«Sin vacunas viviríamos en una epidemia constante»
«Hay que hacer una mayor inversión en vacunas y menos en tratamientos», asegura
Donostia acoge hasta este viernes el III Congreso Nacional de Enfermería y Vacunas. José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas, ... toma parte estos días en la conferencia para poner en valor un remedio sin el cual «no hubiéramos podido tener el desarrollo económico y social» de hoy en día. «Estaríamos como en la Edad Media», afirma.
– ¿La vacuna contra el Covid ha marcado un antes y un después?
– Por varios motivos. Primero porque nunca se había logrado desarrollar una vacuna en tan poco tiempo. Y segundo, porque hemos conseguido unas magníficas vacunas en muy poco tiempo. Que no nos han librado de la infección al 100%, pero sí en un porcentaje altísimo de la enfermedad grave y a mucha gente de morir. También, viendo una pequeña cosa positiva dentro de esta pandemia, se ha puesto en valor las vacunas y la gente se ha dado cuenta de la importancia que tienen. Porque cuando una enfermedad no existe o no la vemos y tú te vacunas, parece que la vacuna no tenga valor, pero sabemos que si dejamos de vacunar volverán las enfermedades.
«No va a ser necesario vacunarnos porque no es una enfermedad grave y su transmisión es muy difícil»
– ¿Por qué se ha conseguido desarrollar en tan poco tiempo cuando otras tardan años?
– Porque había una urgencia sanitaria y social. Necesitábamos una vacuna para ya. Y porque se ha hecho una inversión brutal de miles de millones de dólares y euros. Si tú pones mil millones en vez de 100, podrás tener diez veces más de personas, investigadores y aceleras el desarrollo. Además, las autoridades regulatorias, que para autorizar una vacuna se esperan a tener los resultados finales, han ido evaluando los pasos durante el desarrollo. Digamos que ha sido un esfuerzo colectivo de la sociedad con todos sus vectores para facilitar el que pudiéramos tener esa vacuna mucho más rápido con una inversión brutal de dinero.
– ¿Se puede comparar esta inyección con alguna otra a lo largo de la historia?
– En cuanto al beneficio que han aportado se puede comparar con muchas otras vacunas. Con enfermedades que causaban estragos y que al final las hemos dominado muy mucho. En cuanto a la rapidez de actuación, con nada. En el año 1960 también hubo una gran campaña de vacunación de la polio, y se consiguió bajar muchísimo su incidencia, pero no fue tan rápido como esto. Esto ha sido una inversión en recursos brutal para detener una epidemia que, si no tuviéramos la vacuna y los servicios sanitarios que tenemos hoy en día, hubiera causado estragos comparables con la gripe de 1918, que mató a más de 50 millones de personas en todo el mundo.
– ¿Vamos a tener que seguir vacunándonos contra el Covid-19?
– No lo sabemos. Dependerá de la evolución de los virus, si hay nuevas cepas, si las tasas de incidencia bajan o suben, cuánto durará la inmunidad, cuanto afectará eso a las personas... Todo eso nos dirá si hay que seguir vacunando o no. Lo que parece probable es que a las personas más mayores, si el virus permanece como endemia, habrá que hacerles anualmente una revacunación, como con la gripe.
«Caminamos hacia establecer, a partir del mapa genómico de cada persona, vacunas a la carta»
– ¿Existen bulos en torno a las vacunas?
– Claro, pero los bulos en las vacunas nacieron con la primera vacuna. Cuando Edward Jenner descubrió la vacuna de la viruela ya hay dibujos y escritos donde se ve a la gente con cabezas de vacas o con cuernos, porque era un producto que se consiguió a partir de la viruela vacuna, de las vacas. Hay gente negacionista o que no cree en las vacunas, o que cree que hacen daño a la población. Pero lo cierto es que cada año se salvan gracias a las vacunas entre 5 y 6 millones de vidas de niños. Y gracias a las vacunas hemos descendido brutalmente todas las enfermedades. No son perfectas como no lo es una aspirina, pero son los productos que más se estudian y se investigan.
– ¿Cómo se le hace frente a ello?
– Con la ciencia. Demostrando que están mintiendo y que es falso lo que dicen. Y en ocasiones demostrando que tienen o un afán de protagonismo o de hacer daño.
– ¿Va a ser necesario que nos vacunemos contra la viruela del mono?
– No. Primero, porque es una enfermedad de muy difícil transmisión. Y segundo, no es una enfermedad grave. Es molesta, pero no grave. Dependerá mucho de si se consigue restringir la transmisión para cortar la cadena epidemiológica y que cada vez haya menos casos. ¿En el supuesto que se debiera vacunar? Tendríamos que limitar a quién habría que hacerlo. Normalmente sería a los contactos estrechos de las personas con infección. De todas maneras, no es una enfermedad nueva.
– ¿Y por qué este revuelo?
– Porque tenemos una alarma social de pandemias. Pero es bueno que se cree una alarma porque así se pueden identificar mucho mejor estas enfermedades. La gente sabe que si tiene ese cuadro tiene que ir corriendo al médico y se tiene que aislar. Eso facilita también que haya menos contagios.
– Se hablaba hace unos meses de la posibilidad de vacunar del papiloma humano también a los niños...
– Si queremos acabar o restringir mucho la circulación del virus del papiloma hay que vacunar a hombres y mujeres. Y es importante vacunar a los niños, antes del comienzo de la edad de relaciones sexuales, porque con eso la incidencia, no solamente la del cáncer de útero en mujeres, también el de vagina, vulva, ano, pene... bajará muchísimo.
– ¿Y por qué no se ha hecho hasta ahora?
– La prioridad eran las mujeres porque el cáncer más importante o más frecuente es el cáncer de cuello de útero. También porque económicamente hay que priorizar. No nos sobra dinero para todo. Pero ha llegado el momento en que hay que hacer una mayor inversión en vacunas y menos en tratamientos.
– ¿Cómo sería el mundo si no existiesen las vacunas?
– Estaríamos en una epidemia constante. El único recurso que tenemos contra las bacterias son los antibióticos y estas son capaces, cada vez más, de escapar al antibiótico. Contra los virus tenemos muy pocas cosas. Sin vacunas no seríamos capaces de luchar, estaríamos como en la Edad Media, pandemia tras pandemia. No hubiéramos podido tener el desarrollo económico ni social que tenemos hoy en día.
– ¿Hacia dónde camina la vacunación?
– Hacia nuevas vacunas aprovechando las nuevas plataformas de tecnología que se están desarrollando y, probablemente en el futuro, a establecer, a partir del mapa genómico de cada persona, vacunas a la carta. Que el mapa genómico te diga que el paciente es susceptible al sarampión, pero no a la tos ferina.
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