Comunidades energéticas: Una nueva cultura energética

Son el corazón del nuevo modelo energético, más justo y democrático, que se está construyendo en Gipuzkoa

Viernes, 17 de octubre 2025, 10:18

Las comunidades energéticas son el corazón del nuevo modelo energético que se está construyendo en Gipuzkoa. Un modelo más justo y democrático, basado en el autoconsumo colectivo, que transforma la manera en que entendemos la energía, convirtiéndola en un bien compartido y al servicio de las personas.

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Energía compartida, ahorro y sostenibilidad

Desde la creación de la primera comunidad energética local en 2020, las comunidades energéticas se han multiplicado en el territorio. Así, Gipuzkoa cuenta ya con 67 comunidades energéticas activas -61 ciudadanas y 6 industriales- repartidas por 59 municipios. En conjunto, producen energía limpia para más de 10.000 hogares y 32 pymes, con una generación anual de 13,42 millones de kWh procedentes de 134 instalaciones fotovoltaicas.

Una comunidad energética de unas 40 familias evita la emisión de 42 toneladas de CO2 al año, el equivalente a la capacidad de absorción de 1.682 árboles. Además, las familias pueden reducir su factura eléctrica hasta un 30 %, al producir y consumir energía local y renovable.

Un modelo que refuerza la independencia frente a los vaivenes del mercado energético.

Acompañamiento público y asesoramiento gratuito

El impulso a estas comunidades se canaliza a través de la Oficina de Transformación Energética de Gipuzkoa, creada por el Departamento de Sostenibilidad de la Diputación Foral. Esta oficina ofrece asesoramiento gratuito, acompañamiento técnico y jurídico, y ayudas económicas para la puesta en marcha de nuevas comunidades. Además, cuenta con una sala de control pionera que monitoriza en tiempo real la producción y el consumo de energía renovable en todo el territorio.

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Un referente más allá de Gipuzkoa

El modelo guipuzcoano está suscitando gran interés fuera del territorio. Otros gobiernos y entidades públicas están tomando nota de esta experiencia que combina tecnología, participación y justicia social. Gipuzkoa demuestra que la transición energética no es solo una cuestión técnica. Hablamos de un cambio social y de modelo, que además genera empleo verde y dinamiza la economía circular del territorio.

Más información

  • Mail energiabulegoa@gipuzkoa.eus

  • Teléfono 943 11 27 13

«La transición energética solo será real si ponemos a las personas en el centro del proceso»

El diputado de Sostenibilidad, José Ignacio Asensio, destaca que las comunidades energéticas suponen un cambio de cultura: pasamos a ser protagonistas de la transición energética.

¿Qué papel juegan las comunidades energéticas en el nuevo modelo de cultura energética que se está construyendo en Gipuzkoa?

Son el pilar sobre el que pivota ese cambio de modelo. Lo importante no es solo generar energía limpia, sino hacerlo de forma colectiva. Supone un cambio de cultura, en el que pasamos de ser consumidores pasivos a protagonistas de la transición energética. Democratizamos el acceso a la energía, poniendo a las personas en el centro del proceso.

¿Qué balance hacen en Gipuzkoa?

Muy positivo. En cuatro años hemos pasado de una idea incipiente a una red consolidada de 67 comunidades energéticas repartidas por el territorio. Gipuzkoa ha sido pionera tanto en el ámbito ciudadano como en el industrial, y hoy somos referente a nivel internacional.

¿Qué papel juega el Departamento en este impulso?

Desde el Departamento de Sostenibilidad de la Diputación Foral de Gipuzkoa vimos claro que era necesario un cambio de modelo y empezamos a darle forma. Creamos la Oficina de Transformación Energética de Gipuzkoa, que acompaña a municipios, empresas y colectivos que quieren constituir una comunidad energética. Ofrecemos formación, asesoramiento y ayudas económicas.

Nuestra misión es facilitar y acelerar la transición energética desde lo local, acompañando a la ciudadanía y al tejido empresarial en ese camino. Desde que lo iniciamos, hemos invertido más de seis millones de euros en la creación y desarrollo de comunidades energéticas.

¿Qué beneficios concretos aportan a la ciudadanía?

En primer lugar, ahorro en la factura eléctrica, al producir y compartir energía limpia. Pero también independencia energética, reducción de emisiones y creación de empleo local. Y lo más importante, fortalecen el sentido de comunidad y de corresponsabilidad climática.

¿Cómo ve el futuro de todas estas iniciativas?

Con mucho optimismo. Nuestro objetivo es claro, extender este modelo a todo el territorio y consolidar una red de soberanía energética que haga de Gipuzkoa un referente europeo en transición ecológica. Ese es el futuro.

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