias por el cariño y por todo lo que me habéis ayudado»

La historia de José Ignacio Ayestarán y Gaztelubide es como la de los grandes amigos que nunca se fallan. El veterano joyero donostiarra, heredero de una saga que comenzó hace más de 80 años, ha recibido este viernes por la noche el Barril de Oro y sus palabras resumen la importancia que la sociedad de la Parte Vieja ha tenido en momentos clave de su vida.

Hace cuatro décadas, tras el fallecimiento de su padre, fundador de la joyería, Ayestarán recibía «casi a diario» la visita del gran Manolo Múgica, Tambor Mayor de Gaztelubide durante 20 años. Ambos mantenían una estrecha relación y Múgica le veía «decaído» por la luctuosa pérdida. Para tratar de animarle, le propuso entrar a formar parte de la compañía que abre la fiesta en la plaza de la Constitución. «Al principio me daba pereza porque yo estaba fastidiado. Además, nunca había salido en la tamborrada, pero finalmente me convenció. Digamos que él me abrió las puertas y por eso le estaré eternamente agradecido, allá donde quiera que esté», contaba un emocionado Ayestarán antes de recoger el máximo galardón de Gaztelubide de manos del actual presidente y heredero de Múgica, José Ramón Mendizabal.

Desde entonces han pasado 39 años y el joyero «nunca» ha faltado a la cita del 19 de enero. Tampoco este viernes, horas antes de cumplirse siete meses de la muerte de su esposa, otro momento «duro» en el que la noticia de que él era el elegido para recibir el Barril de Oro ha llegado como un rayo de esperanza. «Han sido 53 años casados y es difícil empezar a vivir de nuevo», confiesa Ayestarán, quien subraya la importancia de este homenaje. «Me ha servido de refuerzo. Gracias por tanto cariño y por todo lo que me habéis ayudado», ha dicho entre los aplausos de los más de un centenar de asistentes a la cena.

También ha relatado una anécdota que muchos de los comensales ya conocerían. Ayestarán es el encargado de crear y grabar el Barril de Oro, labor que viene realizando desde hace tiempo. «Me llevé una gran sorpresa cuando 'Mendi' vino un día a decirme que esta vez tenía que poner mi nombre en el premio».

El propio Mendizabal ha tomado la palabra para glosar los méritos del galardonado, una persona que «ha servido a clubes y asociaciones atendiendo encargos en muchos casos en el último momento y que siempre nos ha solventado la papeleta. Estábamos en la obligación de concederle este Barril de Oro».

La cena oficial de este viernes en Gaztelubide ha sido especial. La sociedad ha celebrado el 90 aniversario de su fundación y se ha servido el mismo menú que aquel 19 de enero de 1934: consomé, angulas, solomillo y tarta. La decisión de incluir angulas ha sido uno de los temas de conversación y debate en las mesas, si bien Mendizabal defiende que «la regulación de su pesca, si es necesaria, debe venir de las instituciones competentes, como en su día ocurrió con la anchoa. En las pescaderías se venden y compran angulas con total normalidad y la responsabilidad no puede recaer en el consumidor, que es el último eslabón de la cadena».

El alcalde, Eneko Goia, y su mujer, Leire Caridad, así como la Tambor de Oro, Isabel Verdini, y su marido, Jesús Murua, han sido algunos de los invitados de honor. La directora de Verdini Dantza Taldea ha recibido un obsequio de recuerdo y después ha tocado la herrada en la Izada vestida de aguadora. Ha habido más reconocimientos. Gaztelubide ha tenido un detalle con Mari Mar Maldonado, empleada de la sociedad que se jubila.

El Orfeón de la Castaña ha animado la velada con un repertorio más breve de lo habitual ya que el tiempo apremiaba y había que prepararse para marchar hacia el tablado de la plaza de la Constitución para dar el pistoletazo de salida a las mejores 24 horas del calendario donostiarra.

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