No cometas estos errores a la hora de preparar las fajitas
Esta popular receta mexicana es habitualmente replicada en muchos hogares que, sin embargo, desconocen qué prácticas seguir y cuáles evitar a la hora de lograr un resultado exitoso
Lunes, 1 de septiembre 2025, 09:46
Las fajitas son una de las recetas estrella de la gastronomía mexicana. Tal es su popularidad, que es un plato habitualmente replicado en muchas casas a la hora de comer o cenar, ya que permite, además, la posibilidad de adaptar sus ingredientes a nuestro gusto.
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Las fajitas, como plato, se componen de las tortitas de trigo, por un lado, y, por otro lado, del relleno, que puede dividirse en el pack que conforman el pimiento, la cebolla y la proteína (habitualmente pollo) y las salsas al gusto, siendo las habituales la tex-mex, la de queso, guacamole o la chipotle.
Si eres de los aficionados a cocinar fajitas, o si te gustan pero nunca te has atrevido a prepararlas, has de saber que para lograr un resultado tan exitoso como sabroso es importante evitar ciertos errores durante su preparación.
El relleno, ni muy graso ni seco
Dar con un buen relleno resulta clave para tener una buena fajita, lo que implica saber encontrar el equilibrio entre la textura y la jugosidad. Porque una fajita muy grasienta resulta muy pesada y engorrosa de comer, mientras que una demasiado seca se nos va a hacer 'bola'. El acierto con el relleno vendrá determinado por el tipo de carne elegido, que preferiblemente deberá tener un porcentaje medio de grasa. Si elegimos una carne magra, habrá que aportar una jugosidad extra con el relleno, mientras que si elegimos una pieza cárnica muy grasienta, habrá que procurar eliminar ese exceso de grasa y contrarrestarla con los otros ingredientes del relleno.
Tamaño y proporciones desequilibradas
Al hilo de lo anterior, otro error común es no atender a la uniformidad en los trozos del relleno, que resulta también clave para disfrutar de una fajita con sabor y textura uniformes. Por ello, a la hora de cortar los vegetales, conviene trocear tanto la cebolla como el pimiento en juliana y con el mismo grosor, procurando asimismo que ese tamaño vaya acorde con el tamaño de los trozos de carne. Lo ideal es no colocar piezas demasiado grandes para facilitar la ingesta y evitar 'arrastrar' el relleno al morder.
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¿Y las salsas? ¿Y el picante?
Con toda la atención centrada en el relleno de vegetal y la carne, es habitual descuidar la otra parte: las salsas. En unas fajitas auténticas no puede faltar ni el picante (ya sea a base de alguna especia o sazonador o de algún ingrediente tipo cilantro o jalapeño) ni tampoco la salsa.
Todo junto y revuelto
La fajita está pensada para que, con todos los elementos sobre la mesa, cada comensal se monte la suya a su gusto. Es por ello que hay que procurar que, sobre la mesa, estén todos los elementos, pero sin mezclarlos, para dejar que cada persona elija la cantidad de salsa y picante, por ejemplo, que quiere degustar.
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Rellenar a lo loco
El relleno de la fajita no se realiza añadiendo los elementos a lo loco, sino con un orden establecido. Sobre la tortita se coloca, en primer lugar, una cucharada de la(s) salsas escogidas, seguido del relleno, que ha de ir colocado en una columna de forma vertical en el centro con la cantidad justa y necesaria (sin excederse). Por último, puedes añadir queso rallado, exprimir un poco de limón o espolvorear esa especia que tanto te gusta antes de enrollarla.
Huye de la fajita fría o recalentada
Las fajitas son un plato diseñado para consumir individualmente y para montarlas y comerlas inmediatamente después del cocinado. Es por ello que es fundamental que tanto la tortita de trigo como el relleno estén recién cocinados y bien calientes a la hora de comerlos, ya que es entonces cuando los elementos se encuentran en su mejor momento en cuanto a textura y sabor. Uno de los errores que echará por traste tu fajita será presentar cualquiera de sus elementos fríos o, lo que es peor, recalentados. ¡Se nota mucho!
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