La tundra helada conquista Niágara
«Es excepcional ver el paisaje con toda la nieve y esos árboles que parecen cubiertos de azúcar», reconoce un turista chino
Las corrientes de agua suelen ser el último lugar en congelarse cuando llegan las nieves. Y esa enorme cantidad de metros cúbicos por segundo que se despeña por los cortados de Niágara es lo que impide que los chorros de sus cataratas, que separan Canadá de los Estados Unidos, no se conviertan en enormes y gélidos carámbanos.
El espectáculo ensordecedor de este fenómeno de la naturaleza atrae cada año a 14 millones de turistas. Los visitantes invernales han encontrado estos días a un aliado para hacer única su estancia. Las oleadas de frío que provocan las corrientes de aire ártico no son una novedad en la zona. Salvo este año, en el que el frío extremo ha congelado los termómetros por debajo de los 20 grados centígrados, un número aún lejos de otros lugares como Cotton (Minnesota), donde se han alcanzado los 40 bajo cero. Los árboles, las pasarelas de madera para ver mejor los ángulos de la caída de las aguas e incluso algunos bloques de aguas convertidas en pequeños icebergs han dado a la zona un aire de tundra.
Ciclogénesis
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30 centímetros ha alcanzado la capa de nieve en amplias zonas del norte de los Estados Unidos, En Nueva York, las autoridades han hecho público su temor a que el paso de la nieve deje a la ciudad de los rascacielos congelada durante días, con temperaturas en las que el mercurio rondará los 16 grados centígrados bajo cero.
Un fenómeno muy ocasional
La tormenta 'Harper' ha despertado el recuerdo de otras severas condiciones climáticas soportadas en inviernos anteriores. A pesar de que el agua continúa cayendo por las mismas fallas del terreno, fluye a través de gigantescos bloques de hielo, ofreciendo una espectacular e inusual estampa invernal. En la zona no se vivía una situación tan excepcional desde el año 2014.