Marina Aranzabal: «No prohibimos, pero necesitamos tener normas»
Lizardi BHI de Zarautz es un claro ejemplo de aplicación de las pautas que previamente ofrecieron Carlos Magro y Jordi Bernabéu. Marina Aranzabal fue la que expuso a los asistentes a SARTinnova Day cómo en su instituto se ha puesto en marcha una manera de hacer que está resultando exitosa. Lo resumió perfectamente en una frase: «Las herramientas digitales le dan un valor añadido al proceso de enseñanza y no lo podemos dejar de lado. Por eso no entendemos cuando se habla de prohibir pantallas».
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En Lizardi llevan trabajando en este plan digital «desde hace doce años. No comenzamos hace dos cuando lo exigieron desde Educación y ahora estamos viendo el reflejo de todo aquello». Fue entonces cuando tomaron la decisión de dar a cada alumno un ordenador portátil: «Eso supuso una transformación impresionante. Pasamos a tener un ordenador al lado de los libros de texto y eso nos abre una puerta al mundo exterior». Pero para ello era fundamental «que los profesores desarrollaran competencias digitales».
Y tan importante como eso era «regular. No prohibimos, pero regulamos», dijo Aranzabal. «Necesitamos tener normas y ahí recogemos que no se pueden utilizar ni teléfonos, ni relojes, ni ningún otro soporte con una pantalla si el profesor no lo ha autorizado. Los alumnos lo tienen muy bien interiorizado y ahora no ves móviles en los pasillos. Son lugares 'detox', que emplean para hablar entre ellos». Educar es otra de las patas de todo esto y «tenemos que trasladar lo que es un uso adecuado y trabajar siempre con un objetivo pedagógico».
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