¿Por qué aparecen las alergias?

Son una respuesta de hipersensibilidad que presenta el paciente ante el contacto con un potencial alérgeno, sea alimentario, medicamento, respiratorio, picaduras de insecto, látex…

Aparecen de repente. El paciente tiene una predisposición genética y luego hay factores ambientales. Debes haberte expuesto al alérgeno en más de una ocasión para poder presentar una reacción alérgica.

Exacto. Las alergias pueden ocurrir a partir de la segunda vez que se contacta con el alérgeno, pero una persona en edad adulta puede presentar alergia a un alimento que viene tolerando anteriormente. De repente en Navidad, comes gambas y te da alergia, aunque llevas toda tu vida comiendo gambas.

Depende del alérgeno. En una alergia respiratoria, ambiental, por pólenes, ácaros del polvo o epitelios de animales suelen ser síntomas respiratorios, rinitis, conjuntivitis o asma. En alergias con alimentos o medicamentos suelen ser síntomas cutáneos que pueden acompañarse con síntomas fuera de la piel como respiratorios, digestivos o cardiovasculares y se le llama anafilaxia.

Por supuesto. Cuanto más exposición haya al alérgeno, la respuesta de hipersensibilidad se va aumentando y la sintomatología es mayor. Por eso mucha gente acude a la consulta después de varios años presentando una sintomatología leve, pero cuando ya es moderada o grave y le interfiere en la calidad de vida es cuando consulta al alergólogo.

Un ejemplo puede ser el caso de alguien que tiene síntomas leves de asma en primavera y se maneja con un ventolín a nivel ambulatorio, con atención primaria. Cuando este asma, por seguir exponiéndote al alérgeno ambiental, adquiere más importancia y le limita para hacer deporte o dormir es cuando el paciente consulta al especialista. Igual pasa con las alimentarios: una alergia puede ser leve al principio y, si no identificas el alimento a evitar lo sigues ingiriendo , la reacción es cada vez más grave. Es entonces cuando hay un susto y se consulta al especialista. Con cada exposición a un alérgeno, hay más fabricación de anticuerpos y el sistema inmunitario es cada vez más eficaz en producir esta reacción alérgica y la sintomatología es cada vez más grave.

No. Siempre va a peor o se queda igual salvo en algún caso concreto como es el caso de la leche o el huevo, siempre y cuando el debut sea en el primer año de vida. Hay una maduración a nivel inmunitario y acaban superando naturalmente esa alergia. En los casos en los que no se da esta tolerancia natural a partir de los 3 y 5 años es cuando se debería, desde la alergología, favorecer una tolerancia mediante tratamientos de inmunoterapia.

Es un tratamiento para modular desde fuera esta respuesta inmunitaria de esta hipersensibilidad que es la alergia. Hay dos tipos, una con inyecciones subcutáneas o en gotas sublenguales para alergias respiratorias; otra que es para la alergia al veneno de avispas o abeja. También está la inmunoterapia oral para desensibilizar o inducir tolerancia en aquellos pacientes que han llegado a los 3 o 5 años de edad con alergia a leche y huevo no han alcanzado la tolerancia de forma natural. Consiste en administrar pequeñas cantidades del alimento con una frecuencia periódica e ir subiéndola para inducir desde fuera esa tolerancia.

En respiratorias, a ácaros y pólenes. Muy de lejos, a los hongos de la humedad y a los epitelios de animal. En alimentaria, depende de la edad. En los niños, a la leche y el huevo y en los adultos, sobre todo, al marisco o los frutos secos. En cuanto a medicamentos, hay más alergias a los que más se emplean: antiinflamatorios y penicilinas.

A venenos de abejas y avispas porque puede ocurrir una anafilaxis. Una reacción alérgica grave, potencialmente mortal que no te esperas y que puede acabar mal. Las que más respeto nos dan son las alergias a venenos de himenópteros (avispas o abejas).

Se sospecha por sintomatología y en la consulta hacemos tests cutáneos, sea la alergia ambiental o alimentaria. También se puede hacer con los medicamentos pero hay que hacerlos en hospital de día por el riesgo que implica. Y si las pruebas cutáneas son positivas se pide una analítica de sangre para medir los anticuerpos específicos de alergia contra el alérgeno que sospechábamos y que se ha confirmado por pruebas cutáneas en consulta. En el caso de medicamentos, junto a todo esto hay que hacer pruebas de exposición oral controlada contra el medicamento sospechoso.

Una vez y, a partir de ahí, es un control más que repetir pruebas. Interesa repetirlas en pediatría, concretamente en leche y huevo porque los pacientes van adquiriendo una tolerancia de forma natural. En una alergia respiratoria o alimentaria de adulto no habría por qué repetir las pruebas, a no ser que haya algún síntoma nuevo.